Emili Teixidor: "Me interesa la gente que es consciente de que va a hacer el mal"
a El escritor y pedagogo Emili Teixidor acaba de ver editado El llibre de les mosques (Edicions Proa-Columna), novela ambiciosa y de largo recorrido con la que obtuvo el reciente Premi Sant Jordi. Ambientada a caballo de la Plana de Vic en la primera posguerra -"mi personal territorio m¨ªtico", afirma el autor- y la Barcelona de los a?os sesenta, la obra reconstruye una intriga en torno a un libro secreto guardado en el Archivo Episcopal, compendio de las faltas, tentaciones y vicios en los que se ha deslizado el poder eclesi¨¢stico a lo largo de los siglos. Esto es, los dominios del mal.
El "Libro de las moscas" es un libro sin nombre real ni existencia demostrada. La leyenda dice que lo llamaban as¨ª porque estaba lleno de tachaduras y borrones -mosques, en la jerga de los impresores-, y tambi¨¦n porque sus p¨¢ginas conten¨ªan un cat¨¢logo (pringoso, de tan consultado) de los vicios y depravaciones en los que han ca¨ªdo los siervos de la Iglesia a lo largo de los siglos: algo a primera vista muy apetitoso. Cuenta Emili Teixidor (Roda de Ter, 1933) que tuvo noticia del libro a?os atr¨¢s y que la idea le pareci¨® divertida y empez¨® a seguirle la pista. Referencias, informaciones, relatos, invenciones, ese tipo de material. Quiso entonces darle forma de novela e ide¨® una ficci¨®n que giraba en torno al famoso libro y una maestra de pueblo muy recatada que se convert¨ªa en su casual depositaria. "Situ¨¦ parte de la acci¨®n en la Plana de Vic porque es un referente m¨ªtico para m¨ª", comenta Teixidor, "pero otra parte de la historia, la que ocurre en los revolucionarios a?os sesenta, sucede en Barcelona. La ciudad sirve para mostrar el contraste en la vida de la maestra, que va tomando experiencias". Poco a poco, la novela se impuso y dej¨® paso a la intriga y a una m¨¢s gen¨¦rica reflexi¨®n sobre el mal, con breves citas del libro en cuesti¨®n. "Me di cuenta de que deb¨ªa darle este tipo de estructura fragmentaria", explica el autor, "porque si me quedaba con s¨®lo un caso se parecer¨ªa a La regenta -salvando todas las distancias-, que en realidad es la ilustraci¨®n de un caso de Solicitaci¨®n. Pero yo quer¨ªa introducir algo m¨¢s: quer¨ªa que el lector se diese cuenta de que hoy en d¨ªa no vamos del todo bien; la gente cree que nos hemos ido liberando, pero veo las p¨¢ginas de los peri¨®dicos cada vez m¨¢s llenas de anuncios de sexo".
Hablando desde el pasado inmediato, pues, Teixidor puede entretener y adem¨¢s reflexionar sobre el tri¨¢ngulo Iglesia-sexo-mal en nuestra sociedad. "Le¨ª el otro d¨ªa en una revista americana una entrevista con un compa?ero del fot¨®grafo Robert Mapplethorpe, y dec¨ªa: 'Busc¨¢bamos conscientemente situaciones y actos que nos pusiesen en contacto con el mal, con el mismo Sat¨¢n'. Eso es lo que me interesa", comenta con cierto entusiasmo, y sigue: "Hoy en d¨ªa el bien est¨¢ definido; cuando alguien hace un donativo piensa que hace el bien, pero cuando dice: 'Voy a hacer una estafa', no tiene consciencia de que va por el camino del mal. Me interesa m¨¢s la gente que s¨ª tiene consciencia de que va a hacer el mal". Y la Iglesia, ?qu¨¦ papel tiene hoy en d¨ªa en la censura del mal? "Existe ese masoquismo insistente de la Iglesia para con sus s¨²bditos o fieles, que les lleva a decir: 'Recordad el dolor, que el dolor es m¨¢s beneficioso que la alegr¨ªa'. Esto es terrible. Por otra parte", contin¨²a, "la religi¨®n ha sido eliminada de las escuelas, en general, y la ¨²nica cosa que queda para afinar las emociones de los ni?os es la literatura. Tiene que ver con aquella frase que esgrimen algunos pedagogos: 'La gente que sabe por qu¨¦ vive, puede admitir entonces c¨®mo vivir'. Actualmente, todo el mundo se preocupa por c¨®mo vivir: los dominicales de los peri¨®dicos te cuentan c¨®mo amueblar la casa, c¨®mo cocinar, pero nadie te explica por qu¨¦ hace falta vivir. Estas situaciones crean unos grandes vac¨ªos que son el mal".
Como contrapunto de este mal, en la novela la maestra Eul¨¤lia representa la bondad, el contacto con el mundo infantil, un territorio que Teixidor conoce a la perfecci¨®n en tanto que novelista y pedagogo: "Para dedicarse a la pedagog¨ªa", dice, "hay que creer en la bondad universal, pero de vez en cuando hay que cuestion¨¢rsela, porque los ni?os son de una crueldad terrible. No hay m¨¢s que leer a Henry James o el ¨²ltimo libro de Arcadi Espada sobre el caso del Raval: no es que los ni?os sean malos, es que luchan por la supervivencia de una forma mucho m¨¢s bestial que los adultos, porque son m¨¢s d¨¦biles".
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