Pesqueros en la marejada
Las presentes elecciones guardan grandes interrogantes, propios de una pel¨ªcula de intriga. El electorado vasco se ha caracterizado siempre por garantizar a cada formaci¨®n pol¨ªtica cierto porcentaje de voto, nunca hegem¨®nico, pero siempre significativo. Quiz¨¢s ¨¦sa sea una de las razones que han alentado el radicalismo multidireccional. No importaba cu¨¢l fuera la estrategia discursiva que adoptara cualquier l¨ªder: siempre quedaban los incondicionales para cubrir con ciertas garant¨ªas la expectativa de otras veces. En Euskadi, el discurso pol¨ªtico, los variad¨ªsimos discursos, echan pocas veces las redes en busca del voto adversario. La integridad de las propias ideas partidarias garantiza una cuota que conviene no poner en juego, ya que las artes de pesca, desplegadas en cierta direcci¨®n, pueden suponer en direcci¨®n contraria la p¨¦rdida de otros bancos de peces, bancos que marchar¨ªan hacia pesqueros adyacentes. Esos endiablados mecanismos son implacables cuando el voto se halla tan fragmentado, cuando tantos pretendientes aspiran a un mismo sector sociol¨®gico o pol¨ªtico. El mapa pol¨ªtico de las presentes elecciones muestra ciertos elementos que podr¨ªan romper esa din¨¢mica: la alianza PSOE-Izquierda Unida, expl¨ªcita en ?lava y Navarra, la postura abstencionista de Euskal Herritarrok o el hartazgo que provocan los asesinatos de ETA. Es dudoso, sin embargo, que esos movimientos vayan a ser completamente previsibles. Lo ¨²nico seguro es que los va a haber y que no resulta f¨¢cil augurar su direcci¨®n. Algunos de ellos podr¨¢n incluso neutralizarse entre s¨ª o producir extra?as combinaciones. En efecto, movimientos de voto: por ejemplo, una migraci¨®n de papeletas del PNV hacia otras formaciones, aunque tambi¨¦n se puede ver al PNV ampliamente beneficiado por la abstenci¨®n de Euskal Herritarrok.
El oficio de profeta es tan arriesgado que s¨®lo se atreven con ¨¦l algunos charlatanes, pero es posible que en estas elecciones se produzcan grandes ¨¦xodos de voto, multitudinarias migraciones, y que, Euskal Herritarrok ausente, la correlaci¨®n de fuerzas sea esencialmente la misma (que sigamos estando donde estamos). La pol¨ªtica vasca es tan complicada y parad¨®jica que aceptar¨ªa volteretas electorales y, a la postre, el mismo anquilosamiento en ese queso porcentual con que termina siempre el recuento de los sufragios.
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