Teatro en el 'sex-shop'
El festival alternativo muestra su arte en un hipermercado del erotismo y la pornograf¨ªa
Se trataba s¨®lo de un experimento. Una propuesta diferente. Una muestra de teatro alternativo en un espacio peculiar: un sex-shop. All¨ª, entre v¨ªdeos er¨®ticos, fotos provocativas y ambiente de lujuria, Rodrigo Garc¨ªa, el director de La Carnicer¨ªa Teatro, se atrevi¨® a poner en escena Haberos quedado en casa, capullos.Garc¨ªa sab¨ªa que era un riesgo, pero al final decidi¨® lanzarse y llevar la obra (como parte del XI Festival Alternativo de Teatro, M¨²sica y Danza) a un min¨²sculo espacio desde el que usualmente los clientes pueden apreciar escenas de sexo en vivo y en directo a trav¨¦s de peque?as cabinas. Lo que se conoce como un peep-show.
Haberos quedado en casa no era un trabajo convencional. Se trataba, dice su director, "de una especie de seriado televisivo, pero sin hilo argumental". Teatro por entregas. Cinco mon¨®logos sin aparente relaci¨®n entre s¨ª, pero con varios elementos comunes. "?sta es una obra muy l¨²dica que ha entusiamado a la gente. El p¨²blico sab¨ªa que compraba un abono para una serie, y, por lo que hemos visto, est¨¢n superenganchados", explica Garc¨ªa.
En s¨®lo dos meses el director puso en marcha su obra; y en diez d¨ªas, los textos. El primero de los cap¨ªtulos se present¨® en una galer¨ªa de arte; el segundo, en la biblioteca del C¨ªrculo de Bellas Artes; el tercero, en el mercado de Fuencarral; el cuarto, en un majestuoso sal¨®n de la Casa de Am¨¦rica, y el ¨²ltimo, en el sex-shop Mundo Fant¨¢stico, en el n¨²mero 80 de la calle de Atocha.
Hasta all¨ª llegaron unas noventa personas que, seducidas por los mon¨®logos anteriores, decidieron seguir la obra hasta el final. Esta vez se trataba de la intensa reflexi¨®n de un padre que le explica a su hijo lo que tiene que hacer para ganarse la vida. "Es injusto que tengas que matarte trabajando", medita el personaje, interpretado por el actor Chete Lara.
"Me produc¨ªa mucha curiosidad venir a un sitio como ¨¦ste. Nunca hab¨ªa estado", dec¨ªa ?ngela, una asistente, despu¨¦s de salir de una de las cabinas. "No es normal que las chicas vengan a un lugar as¨ª, pero vine porque las obras de Rodrigo te pueden no gustar, pero nunca te dejan indiferente".
Mientras se llevaba a cabo la presentaci¨®n, el peep-show permaneci¨® cerrado al p¨²blico, pero no el resto del local, por lo que m¨¢s de un cliente con cara de asombro tuvo que dar marcha atr¨¢s cuando se encontr¨® con la sorpresa de que hab¨ªa una obra de teatro.
La experiencia para la mayor¨ªa de los asistentes fue "divertida". Y "claustrof¨®bica" para otros, como Claudia, una chica que dec¨ªa no entender el funcionamiento del peep-show. "Hace mucho calor dentro de las cabinas y son demasiado peque?as", dec¨ªa. A Gregorio, otro asistente, lo que m¨¢s le gust¨® fue la sensaci¨®n de "esp¨ªa". "Est¨¢s ah¨ª observando en la sombra, es interesante".
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