Las enfermedades profesionales en la regi¨®n se duplican en tres a?os y surgen nuevas patolog¨ªas
"Dime en qu¨¦ trabajas y te dir¨¦ lo que padeces". La medicina laboral naci¨® con esta frase hace m¨¢s de 300 a?os, de la mano del profesor italiano Bernardino Ramazzini. Hoy, la estad¨ªstica viene a sustentar esa teor¨ªa. En Madrid se registraron el a?o pasado 619 casos de enfermedades contra¨ªdas en el trabajo, casi el doble que hace tres a?os. Un dato a¨²n bajo teniendo en cuenta que s¨®lo se tratan como tales las dolencias recogidas en el cat¨¢logo oficial del Ministerio de Trabajo y que, seg¨²n los sindicatos, muchas veces el trabajador es desviado a la Seguridad Social y su enfermedad tramitada como "com¨²n".
Ninguna enfermedad laboral mortal se registr¨® en estos cuatro a?os en la regi¨®n, seg¨²n los datos de la Consejer¨ªa de Econom¨ªa, aunque las de car¨¢cter grave aumentaron en un 33% desde 1996 y se han disparado en el ¨²ltimo a?o: casi un 130% de incremento entre 1998 y 1999. El sector m¨¢s afectado es la industria, y el mayor n¨²mero de bajas se registraron en el campo de los envasadores. La construcci¨®n sigue siendo uno de los sectores m¨¢s peligrosos (las lesiones de columna y musculares son habituales, aunque lo m¨¢s com¨²n entre estos trabajadores es el accidente laboral). Las enfermedades leves, por el contrario, inciden sobre todo en agricultores y ganaderos. Aumentan en un 98% desde 1996 y en un 46% el ¨²ltimo a?o. En total, las enfermedades profesionales (EP) en la Comunidad se incrementaron en un 93% entre 1996 y 1999 (de 321 casos a 619) y en un 49% en los ¨²ltimos 12 meses (de 416 a 619).
En el sindicato CCOO se cree, sin embargo, que este aumento en el ¨ªndice de patolog¨ªas no se ha traducido en una reacci¨®n administrativa eficaz. "El problema de la siniestralidad laboral [los accidentes de trabajo] ocupa todas las atenciones y acapara los recursos. No hay casi inspecciones para detectar las causas de las enfermedades profesionales", afirma Gregorio Benito, secretario de salud laboral del sindicato.
Seg¨²n la Ley General de la Seguridad Social, se entiende por enfermedad profesional "la contra¨ªda a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena". La EP tiene la misma categor¨ªa que el accidente laboral: el afectado tiene derecho a tratamiento sanitario gratuito y a una prestaci¨®n econ¨®mica en caso de invalidez. Pero, en la realidad, s¨®lo algunas de las dolencias derivadas del ambiente laboral se tratan finalmente como tales: son aqu¨¦llas recogidas en el Cuadro de EP del Ministerio de Trabajo, que data de 1978: intoxicaciones por sustancias t¨®xicas, afecciones broncopulmonares y problemas de la piel son los tres ejes fundamentales de la lista, calificada de "obsoleta" por los sindicatos.
La Comisi¨®n Europea debate estos d¨ªas la elaboraci¨®n de una nueva lista, que actuar¨ªa de modelo para el conjunto de los pa¨ªses de la UE (aunque las competencias en ¨²ltima instancia son nacionales), destinada a "poner al d¨ªa" el cat¨¢logo actual. "Hay propuestas de incluir las lesiones de espalda, el estr¨¦s o los problemas de voz de los profesores", explica Jer¨®nimo Maqueda, del Instituto Nacional para la Seguridad y la Higiene en el Trabajo (INSHT). "Lo de la depresi¨®n ya es m¨¢s complicado, porque es muy dif¨ªcil atribuirla a un solo factor". Aunque hay precedentes: hace poco un tribunal calific¨® como enfermedad profesional el "agotamiento ps¨ªquico" provocado por el trabajo.
Pero no es la antig¨¹edad del cat¨¢logo el ¨²nico obst¨¢culo para cuantificar de manera precisa la evoluci¨®n de las EP. Seg¨²n denuncia CCOO, algunos empresarios tienden a "ocultar" el origen profesional de esas patolog¨ªas, porque su reconocimiento implicar¨ªa "cambios estructurales muy costosos" en la empresa. El trabajador acaba acudiendo a su m¨¦dico de familia, que tramita la dolencia como "com¨²n". "As¨ª, todos los a?os miles de enfermedades laborales quedan ocultas", dice Gregorio Benito.
Gran parte de las dolencias que afectan habitualmente a los ciudadanos en sus lugares de trabajo no est¨¢n reconocidas oficialmente. Muchas de ellas atacan sistem¨¢ticamente a algunos sectores:
- Envasadores. Sufren tendinitis constantes, generalmente graves, debido a los movimientos repetitivos que realizan. Este problema se ha podido observar en un estudio protagonizado por los envasadores de lechugas de Murcia, cuya manipulaci¨®n, r¨¢pida y repetitiva, del pl¨¢stico, les genera da?os irreversibles en los brazos.
- Peluqueros. Sus enemigos son dos: el asma (provocado por la manipulaci¨®n de sustancias qu¨ªmicas) y la dermatitis (afecciones de la piel, por el uso de tintes).
- Panaderos. Algunos tipos de harina y los aditivos empleados para esponjar los bollos provocan alergias y, sobre todo, procesos asm¨¢ticos.
- M¨²sicos. Pianistas y contrabajistas se exponen a diario, despu¨¦s de horas de estudio en la misma postura, a lesiones de columna; los instrumentistas de viento pueden sufrir infecciones bucales.
- C¨¢maras de televisi¨®n. M¨¢s de la mitad sufre alteraciones de rodilla (las c¨¢maras pueden llegar a pesar hasta 20 kilos); las lesiones de mu?eca, la artrosis cervical y la escoliosis (desviaci¨®n de columna) son otras dolencias comunes entre estos profesionales.
- Sanitarios. La lesi¨®n de columna es habitual entre enfermeros y auxiliares cl¨ªnicos, que levantan y ayudan a desplazarse a pacientes de todas las edades, pesos y tama?os. El contagio accidental de enfermedades infecciosas (como el sida o la hepatitis), sufrida en ocasiones por este colectivo, es uno de los casos recogidos por el reglamento como EP.
- Empleados de industrias textiles. Hasta hace unos a?os su principal amenaza era la intoxicaci¨®n por sustancias qu¨ªmicas en la elaboraci¨®n de los tintes. Hoy, con mayores controles previos, las tendinitis y los problemas musculares se han convertido en la dolencia m¨¢s habitual del gremio.
- Conductores profesionales. Sordera del o¨ªdo izquierdo (por llevar la ventanilla bajada), alcoholismo, cardiopat¨ªas, varices, problemas de sue?o, ¨²lceras de est¨®mago, hipertensi¨®n. El colectivo de taxistas, camioneros y conductores de autobuses o furgonetas es uno de los m¨¢s castigados.
El dolor de espalda, "pandemia laboral"
El cat¨¢logo de enfermedades profesionales elaborado en 1978 por el Ministerio de Trabajo, a imagen del que hab¨ªa publicado la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) 12 a?os antes, refleja las condiciones laborales de las f¨¢bricas de entonces: intoxicaciones y dermatitis por sustancias qu¨ªmicas no controladas, afecciones broncopulmonares, infecciones y ambientes ruidosos... "El tejido empresarial del 2000 es muy distinto", dice Jer¨®nimo Maqueda, del Instituto Nacional de Seguridad y Higiene en el Trabajo. "?Cu¨¢ntos ordenadores hab¨ªa en 1978? Hoy la mayor parte de las patolog¨ªas derivan no de la insalubridad del ambiente laboral, sino de la tercializaci¨®n del trabajo: movimientos repetitivos, sedentarismo, posturas est¨¢ticas... Todo eso provoca, en primer lugar, patolog¨ªas m¨²sculo-esquel¨¦ticas (principalmente, lesiones en la columna) y, en segundo, estr¨¦s y depresi¨®n", a?ade Maqueda.
Seg¨²n los datos del Ministerio de Trabajo, el dolor de espalda es el primer motivo de consulta (casi el 30%) por problemas de salud laboral; el estr¨¦s figura en cuarto lugar. Diversos estudios revelan que un 66% de las mujeres y un 57% de los hombres sufren las que han venido en llamarse "modernas patolog¨ªas f¨ªsicas": lesiones de columna, dolor cr¨®nico de espalda, articulaciones y ojos. Todo ello fruto de la "tercializaci¨®n del trabajo" y de la generalizaci¨®n progresiva del ordenador. "El dolor de espalda es hoy una aut¨¦ntica pandemia [enfermedad que afecta a casi todos los individuos de una comuni-dad] en el mundo del trabajo", concluye Maqueda.
Como muestra, un bot¨®n: el 74% de los casos de enfermedad profesional registrados en 1998 estaba relacionado con dolencias m¨²sculo-esquel¨¦ticas. Y es que, seg¨²n recogen las conclusiones del Primer Foro de Especialistas en Salud Laboral, celebrado en Valencia en noviembre de 1999, el 30% de los trabajadores espa?oles pasa m¨¢s de la mitad de la jornada laboral en la misma postura; el 36% realiza movimientos repetitivos de mu?eca, y otro 35% reconoce hacer siempre "las mismas tareas mon¨®tonas". Curiosamente, menos del 40% dice estar sometido a un elevado ritmo de trabajo.
En Francia, las lumbalgias y dorsalgias graves fueron reconocidas como enfermedad profesional en octubre de 1998. Le costaban a la Seguridad Social 225.000 millones de pesetas y la p¨¦rdida de 3,6 millones de horas de trabajo anuales.
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