"Se necesitan muchas narices para ir a trabajar con 'shador' en Barcelona"
Yaratullah Monturiol preside la Comunidad Isl¨¢mica Insha Allah, una organizaci¨®n integrada mayoritariamente por mujeres. Ella y algunas de sus compa?eras han nacido en Catalu?a, en el seno de una familia aut¨®ctona, y en un momento determinado de sus vidas decidieron convertirse al islam, con todo lo que implica. Tiene 38 a?os, est¨¢ casada y es madre de una ni?a. Considera que la curiosidad por conocer lo que hab¨ªa detr¨¢s de tantos estereotipos sobre el islam, casi todos negativos, y en particular sobre el papel que desempe?a la mujer en esa sociedad, la anim¨® a hacerse musulmana. En otros casos, el matrimonio con un musulm¨¢n es lo que las induce a profesar la religi¨®n de Mahoma. Harta de que se las compadezca y evitando toda sombra de victimismo, afirma: "A la gente le damos mucha pena, pero lo cierto es que nadie se hace musulm¨¢n pensando que va a ir de Guatemala a Guatepeor".Monturiol considera que la distancia entre los derechos que el Cor¨¢n reconoce a la mujer y la realidad de muchos pa¨ªses isl¨¢micos es grande, pero no tanto como se tiende a pensar. Consciente de que les falta por recorrer un largo trecho, ella y otra mujer, la catalana Marian Cabezos, reci¨¦n nombrada representante en Catalu?a de la Federaci¨®n Espa?ola de Entidades Religiosas Isl¨¢micas (FEERI), est¨¢n dispuestas a poner todo su empe?o en normalizar la relaci¨®n entre culturas muy distintas pero que, aseguran, pueden entenderse. Ella no se cansa de repetir que la clave para lograrlo est¨¢ en las escuelas, en un sistema de ense?anza m¨¢s permeable y con menos prejuicios que el actual.
Pregunta. La mujer espa?ola suele asociar el islam a un tiempo pasado en el que el universo femenino se reduc¨ªa al hogar y en el que casi todo lo que hac¨ªa fuera de ¨¦l estaba mal visto. ?Qu¨¦ opina usted?
Respuesta. Hace 14 siglos el Cor¨¢n asignaba un papel revolucionario a la mujer, pero lo cierto es que no hay ning¨²n pa¨ªs isl¨¢mico que reconozca en la pr¨¢ctica nuestros derechos.Tambien es verdad que en las sociedades occidentales se presume mucho de los logros de la mujer europea, y en cierto modo es verdad que han evolucionado m¨¢s, aunque no tanto como se dice, porque contin¨²an estando en un escaparate, cobran menos que el hombre por realizar el mismo trabajo y se olvida que su incorporaci¨®n al mundo laboral tiene mucho que ver con las necesidades del mercado.
P. ?Como han reaccionado los colectivos musulmanes al saber que la persona que les representa desde hace un mes en Catalu?a es una mujer?
R. No dudo que alg¨²n sector se haya molestado, pero creo que la mayor¨ªa lo acepta.Nosotras nos sentimos c¨®modas en esta posici¨®n y sabemos que tenemos much¨ªsimo trabajo por hacer para demostrar que el islam es m¨¢s permeable de lo que se cree y que nos adaptamos f¨¢cilmente a los pa¨ªses donde vivimos.
P. ?Cu¨¢les son las principales reivindicaciones que su representante quiere plantear al Gobierno catal¨¢n?
R. La ense?anza del islam en las escuelas, porque entendemos que todos los alumnos deber¨ªan conocerlo,pero las clases tendr¨ªan que impartirlas personas musulmanas. Estamos hablando s¨®lo de unas 20 horas al a?o, que, aunque son pocas, ayudar¨ªan a evitar que se den ciertas actitudes xen¨®fobas. La escuela puede hacermucho en este sentido. Tambien le hablaremos de la mezquita, que desear¨ªamos en el centro de Barcelona para facilitar el acceso a las personas que se desplazan de distintos puntos.
P. ?Como vivi¨® la comunidad isl¨¢mica de Barcelona el estallido de violencia de El Ejido, en Almer¨ªa, o los sucesos de Ca n'Anglada, en Terrassa?
R. Generaron mucha tensi¨®n tambien aqu¨ª y nos extra?aron doblemente. Tres meses antes estuvimos en Almer¨ªa con motivo de la creaci¨®n de un nuevo foro de pueblos moriscos y no percibimos ning¨²n indicio de que pudiera darse lo que ocurri¨® despu¨¦s, justo en un lugar que tiene fama de tolerante por su pasado morisco. El brote xen¨®fobo del barrio de Terrassa tambien nos sorprendi¨® porque consideramos que Catalu?a es una sociedad abierta, por su situaci¨®n fronteriza y porque tradicionalmente ha sido un lugar de paso. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en lugares donde se acumulan bolsas de pobreza, que suelen ser los sitios adonde van a vivir los inmigrantes, es m¨¢s f¨¢cil que salte la chispa de la intolerancia porque las dificultades para sobrevivir son muchas.
Yaratullah Monturiol insiste en que no deber¨ªa contemplarse el islam como una amenaza y aboga por que se reconozcan a los musulmanes afincados en este pa¨ªs los derechos que la ley recoge, que en la pr¨¢ctica no se respetan. La mejor forma que se le ocurre para evitar que se repitan hechos como los citados es trabajar m¨¢s profundamente en las escuelas para que los ni?os aprendan a respetar las otras culturas y donde se hable menos de "asimilaci¨®n". Opinan que en los tiempos que corren sobran discursos bonitos sobre la multiculturalidad, cuando la realidad demuestra que muchas escuelas est¨¢n lejos de asumirla y se desprestigia injustamente a los centros escolares p¨²blicos que acogen en sus aulas mayor n¨²mero de ni?os inmigrantes.
Monturiol y sus compa?eras de la Comunidad Isl¨¢mica Insha Allah tienen muy presente que pueden aportar su conocimiento de las dos orillas para conseguir "normalizar" la convivencia. En su af¨¢n por hacer aflorar las inquietudes de la mujer musulmana sin intermediarios, Monturiol y Cabezos organizaron en Barcelona el pasado mes de octubre el I Congreso de Mujeres Musulmanas, al que asistieron 180 compa?eras procedentes de Catalu?a, Valencia y Baleares.
Se armaron de valor y se celebr¨® a puerta cerrada, impidiendo la entrada a los hombres por temor a que su presencia all¨ª coartara a muchas congresistas. Pese a que muchos hombres nunca entendieron que no les dejaran entrar, la experiencia result¨® tan enriquecedora para ellas que han decidido dar un paso m¨¢s para abrirse a la sociedad convocando un acto en Barcelona el pr¨®ximo d¨ªa 8, coincidiendo con el D¨ªa de la Mujer Trabajadora.
Monturiol demuestra gran aplomo y evita hablar de su vida privada y de cuestiones ¨ªntimas, como la reacci¨®n de su familia cuando decidi¨® hacerse musulmana, porque piensa que ¨²nicamente le ata?en a ella. Afirma que al principio se produce un gran choque en el ¨¢mbito familiar, aunque enseguida cambia de tema para referirse a otros aspectos de una opci¨®n de vida plagada de dificultades: "Se necesitan muchas narices para ir a trabajar con shador o velo en una sociedad como ¨¦sta. Hay quien se lo toma como una provocaci¨®n".
A?ade que la decisi¨®n de llevar el velo es libre y nadie se la puede imponer a una mujer.Para ella dice que "es un v¨ªnculo personal con Al¨¢". Lo cierto es que pudimos constatar hasta qu¨¦ punto su shador se convert¨ªa en la diana de todas las miradas por la calle y al entrar en la cafeter¨ªa barcelonesa donde tuvo lugar la entrevista. Ante la persistencia y el descaro de la clientela, que no le quitaba los ojos de encima, ella reaccion¨® con naturalidad, como si no se percatara del revuelo visual que su indumentaria despertaba a su alrededor.
Tiene una gran confianza en el potencial de la mujer musulmana. Cree que cada vez son m¨¢s las catalanas isl¨¢micas dispuestas a allanar una senda plagada de dificultades para que luego, cuando transiten por ella sus hijas, encuentren menos obst¨¢culos. Saben que no va a resultarles f¨¢cil, pero est¨¢n dispuestas a no escatimar esfuerzos para lograrlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.