Cebri¨¢n y Savater evocan "los exotismos" de la transici¨®n 'La agon¨ªa del drag¨®n' re¨²ne en la librer¨ªa Crisol a escritores, pol¨ªticos y periodistas
A pocas calles del lugar donde el delf¨ªn del franquismo, Carrero Blanco, salt¨® por los aires en 1973, Juan Luis Cebri¨¢n, Fernando Savater y Luis Garc¨ªa Montero intercambiaron ayer an¨¦cdotas, recuerdos y reflexiones sobre la transici¨®n. Un debate a prop¨®sito de La agon¨ªa del drag¨®n (Alfaguara), ¨²ltima novela de Cebri¨¢n, reuni¨® a los tres autores. "He escrito sobre el pasado para entender el presente y el futuro", afirm¨® el escritor. "La dificultad", apunt¨® Savater, "es hacerlo sabiendo que los recuerdos de la transici¨®n son, para nuestros hijos, un exotismo o, simplemente, una exageraci¨®n".
La "peligros¨ªsima" destrucci¨®n de la pol¨ªtica -"sobre todo cuando se queda en manos de la econom¨ªa y de la tecnolog¨ªa"- es, para Juan Luis Cebri¨¢n, una de las graves consecuencias del olvido de ese pasado que ¨¦l ha reconstruido en La agon¨ªa del drag¨®n. "Dos an¨¦cdotas me movieron a escribir este libro", explic¨® ayer el escritor y periodista en el foro de debates de la librer¨ªa Crisol de Madrid. "La primera fue cuando mi hijo mayor, que casi tiene 33 a?os, me dijo que no sab¨ªa qui¨¦n era Camilo Alonso Vega. ?C¨®mo era posible que no supiera qui¨¦n era un tipo que nos hab¨ªa quitado el sue?o, con el que nosotros hab¨ªamos tenido aut¨¦nticas pesadillas diarias?"."La segunda", continu¨® Cebri¨¢n, "fue la lectura de La segunda transici¨®n, libro de nuestro actual presidente del Gobierno. Pens¨¦ que alguien que escrib¨ªa eso sencillamente no se hab¨ªa enterado de que exist¨ªa una primera transici¨®n. Estas dos an¨¦cdotas impulsaron que me sentara a escribir este libro".
Una novela que recurre al esperpento como reflejo de una ¨¦poca cuya evocaci¨®n provoc¨® ayer risa y emoci¨®n entre los asistentes al debate, entre los que se encontraban el poeta ?ngel Gonz¨¢lez y el ex dirigente comunista Santiago Carrillo. Carrillo, apoyado en una pared del fondo de la sala, dijo: "Leer¨¦ este libro para conocer una experiencia que no pude vivir porque estaba en el exilio". "Al verte ah¨ª", le respondi¨® Cebri¨¢n, "cuesta creerse la normalidad que hemos alcanzado, una normalidad en la que no deben confiar tanto nuestros hijos".
Siempre presente en La agon¨ªa del drag¨®n, el miedo, dijo Savater, "no era s¨®lo ese miedo sublime a la muerte. El miedo tambi¨¦n era a cosas peque?as y sin importancia". Savater (que habl¨® de c¨®mo el franquismo enemist¨® a los espa?oles con su propio pa¨ªs, "contaminando la simbolog¨ªa colectiva de Espa?a") record¨® el estreno del Marat Sade de Adolfo Marsillach y c¨®mo se convirti¨® en un grotesco acto revolucionario en el que el patio de butacas gritaba en comuni¨®n "?viva Marat!".
Siguiendo con "los exotismos que escuchan perplejas las nuevas generaciones", el dibujante Forges -entre el p¨²blico- relat¨® c¨®mo le detuvieron una noche por re¨ªrse de un gris que corr¨ªa detr¨¢s de su gorra con la porra en la mano. "Era uno de esos d¨ªas de viento en Madrid; yo hab¨ªa salido a una farmacia de guardia cercana a la Puerta de Alcal¨¢, el viento tir¨® el gorro del gris y ¨¦l sali¨® corriendo detr¨¢s con la porra en la mano. Me entr¨® la risa. El otro polic¨ªa me vio y me detuvieron, y s¨®lo por re¨ªrme. Lo he contado muchas veces delante de mis hijos y desde luego me miran con cara de no cre¨¦rselo".
"La historia de los pueblos se construye m¨¢s de emociones que de hechos", afirm¨® el poeta Luis Garc¨ªa Montero al explicar por qu¨¦ Cebri¨¢n vuelve a los a?os de la transici¨®n no con la seguridad del ensayista, sino como novelista. Para Montero, "la reconstrucci¨®n del pasado es el camino para los que queremos elegir a nuestros padres". "Efectivamente", apostill¨® Cebri¨¢n, "yo quiero un mundo en el que los hijos puedan elegir a sus padres".
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