Un litigio entre la Comunidad y una lotera paraliz¨® el derribo del edificio hace dos a?os

"Esto se pod¨ªa haber evitado si el Ayuntamiento o quien fuese se hubiera preocupado de tener el edificio en condiciones. Es una verg¨¹enza", dice una vecina, cuya vivienda es colindante al bloque incendiado. "?Ahora vienen? ?Ahora vienen a limpiar esto?", increpaba el due?o del bar a unos operarios del servicio de limpiezas que se afanaban, provistos de una pala excavadora, en alisar y despejar de basura el descampado que circunda a la infravivienda a¨²n humeante. Otros culpaban a "la lotera" de haber retrasado la demolici¨®n por el desacuerdo que manten¨ªa con la Administraci¨®n regional.

El inmueble incendiado era parte de un bloque construido hace ocho a?os como residencia temporal para los chabolistas del barrio que estaban a la espera de ser realojados en pisos del Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA).El bloque deb¨ªa haber sido derribado hace dos a?os, pero no lo fue a causa de un litigio que manten¨ªa la Comunidad de Madrid, responsable del inmueble, con la propietaria de una administraci¨®n de loter¨ªa, primitiva y bonoloto, que ten¨ªa su despacho en la planta baja. El Gobierno regional y la lotera no se pon¨ªan de acuerdo en el local que ¨¦sta iba a recibir a cambio del que ocupaba en el inmueble siniestrado, seg¨²n un portavoz regional.

La mujer quer¨ªa un local mayor que el que le ofrec¨ªa la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas y Transportes. Seg¨²n Eva Dur¨¢n, presidenta de la Junta Municipal de Puente de Vallecas, la lotera firm¨® en abril del pasado a?o el traslado al nuevo local, ya pr¨¢cticamente acondicionado. Ahora, al fin, lo hab¨ªa conseguido: le hab¨ªan concedido un flamante local apenas a 30 metros del antiguo y "estaba a punto de irse". Cuando esto ocurriera, el IVIMA iba a pedir una orden de desalojo y derribo del edificio.

La mayor parte del inmueble fue demolido en el verano de 1998. Pero no as¨ª el esquinazo de dos plantas que ocupaba en parte el despacho de loter¨ªas. Y desde entonces estuvo lleno de toxic¨®manos.

Chatarra y cartones

Los vecinos aseguran que el primero en llegar fue uno de los fallecidos ayer. Era Miguel ?ngel, al que todos conoc¨ªan por El Cojo, debido a que arrastraba una pierna a consecuencia de una vieja lesi¨®n en un pie. Dicen los vecinos que este hombre era una especie de due?o del inmueble, que siempre sol¨ªa ir acompa?ado de perros y que se buscaba la vida recogiendo chatarra y cartones de los contenedores de basura.

El vecindario asegura que hab¨ªa denunciado repetidamente las hogueras que hac¨ªan los inquilinos del bloque okupado y los malos olores que ocasionaba la suciedad acumulada por ¨¦stos. "A veces quemaban hasta ruedas de coches y hac¨ªan una humareda terrible, pero nadie nos hizo el menor caso", se quejaba una mujer, visiblemente airada, cuyo piso es colindante.

La concejal confirm¨® que los vecinos de Entrev¨ªas se hab¨ªan quejado en varias ocasiones por la situaci¨®n del edificio, que ten¨ªa las entradas y ventanas tapadas para impedir el paso, aunque sin ¨¦xito.

La valla de extorsi¨®n que circundaba el edificio fue aprovechada por los indigentes para construir una especie de muro con colchones viejos, un tresillo desvencijado, maderas y ramas de palmera. La rudimentaria construcci¨®n confer¨ªa as¨ª al complejo una cierta apariencia de Fort Apache. Comenta un vecino que el minusv¨¢lido intentaba protegerse as¨ª de los ataques de otros indigentes que ocupan un bloque cercano y que a menudo hac¨ªan incursiones en su casa para robar chatarra o alguno de los galgos que sol¨ªa criar el minusv¨¢lido.