Candidato CondeMONCHO ALPUENTE
Con humildad y en silencio, Mario Conde lleva a cabo su perseverante y casi ignorada campa?a por hacerse con la presidencia de la naci¨®n en las pr¨®ximas elecciones generales entre la indiferencia de los medios de comunicaci¨®n, que s¨®lo se ocupan de los grandes. El exbanquero y expresidiario trata de recuperar parte del carisma que tuvo entre las masas cuando era inmensamente rico y pretendi¨® ser inmensamente famoso, rompiendo con la tradicional discreci¨®n de los plut¨®cratas, que siempre prefirieron quedar en segundo plano para no atraer el resentimiento de los m¨¢s desfavorecidos y que no les achacaran los motivos de su desfavorecimiento.Pero a Mario Conde no le hundieron los celos ni los recelos de los de abajo, sino las maniobras de sus compa?eros de oficio y beneficio, celosos de la desenvoltura con la que el espigado y engominado equilibrista hac¨ªa piruetas bajo la c¨²pula bancaria cuando a¨²n era favorito de los dioses y de los medios.
Tiene Mario Conde una biograf¨ªa de esas que quedan bien en las solapas de los libros y en los curr¨ªculos de los candidatos yanquis, y cuenta, si no con el favor, s¨ª con los r¨¦ditos de su antigua fama. Una gran parte del censo electoral, por ejemplo, reconoce mejor sus rasgos f¨ªsicos que los del candidato Joaqu¨ªn Almunia y, por supuesto, sabe mucho m¨¢s de sus andanzas y avatares que de los del pol¨ªtico socialista.
Y ¨¦se puede ser el problema. Qu¨¦ clase de individuo entregar¨ªa su confianza a este desvergonzado prestidigitador de cuentas convertido por artes de birlibirloque en encarnaci¨®n del centrismo democr¨¢tico y social, patentado y vendido en liquidaci¨®n por derribo, del CDS que le cedi¨® su primogenitura a cambio de un plato de lentejas.
No cuenta el candidato Conde con un fastuoso presupuesto para su campa?a, pero tiene en su n¨®mina de empleados a un publicista con muchas luces, probablemente el mismo que se ocupa de la publicidad de su revista, un genio al que se le ha ocurrido un eslogan de verdadero impacto. En las no muy numerosas pero elegantes vallas del CDS, junto al rostro fruncido y amartillado de su l¨ªder marm¨®reo, puede leerse: "Hace falta".
Completar la oraci¨®n se ha convertido en un sano entretenimiento popular, un acertijo que practican los ni?os en los transportes escolares, los viajeros de autob¨²s y los conductores atascados en los sem¨¢foros cuando se topan con el pasqu¨ªn de Mario Conde en la v¨ªa p¨²blica.
Hace falta... ?y penalti? Hace falta: ?morro?, ?huevos?, ?tenerla de hormig¨®n armado? ?Ser imb¨¦cil para entregar su confianza a un individuo como ¨¦ste! Las vallas de Mario Conde dan que pensar y sirven para pasar el rato en esta aburrid¨ªsima campa?a electoral a la que le faltaba su payaso, porque aunque Gil se presenta, su Gil n¨²mero uno est¨¢ pasando un bache y no tiene ¨¢nimos para muchos chistes.
Mario Conde da el tipo del payaso blanco, de cara enharinada, que s¨®lo se r¨ªe a costa de las pesadas bromas que gasta a su pareja art¨ªstica. Nadie dar¨ªa un euro por sus posibilidades de conseguir un esca?o, pero es que pocos saben de su discreta campa?a de proximidad, basada en el contacto personal con el electorado.
Hace unos d¨ªas, refer¨ªa un peque?o suelto en un rinc¨®n de las p¨¢ginas electorales de un peri¨®dico, Mario Conde visit¨® Mercamadrid, donde discuti¨® con un pescadero que tuvo la mala suerte de cruzarse en su camino, y luego se fue de copas a Chueca para llevar su centrado mensaje electoral a los pubs de ambiente gay de la zona. Acto de arrojo como no se ha visto en Aznar, Frutos o Almunia, de cuyos resultados no inform¨® la cr¨®nica.
Por haber ninguneado al candidato Conde, los reporteros gr¨¢ficos se perdieron tal vez una de las im¨¢genes m¨¢s impactantes de la campa?a electoral y los cronistas literarios dejaron pasar una oportunidad de oro para escribir una ingeniosa columna.
Tal vez propuso el perseverante Mario la creaci¨®n de un "banco rosa" que aglutinara sus ahorros, o simplemente les aconsej¨® para que centraran su voto e invirtieran en ¨¦l sus esperanzas. ?Qu¨¦ hizo para conseguirlo? ?Bail¨® por sevillanas como anta?o? ?Se desmelen¨® y desengomin¨®?
Espero impaciente la aparici¨®n de las gacetillas especializadas del barrio para conocer m¨¢s detalles, pelos y se?ales.
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