'Manzano in love'
Cuentan que do?a Eulalia no sab¨ªa d¨®nde esconderse. Que cuando escuch¨® a su marido cont¨¢ndole a todo el mundo que no pod¨ªa despegarse de ella como si fueran Agapornis casi le da un patat¨²s. Porque eso se lo dice susurr¨¢ndole al o¨ªdo y a la luz de la luna o mientras contemplan juntos el batir de las olas contra las rocas en cualquier arrecife de la mar oc¨¦ana, y es un puntazo.Pero en el sal¨®n de plenos del Ayuntamiento de Madrid, con la corporaci¨®n al completo, los periodistas, las c¨¢maras, los micr¨®fonos y flanqueado por esos dos solemnes maceros que recuerdan a los Beefeaters de la torre de Londres, pues es un corte. "Cuando uno tiene una mujer de la que est¨¢ muy enamorado, no quiere separarse de ella ni un minuto".
?sa fue la frase con la que Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano cerr¨® el pasado jueves d¨ªa 24 de febrero el pleno de la Casa de la Villa. Una sesi¨®n extra?a, por no decir surrealista, en la que despacharon noventa puntos en menos de una hora. Gobierno y oposici¨®n hab¨ªan pactado un tiempo limitado de duraci¨®n para la sesi¨®n y los segundos ten¨ªan prisa por llegar al asunto de la cuenta personal del alcalde, que es lo que m¨¢s les pone.
Ellos entienden que han mordido bien y quieren actuar como los pitbull, que no sueltan la presa ni aunque los maten. Por eso le machacan una y otra vez y van desgranando poco a poco lo de sus gastos como en una novela por entregas. Estrategia para la que se est¨¢n sirviendo de una munici¨®n que aunque probablemente nunca tendr¨¢ el calibre suficiente para llevar a Manzano ante los tribunales, s¨ª est¨¢ consiguiendo ponerle an¨ªmicamente contra las cuerdas, cuestionando su honestidad y arrastrando su imagen por el fango. Mezclando, adem¨¢s, el nombre de Mar¨ªa Eulalia Mir¨®, la amante esposa de la que se declara tan perdidamente enamorado, le dan donde m¨¢s le duele.
La imagen que el grupo socialista est¨¢ proyectando de ella con las facturas en la mano es la de una se?orona que aprovecha su condici¨®n conyugal para pegarse la gran vida viajando por todo el mundo con el marido.
Y es verdad que habitualmente le acompa?a en los viajes oficiales, aunque probablemente no mucho m¨¢s de lo que lo hac¨ªan las esposas de sus predecesores o las de los alcaldes de otras capitales. Distinto es el caso puntual de los viajes a Sevilla y Mallorca, traslados de car¨¢cter privado que el jefe de gabinete de Manzano, Felipe D¨ªaz Murillo, carg¨® a la cuenta municipal en lugar de que lo pagara el alcalde de su bolsillo. Dicen que fue un error que D¨ªaz Murillo asumi¨® como propio y cada uno puede creerse lo que quiera.
Habr¨¢ quien piense que as¨ª fue, quien considere que ?lvarez del Manzano le ech¨® cara o, incluso, que el responsable del gabinete tiene un concepto equivocado del afecto y la lealtad al jefe y trat¨® de ahorrarle unos durillos. Lo mismo sucede con ciertas limosnas y donaciones que fueron cargadas a esa cuenta restringida.
All¨ª figuran unas ayudas a la costurera de la familia, un televisor para el hogar del jubilado del pueblo alcarre?o donde don Jos¨¦ Mar¨ªa tiene su casa de campo o la famosa multa de su ch¨®fer por exceso de velocidad, que no se entiende muy bien por qu¨¦ tenemos que pagarlo los sufridos contribuyentes. En el peor de los casos, no hay duda de que si un alcalde de Madrid quiere trincar puede hacerlo a lo grande sin una sola prueba documental que pueda delatarle. S¨®lo ha de dejarse querer por las constructoras con las que contrata cientos de miles de millones en obra p¨²blica sin necesidad alguna de pringarse por cuatro perras. Una reflexi¨®n en positivo que no har¨¢ la oposici¨®n, dispuesta a llevar el castigo a sus ¨²ltimas consecuencias. Y nunca les conmover¨¢n los sentimientos amorosos del alcalde porque cuando en el a?o 1985 pillaron al concejal del PCE Nolla pagando una factura de 8.000 pesetas por un viaje privado, el grupo municipal que dirig¨ªa el se?or Manzano, con Esperanza Aguirre a la cabeza, carg¨® de forma furibunda contra ¨¦l hasta obligarle a dimitir.
Nolla hab¨ªa viajado de Madrid a Palma para un acto oficial y cambi¨® el billete de vuelta porque su hijo, que estaba en Par¨ªs, se hab¨ªa puesto enfermo. La diferencia de precio en el pasaje fue el gran delito por el que tuvo que retirarse de la pol¨ªtica.
?Qui¨¦n se atreve ahora a pedir conmiseraci¨®n para un Manzano enamorado? El amor y la pol¨ªtica est¨¢n divorciados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.