MIS LABORES Carnaval MARUJA TORRES
Ha llegado el Carnaval y, aunque a algunos pueda parecerles que empez¨® hace mucho, exactamente cuando el hombre que suele ir disfrazado de ministro de Fomento se subi¨® a un avi¨®n antiguo para disfrazarse de Lingberg/Snoopy/Ralph Fiennes (he enviado la foto fat¨ªdica a la p¨¢gina de Ralph en la red, para que tome medidas), en realidad el lado mamarrachada se inici¨® la noche del viernes. Lo dio CNN+, mientras que otros medios no consideraron necesario hacerlo. Y es que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en su mitin de C¨®rdoba, tuvo los santos pimientos de citar a Pablo Neruda.Hay que reconocer que los va sacando como si en vez de una lista de poetas preferidos tuviera un mont¨®n de fichas policiales. Neruda, en sus labios, son¨® a profanaci¨®n, precisamente la noche del d¨ªa en que Augusto Pinochet, el protegido de Aznar (el periodismo de investigaci¨®n y no de Piqu¨¦ lo ha denunciado), que tanto contribuy¨® a la muerte de Pablo, se puso en pie de nuevo en Santiago de Chile de memoria ensangrentada. Mejor ser¨ªa que el caudillo no se saliera de Romanones.
Dijo el candidato poppy que ¨¦l no necesita gritar para dirigirse a sus masas, porque (poema n¨²mero cinco de Veinte poemas de amor y una canci¨®n desesperada), m¨¢s o menos para que t¨² me oigas (o sea, el poppyp¨²blico), se me adelgaza la voz como las huellas de las gaviotas en las playas. Y, claro, comparadas con estas bajezas, las argucias carnavaleras de Almunia, tales como iniciar la fiesta en Valencia con Ala Dina (Paz Padilla) y Els Comediants, resultaron de lo m¨¢s inocente. Inocente, as¨ª es como se percibe al candidato socialista: buen t¨ªo e incapaz de bordeces. En fin.
No s¨¦ si Aznar, que de rojos entiende casi tanto como de banqueros, ha o¨ªdo voces acerca de lo muy rojo, enteramente rojo que fue Neruda. En caso afirmativo, se confirmar¨ªa el presentimiento generalizado de que, para el presidente, el rojo m¨¢s apreciado sigue siendo el rojo muerto por exceso de golpismo, vida m¨ªa, siempre estamos discutiendo.
Las calles, a su vez, est¨¢n llenas de carnavalescos detalles. Van los ni?os disfrazados de multietnia (numerosos ni?os adoptados de otras razas, con barretina; numerosos ni?os aut¨®ctonos, con fez o kufiya), y hasta al mobiliario urbano le ha alcanzado el af¨¢n, pues un buen pu?ado de farolas, al menos en Barcelona, se nos muestran en bragas. Es decir, enfundada la noble parte inferior por un cuerpo de cart¨®n do los partidos fijan sus carteles, para regocijo de mi perro, que agradece este tipo de alicientes que rompen la monoton¨ªa de sus paseos meatorios.
Por mi parte, he recordado la vez aquella en que el entonces candidato poppy a las anteriores elecciones se dej¨® vestir de Cid Campeador por el Semanal de este peri¨®dico. Ah, qu¨¦ tiempos tan di¨¢fanos fueron.
Me he puesto a hacer una lectura ¨ªntima de Neruda, a modo de desagravio, y me he dado cuenta de que, verdaderamente, hay un verso suyo que me siento autorizada a declamarle a Aznar, aqu¨ª y en cualquier parte: "Me gusta cuando callas, porque est¨¢s como ausente". ?ste, y no m¨¢s.
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