El Bayern toma el Bernab¨¦u
Exhibici¨®n y goleada del conjunto alem¨¢nante un Madrid conducido por un Ra¨²l extraordinario
El Bernab¨¦u vivi¨® un partido grand¨ªsimo. Descomunal por el lado del Bayern, que se confirm¨® como un candidato indiscutible al t¨ªtulo, que estuvo impresionante en cuanto a despliegue y en cuanto a ideas. Y grande incluso por el lado del Madrid, que m¨¢s armado de coraje que de juego y conducido por un Ra¨²l sensacional, se resisti¨® con dignidad a la derrota. Perdi¨® el partido, pero ni un gramo de autoestima. S¨®lo Anelka, muy flojo de nuevo, sali¨® malparado.El Bayern de M¨²nich tuvo un arranque arrollador. Desde el inicio dej¨® bien claras sus intenciones: conquistar cent¨ªmetro a cent¨ªmetro el Bernab¨¦u. Estimulado posiblemente por la celebraci¨®n de su centenario, el equipo alem¨¢n impuso su jerarqu¨ªa. El Madrid no supo c¨®mo contestar sus balones cruzados, c¨®mo adivinar cu¨¢ndo se iba a asociar en largo o cu¨¢ndo iba a optar por el juego corto, c¨®mo detectar los desmarques y los pases al espacio. Con una facilidad extraordinaria el Bayern se fue apropiando del partido, reduciendo al Madrid, llegando al ¨¢rea con mucha gente y por todos lados.
REAL MADRID 2BAYERN M?NICH 4
Real Madrid: Casillas; Salgado, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Geremi, Redondo, Guti (McManaman, m. 62); Anelka, Ra¨²l y Morientes (Ognjenovic, m.75). Bayern: Kahn; Babbel (Linke, m.63), Matth?us, Kuffour; Salihamidzic, Effenberg, Fink, Lizarazu; Scholl (Tarnat, m.88); Paulo Sergio y Elber (Santa Cruz, m.88). Goles: 0-1. M.20. Elber rompe la l¨ªnea defensiva del Madrid con un pase raso de primera sobre Scholl, que se planta solo ante Casillas y pica el bal¨®n suavemente. 0-2. M.23. Effenberg sorprende a Casillas lanzando directamente y muy ajustado al palo un golpe franco desde la derecha. 1-2. M.24. Ra¨²l recorta a Fink dentro del ¨¢rea y suelta un derechazo. El bal¨®n golpea en el larguero y Morientes, atento al rechace, marca en plancha. 1-3. M.38. Salihamidzic se interna por la derecha, centra a Elber, que deja de tac¨®n para la llegada de Fink, quien fusila con la izquierda desde la frontal. 2-3. M.47. Roberto Carlos centra de volea desde la izquierda y Ra¨²l cabecea a placer. 2-4. M.67. Paulo Sergio cabecea a placer, completamente solo al borde del ¨¢rea chica, a la salida de un c¨®rner. ?rbitro: Nielsen (Dinamarca). 80.000 espectadores en el Bernab¨¦u. Tercera jornada de la segunda fase de la Liga de Campeones. Grupo C. En el otro partido del grupo el Dinamo de Kiev gan¨® 2-1 al Rosenborg noruego.
No hab¨ªan pasado cinco minutos y Casillas ya hab¨ªa sentido cerca el peligro, muy cerca, en tres ocasiones. Tres apariciones del brasile?o Paulo Sergio que le exigieron al portero lo mejor de su repertorio. La defensa blanca era desbordada una y otra vez. Roberto Carlos conced¨ªa una autopista por su costado, los centrales no lograban interpretar los movimientos de Elber, y Scholl -una joya- se manejaba a su antojo por la zona de entrel¨ªneas. El complicado entramado germano en el centro del campo, adem¨¢s, impon¨ªa su ley: ganaba el Bayern todos los balones divididos y organizaba con rapidez y sentido. Del Bosque se desga?itaba para que Anelka ayudara en la presi¨®n, pero no hab¨ªa forma -no jug¨® bien el franc¨¦s y acab¨® pitado por la hinchada-.
Los goles del Bayern fueron llegando sin remisi¨®n. Y no al modo alem¨¢n, sino por abajo, adornados de un gusto exquisito. El primero fue magn¨ªfico en la elaboraci¨®n, por la rapidez con la que Elber vio el desmarque de su compa?ero, y en la definici¨®n: Scholl aguant¨® la salida de Casillas y le oblig¨® a irse al suelo antes de picar suavemente el cuero. El segundo tanto combin¨® precisi¨®n -Effenberg ajust¨® a un rinc¨®n la pelota- y picard¨ªa -remat¨® directamente la falta cuando todos se esperaban un centro-. El tercero mejor¨® incluso lo anterior. Fue una jugada deliciosa: llegada poderosa (Salihamidzic), taconazo sublime (Elber) y remate terrible (Fink).
Al Madrid apenas le dejaron pronunciar palabra en el primer periodo. Lo intent¨® por rabia, por coraje, pero realmente el Bayern no le dej¨® hueco. Hubo los arranques de siempre de Ra¨²l, el gesto inconfundible de un tipo que se resiste a la derrota, que se crece en las peores escenas. Hubo tres o cuatro zurdazos de Roberto Carlos. Y hubo un peque?o rato de dominio -entre el 1-2 y el 1-3- adornado de buenas combinaciones. Pero en la primera parte lo que hubo principalmente fue Bayern, mucho Bayern.
Fue en la segunda parte cuando el equipo alem¨¢n, sin renunciar jam¨¢s a la porter¨ªa de enfrente, baj¨® un poco el pist¨®n. Se retras¨® -tal vez fue el empuje del Madrid lo que le meti¨® dentro de su ¨¢rea- y dio prioridad a las cuestiones defensivas. Sigui¨® torturando al Madrid con extraordinarios contragolpes que partieron casi siempre de las botas de Effenberg -tiene potencia en las piernas para mandar el bal¨®n tan lejos como desee y precisi¨®n para ponerlo exactamente en el lugar elegido-, pero tuvo menos presencia.
Fue el Madrid el que llev¨® el peso tras el descanso. Le ayud¨® el gol de cabeza de Ra¨²l, que elev¨® el ¨¢nimo tanto al equipo como a la hinchada. Meti¨® el conjunto blanco un ritmo infernal al choque y hasta que le aguant¨® el cuerpo dio sensaci¨®n de estar cercano a la remontada. El partido de Ra¨²l, enorme, lo justificaba todo. La fe en el empate y hasta la vuelta del marcador. Porque fue el mejor Ra¨²l el que se vio ayer sobre el Bernab¨¦u. Carg¨® con el equipo a la espalda, dobl¨® una y otra vez a los centrales del Bayern, particip¨® en todos los goles del Madrid y no le torci¨® nunca la cara al partido. Pese a la exhibici¨®n visitante, nunca acept¨® la realidad del resultado.
No le alcanz¨® al Madrid con Ra¨²l. El conjunto blanco pag¨® esta vez una alineaci¨®n cuya descompensaci¨®n evidente -por Anelka, sobre todo- no se not¨® el s¨¢bado ante el Barcelona. Cuando mejor estaba el Madrid, el Bayern, esta vez ya s¨ª en alem¨¢n -porque lleg¨® de cabeza y en el momento m¨¢s inmerecido-, marc¨®. Y mand¨® al suelo todas las esperanzas blancas. De pronto, el Madrid not¨® que no le quedaban fuerzas.
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