Micromitin
El constructo electoral presenta a dos personajes que parecen opuestos y sin embargo son uno y el mismo. En el espect¨¢culo que se muestra a las masas, Aznar figura de nacionalista espa?ol y Pujol de nacionalista catal¨¢n. Si esto fuera as¨ª, nadie entender¨ªa el sublime vals que est¨¢n y seguir¨¢n bailando, tan distinto del tango navajero que bailaron Gonz¨¢lez y Pujol. En realidad entre Aznar y Pujol no hay diferencia, ambos son complementarios en una pol¨ªtica al servicio, no de alguna naci¨®n, sino de los consorcios supranacionales. Ambos quieren liquidar el Estado-naci¨®n, o dicho en pedante, son sus deconstructores.La globalizaci¨®n la producen unidades financieras (legales e ilegales) cada vez m¨¢s poderosas y capaces ya de someter a las naciones surgidas de la derrota de Hitler, ¨²ltimos escollos para la imposici¨®n de un poder mundial sin control pol¨ªtico. Estos grupos han comprado casi todos los medios de persuasi¨®n audiovisual e influyen en aquellos partidos que pueden debilitar la resistencia de las ¨²ltimas naciones. Y as¨ª como Aznar tiene por primera tarea la creaci¨®n de colosos econ¨®micos que debiliten al Estado (cambiar¨ªa Euskadi entera por una buena multinacional de transg¨¦nicos), as¨ª tambi¨¦n Pujol hace 20 a?os que gobierna para los oligopolios. Un reciente libro que todos los catalanes hemos le¨ªdo pero nadie osa comentar en p¨²blico, explica con detalle la escalofriante decadencia de Catalu?a en la era de Pujol. El informe se titula Sis millions d'inocents (menys uns quants aprofitats) y lo firma el colectivo "JB Boix" bajo el que, al parecer, se oculta un antiguo consejero de la Generalitat. Aunque escrito desde el ultranacionalismo, sus conclusiones son inapelables. En 20 a?os s¨®lo han crecido los grandes consorcios.
Bajo la ret¨®rica nacionalista de Aznar y Pujol no hay sino sumisi¨®n a las ¨®rdenes de los "se?ores del aire" que describe en su libro Javier Echeverr¨ªa. La escenograf¨ªa electoral oculta una colosal acumulaci¨®n de poder en pocas manos (ninguna de las cuales pertenece a naci¨®n alguna), de la que los siervos no debemos enterarnos. Callemos pues y votemos resignados, porque frente a los liquidadores del Estado-naci¨®n no hay ya oponentes, s¨®lo resistentes. El nuevo orden feudal es de mandato divino.
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