Los socialistas aman a los empresarios VICENTE VERD?
"D¨¦jese de milongas se?or Almunia y d¨ªganos qu¨¦ co?o piensa hacer ...". Cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, el presidente de la patronal, solt¨® este exabrupto est¨¢bamos ya en el tiramis¨² y nadie all¨ª, en la sala, hizo un respingo o alz¨® la vista del postre. Los empresarios presentes, todos caballeros y ni una se?ora entre los cien comensales empaquetados en trajes de Zegna, Loewe o Furest, mantuvieron su compostura m¨¢s el leve nivel de aroma caballar que suele reinar en los congresos de s¨®lo hombres. En realidad, estando en el Villamagna almorzando sobre manteles de lino, nadie esperaba que aquel menudo desarreglo verbal pudiera proyectarse al d¨ªa siguiente sobre las primeras planas. Y menos que Almunia, fuera del comedor, se resintiera despu¨¦s llamando "verticalista" a Cuevas en un desaire hacia la enemistad. La cosa en directo no result¨® tan ¨¢spera. Cuevas y Almunia empezaron a tutearse y el ambiente, atiborrado de testosterona, a un paso del co?ac y los puros, favorec¨ªa la bronca civil pero viril. Si los socialistas, por ejemplo, ven¨ªan de nuevo a joder los negocios con su posible gobierno anticapitalista ?c¨®mo no rechazarlos sin ninguna contemplaci¨®n? Taimados, peligrosos, destructores, nocivos, los socialistas m¨¢s sus ahora venenosos compa?eros de IU se encuentran preparando el asalto al poder y, encima, en plena operaci¨®n, el presidente de la patronal ten¨ªa que almorzar complacidamente con el jefe y contentarle. ?No era m¨¢s l¨®gico que se opusiera y hasta que lo desairara? Fue as¨ª notablemente in¨²til que Almunia tratara de aliviar los recelos de Cuevas o declarara que el PSOE de hoy era ya tan liberal como la derecha. Para Cuevas, seg¨²n pareci¨® entenderse, la mera suposici¨®n de que las siglas del PSOE conocido regresaran a la Moncloa le sacaba de quicio. Y as¨ª, ensa?ado, fue como rechaz¨® la remota posibilidad de creer las consideraciones del candidato, sin importar la conciliadora actitud pol¨ªtica o la tapizada benevolencia de toda la sala.
Suspicacias, odios, sospechas. A socialistas y empresarios les faltan acaso kil¨®metros cuadrados de conversaci¨®n para replantear las relaciones y acordar el posible proyecto com¨²n de progreso. La izquierda fue hasta ahora demasiado ignorante respecto al bien p¨²blico de las empresas, y los empresarios, como consecuencia, poco confiados en la posible transformaci¨®n actualizada e inteligente de los programas econ¨®micos socialistas. Ahora, sin embargo, Felipe Gonz¨¢lez no para de proclamar, empezando por Andaluc¨ªa y ante los campesinos at¨®nitos, la necesidad de hacerse "emprendedor"y de alabar la absoluta necesidad de sus iniciativas. P¨®ngase atenci¨®n a ese cap¨ªtulo del mitin. En Espa?a, un 90% de los universitarios descartan todav¨ªa ser empresarios y prefieren ser funcionarios. Pero ahora, coincidiendo con la primera campa?a del siglo XXI, uno de los reproches a esa actitud antiempresarial puede escuch¨¢rsele a Gonz¨¢lez y a Almunia. ?Lo silenciar¨¢ la CEOE con exabruptos?.
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