Mario Vargas Llosa desvela las claves literarias y morales de su nueva novela
El escritor conversa con I?aki Gabilondo en la presentaci¨®n de 'La fiesta del Chivo'
La conversaci¨®n que sostuvieron Mario Vargas Llosa e I?aki Gabilondo, ayer, en Casa de Am¨¦rica, en Madrid, como presentaci¨®n de la novela La fiesta del Chivo, sirvi¨® como una introducci¨®n medida y envolvente al universo fascinante y contradictorio que pinta esta obra. El p¨²blico desbord¨® la capacidad de la sala y una parte tuvo que seguir el acto desde una pantalla de v¨ªdeo. La actriz Marina Saura puso un emotivo punto final al leer un fragmento de la nueva novela del escritor hispanoperuano. En primera fila, una nieta de Trujillo asist¨ªa a la presentaci¨®n.
Con suma discreci¨®n y calculado acierto, el periodista I?aki Gabilondo puso los anzuelos al escritor Mario Vargas Llosa, que fue revelando a lo largo de la conversaci¨®n algunos de los aspectos de su "cocina literaria". Primero, los personajes. La fiesta del Chivo (Alfaguara) empieza con la llegada a Santo Domingo de una mujer, Ura?a, que guarda un secreto que no se desvelar¨¢ hasta el final. "Vista desde fuera, Ura?a es una mujer que ha tenido ¨¦xito en la vida. Es abogada, ha trabajado para el Banco Mundial y ahora lo hace en un importante bufete en Nueva York", relat¨® el novelista. "Ura?a jur¨® no volver a Santo Domingo pero, m¨¢s de 30 a?os despu¨¦s, lo hace. En su infancia hay un hecho crucial que no ha podido superar. Ella representa la visi¨®n contempor¨¢nea de la dictadura de Trujillo".El segundo personaje al que se refiri¨® Vargas Llosa fue Rafael Le¨®nidas Trujillo, el dictador que domin¨® el pa¨ªs durante 31 a?os. "Cada hombre es muchos hombres", reflexion¨®. "Trujillo fue una persona cari?osa con su familia, a la que valoraba por encima de todo; sus amigos lo divinizaban y la poblaci¨®n humilde y desinformada ve¨ªa en ¨¦l a un semidios. Para sus opositores era un monstruo cruel e implacable, y alguna gente, incluso gente inteligente, lo consideraba el constructor del pa¨ªs. Yo creo que ¨¦l fue todas esas cosas al mismo tiempo y eso es lo que he tratado de mostrar".
Junto a ese ser contradictorio y complejo, estaban sus c¨®mplices: el coronel Chirinos, brazo legal del poder, y Johnny Aves Garc¨ªa, el brazo policial. "Dos tipos que resultan muy desagradables", seg¨²n acot¨® Gabilondo. "Son personajes basados en prototipos", dijo Vargas Llosa. "Son bastante repugnantes, es cierto, pero he tenido modelos que me han ayudado. Son dos puntales del r¨¦gimen. Uno domina en el campo parlamentario y hace lo posible por dar una semblanza de legalidad al r¨¦gimen. El otro es un personaje que supuran todas las dictaduras".
El otro personaje de esta trama es el presidente Balaguer. Gabilondo pregunt¨® al autor si lo hab¨ªa tratado de una manera "intencionadamente difusa". "Balaguer es el colaborador leal y eficiente de Trujillo", explic¨® el escritor. "Es un colaborador que estuvo en su c¨ªrculo durante a?os y siempre se las arregl¨® para que Trujillo lo creyera benigno. Al final el dictador lo elige para representar el papel de presidente t¨ªtere porque ve en ¨¦l 'un hombre sin ambici¨®n'. Pero al morir Trujillo surge otro Balaguer que sabe exactamente lo que hay que hacer para quedarse con el poder, y ah¨ª sigue medio ciego y con m¨¢s de 90 a?os".
El miedo y el servilismo, el miedo que envilece es un tema que, seg¨²n coment¨® Gabilondo, ha interesado en otras ocasiones al autor de Conversaci¨®n en la Catedral. "El poder es un factor de corrupci¨®n. Pero el envilecimiento de Trujillo no es s¨®lo consecuencia del poder sino una de sus estrategias. ?l humillaba a sus m¨¢s cercanos colaboradores. Se acostaba con las mujeres de sus ministros, no porque le gustaran, sino para demostrarles hasta qu¨¦ punto estaban en sus manos".
La anulaci¨®n de la voluntad y el libre albedr¨ªo en la poblaci¨®n es algo que a¨²n puede sorprender al pensar en la dictadura. "Es un pueblo infantilizado", coment¨® Gabilondo. "Es lo que debe ocurrir en Cuba o en Corea, donde un ser supremo confiere dignidad a todo lo que toca", observ¨® el autor. "La dictadura es la abdicaci¨®n de la responsabilidad".
Vargas Llosa se ha documentado exhaustivamente para esta novela, hablando con gente que vivi¨® esa ¨¦poca e incluso personas muy cercanas al r¨¦gimen. Ayer, en primera fila, silenciosa, Aida Trujillo, nieta del dictador, asist¨ªa a la presentaci¨®n. Un acto en el que tambi¨¦n estaban, entre otros, Jes¨²s de Polanco, presidente del Grupo PRISA; el acad¨¦mico Juan Luis Cebri¨¢n; V¨ªctor de la Concha, director de la Real Academia Espa?ola, y Fernando Rodr¨ªguez-Lafuente, director del Instituto Cervantes.
"?Qu¨¦ hay que hacer con las dictaduras?", le pregunt¨® para finalizar Gabilondo. "Hay que acabar con ellas", respondi¨® tajante Vargas Llosa. "Debemos tener conciencia de que es lo peor que le puede pasar a una sociedad, porque las dictaduras nos envilecen y encanallan a todos, incluso a los opositores y a los neutrales. No se puede ser neutral en una dictadura. S¨®lo h¨¦roe o canalla. Debemos castigar a los dictadores para que no terminen viviendo como estadistas jubilados. La barbarie est¨¢ aqu¨ª. No hay continente en que no est¨¦ y eso tiene las mismas fuentes que la dictadura de Trujillo. Es importante que sepamos siempre el gran valor de la libertad".
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