Encuestas y sondeos
El ecuador de la campa?a siempre nos ofrece un variado abanico de prospecciones electorales. Esforzadas compa?¨ªas, generalmente bajo el encargo de gobiernos o medios de comunicaci¨®n, se ejercitan en la futurolog¨ªa pol¨ªtica.
Hay varios acuerdos t¨¢citos acerca de este asunto: que las encuestas hay que hacerlas, que las empresas especializadas se partir¨¢n el espinazo formulando preguntas a los ciudadanos, que los gobiernos y los medios ofrecer¨¢n a continuaci¨®n sus previsiones, que estos resultados servir¨¢n a la gente para distraer encuentros, cafetitos y tertulias, y que, por ¨²ltimo, un porcentaje no despreciable de encuestados, a la vista de los resultados que ofrecer¨¢ la larga noche electoral, habr¨¢ mentido con total y absoluta desverg¨¹enza.
En t¨¦rminos generales, las ¨²ltimas previsiones auguran un buen resultado al PNV, que recolecta votos de Euskal Herritarrok. Por su parte, el PP mantiene una distancia de varios puntos frente a los socialistas, los cuales no rentabilizan del todo su alianza con Izquierda Unida. CiU se sostiene a la baja, y otros partidos nacionalistas, como el Bloque Nacionalista Gallego o la Chunta Aragonesista mejoran resultados o confirman expectativas.
La costumbre de nuestra democracia es que algunas de estas previsiones se cumplan con cierta fidelidad, que otras lo hagan en muy peque?a medida y que incluso otras lleguen a resultar completamente falsas. Y es que estamos rodeados de aut¨¦nticos bellacos que depositan su voto en las urnas, pero que se van por peteneras cuando les preguntan las empresas del sector. ?A qu¨¦ atribuir esta costumbre? El que escribe no conoce las causas del fen¨®meno pero reconoce que ¨¦ste se produce y que inevitablemente distorsiona la calidad de las previsiones.
De hecho, en m¨¢s de una ocasi¨®n, al salir del colegio electoral, el que escribe ha padecido el asalto de aguerridos encuestadores que indagaban con fruici¨®n acerca de su voto. Y, en efecto, a¨²n sin conocer las causas m¨¢s profundas de su conducta, siempre les ha enga?ado de la manera m¨¢s vil.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.