La nueva sociedad

Sin entrar en la discusi¨®n de si estamos o no en el siglo XXI, lo que si est¨¢ claro es que el siglo XX ha supuesto una redefinici¨®n del papel de las mujeres en todos los ¨¢mbitos de la sociedad. Un papel que cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s ajustado a lo que nos corresponde y a lo que queremos conseguir.El siglo de referencia ha significado una quiebra en el orden de g¨¦nero, entendiendo como tal el orden de poder que ha marcado la divisi¨®n del trabajo, los desiguales usos de los espacios y los tiempos y la jerarqu¨ªa en la relaci¨®n entre los g¨¦neros, a los que se les han atribuido valores y significados diferentes en funci¨®n de haber nacido mujer o var¨®n. Desigualdades que persisten aun, desafortunadamente, con mayor o menor intensidad en otros lugares del mundo.

Las mujeres hemos sido y somos protagonistas de la profunda transformaci¨®n de las relaciones de g¨¦nero. Hemos alcanzado una mayor cota de autonom¨ªa personal.

Se ha recorrido un largo camino de reivindicaciones en el que hemos conseguido la igualdad ante la ley y el desarrollo de pol¨ªticas de igualdad de oportunidades para las mujeres y que garantizan el ejercicio de sus derechos. En Andaluc¨ªa, estas pol¨ªticas nos permiten profundizar en el conocimiento de la situaci¨®n real de las mujeres y poner en marcha acciones positivas para compensar las desigualdades evidenciadas. En esta ¨²ltima d¨¦cada se han creado centros de informaci¨®n y atenci¨®n general, servicios de acompa?amiento al empleo, recursos y programas de atenci¨®n a mujeres v¨ªctimas de violencia, de participaci¨®n social y cultural y de apoyo al movimiento asociativo.

Son acciones que comenzaron respondiendo a la necesidad de garantizar el derecho a la no discriminaci¨®n y que se han convertido progresivamente en medidas de promoci¨®n de la igualdad de oportunidades.

Por la uni¨®n de muchas voluntades se ha conseguido un avance muy significativo en los niveles educativos y formativos, un cambio en los modelos familiares y un incremento en la participaci¨®n pol¨ªtica, social y laboral de las mujeres. Pero a pesar de todos estos avances seguimos transitando por las afueras de los centros de decisi¨®n y, es una realidad, que mientras sigamos habitando en la periferia estaremos validando un sistema que exige la homologaci¨®n con lo masculino para poder participar en lo p¨²blico y que adem¨¢s no permite abandonar el rol femenino de cuidadoras en lo familiar y dom¨¦stico.

Hoy, 8 de marzo, celebramos internacionalmente el d¨ªa de las mujeres y creo que es un buen momento para pararnos a reflexionar sobre el alcance de estos logros y los retos pendientes para construir la sociedad que queremos.

Contamos ya con el impulso suficiente para dar un salto cualitativo que asegure la presencia de las mujeres donde quiera que se tomen las decisiones. Estoy convencida que si logramos ocupar los espacios que nos corresponden se producir¨¢ un cambio estructural, redefiniendo los espacios, los tiempos, el concepto de trabajo, las relaciones personales y los proyectos de vida de mujeres y hombres. Una nueva sociedad, en definitiva una sociedad paritaria, articulada en torno a un nuevo pacto en el que las relaciones de g¨¦nero sean entendidas en el respeto a las diferencias. Por un milenio que valore el trabajo y la vida de todas las mujeres.

Rosa G¨®mez Torralbo es directora general del Instituto Andaluz de la Mujer.