El Ejido, mi pueblo
Aquellos que ha condenado a El Ejido desde la distancia como un pueblo racista y xen¨®fobo, han cometido una terrible injusticia. El Ejido es una tierra de oportunidades, un lugar en el que nadie es extra?o porque casi todos los han venido de fuera. Apenas medio centenar de familias hemos vivido desde el principio la incre¨ªble transformaci¨®n de un desierto en una pr¨®spera huerta bajo pl¨¢stico.Durante 30 a?os, han llegado a El Ejido miles de ciudadanos de Andaluc¨ªa, del resto de Espa?a y de un sinf¨ªn de pa¨ªses. Todos han encontrado trabajo. Pero El Ejido no es una fuente inagotable. El mercado laboral se ha desbordado y eso condena a la marginaci¨®n a muchos de los que vienen a Espa?a en condiciones precarias. Al llegar sin contrato de trabajo, sin vivienda, sin dinero, sin formaci¨®n cultural (el 70% son analfabetos) no les quedan muchas salidas. Las im¨¢genes que han dado la vuelta al mundo no reflejan la realidad de El Ejido. La ONG Movimiento contra la Intolerancia denunci¨® ante la Fiscal¨ªa del Estado que esos actos vergonzosos fueron realizados por grupos peque?os en n¨²mero que actuaban con rapidez en diferentes puntos.
Se ha condenado a todo un pueblo, casi 60.000 personas, por la actitud de unos pocos que no llegan ni al 1% de la poblaci¨®n. Si no debemos criminalizar a un colectivo, el magreb¨ª, por los delitos (robos, violaciones, asesinatos...) cometidos por algunos de sus miembros, ese mismo derecho debe amparar a los ejidenses. Los agricultores de El Ejido no son unos explotadores. Pagar 5.000 pesetas (convenio del campo) por ocho horas de trabajo es un salario m¨¢s que digno. Para controlar a los que intenten abusar es fundamental legalizar la situaci¨®n de los trabajadores. Esa es la petici¨®n del Defensor del Pueblo Andaluz: los inmigrantes deben salir de sus pa¨ªses con el contrato de trabajo. Los agricultores han pedido esta campa?a 9.000 permisos de trabajo. La Administraci¨®n s¨®lo ha concedido 3.000. Saquen sus conclusiones.- ?ngel Aci¨¦n Cara. Tomares (Sevilla).
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