UN AJUSTE DE CUENTAS
Fabi¨¢n Estap¨¦ resume en su autobiograf¨ªa, "De tots colors", la cr¨®nica social y pol¨ªtica del ¨²ltimo medio siglo
La personalidad de Fabi¨¢n Estap¨¦ est¨¢ marcada por su inclinaci¨®n a las sinuosidades del lenguaje verbal. Muchos de sus disc¨ªpulos le consideran, en el fondo, un pensador ¨¢grafo. Otros, los que han seguido con mayor empe?o la hendidura de su aparente heterodoxia, saben que el m¨¦rito de Estap¨¦ consiste en vincular las doctrinas a las circunstancias personales de sus fundadores. Con la reciente publicaci¨®n de su libro de memorias, De tots colors -Edicions 62-, Estap¨¦ satisface una deuda contra¨ªda con su generaci¨®n y repasa la Catalu?a de la segunda mitad del siglo. Las p¨¢ginas de este libro congelan im¨¢genes del pasado, como las de los mejores a?os de Juan Antonio Samaranch, Mariano Calvi?o, Jaime Castell y Gerardo Merino, protagonistas de la Barcelona azul y rancia de los a?os cuarenta y miembros del grupo jaranero conocido entonces con el nombre de brigada del amanecer. Como era de esperar, el pretexto memorialesco ha servido a Estap¨¦ para someter a juicio los ¨¦xitos o fracasos de los representantes de su generaci¨®n. En lo pol¨ªtico, ¨¦l se apunta al bando rojo con toda naturalidad y obvia ol¨ªmpicamente su colaboracionismo con el r¨¦gimen autoritario, ya que "haber trabajado en la Comisar¨ªa del Plan de Desarollo es haber contribuido a la modernizaci¨®n de Espa?a". Estap¨¦ se funde as¨ª con su antiguo jefe, Laureano L¨®pez Rod¨®, que conjuraba las inclinaciones equ¨ªvocas "ahogando el mal con sobreabundancia de bien", siguiendo el ejemplo del prelado Escriv¨¢ de Balaguer. En su autobiograf¨ªa, Estap¨¦ recuerda el comienzo de la vocaci¨®n transversal del FC Barcelona y disecciona d¨¦cadas de periodismo catal¨¢n a trav¨¦s de su relaci¨®n con La Vanguardia. "Cuando yo entr¨¦ en el peri¨®dico, dirigido por Luis Mart¨ªnez de Galinsoga, en 1955", explica Estap¨¦, "el antiguo director, Agust¨ª Calvet, Gaziel, volv¨ªa a Barcelona". Gaziel hab¨ªa pasado por traidor durante la II Rep¨²blica por dirigir un peri¨®dico escrito en castellano. "Ya sabemos c¨®mo iban las cosas entonces; incluso el poeta Foix, el pastisser de D¨¦u!, escribi¨® que Catalu?a no ser¨ªa catalana hasta que La Vanguardia se escribiera en catal¨¢n. ?Qu¨¦ le parece? Vols escriure?; doncs escriu sonets i no emprenyis, cony". Pese a las apariencias, el recurso de erudito no es una veleidad, sino el argumento esencial en el discurso del veterano economista. Sus primeras conexiones sociales se produjeron en una tertulia que, al final de los a?os cuarenta, reun¨ªa a Joan Sard¨¤ Dexeus, Joan Baptiste Solervicens, Pau Roig Giralt, Salvador Millet i Bel y Lluc Beltran, entre otros. Todos los citados pertenec¨ªan al servicio de estudios pol¨ªticos y econ¨®micos fundado por el l¨ªder de la Lliga Regionalista, Francesc Camb¨®; "?Todos menos Sard¨¤!, a quien conoc¨ª precisamente entonces", recuerda Estap¨¦. Estap¨¦ solapa el aprendizaje de aquellos primeros contactos con su descubrimiento acad¨¦mico de Schumpeter, "el segundo economista m¨¢s influyente del siglo XX, despu¨¦s de Keynes". No cree en el destino casual: "Gracias a mi maestro, Luis Garc¨ªa de Valdeavellano, conoc¨ª a Sard¨¤, el economista espa?ol m¨¢s influyente de la centuria, que entonces hac¨ªa las maletas para emigrar a Venezuela, harto de esperar la plaza de catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica que nunca logr¨®". La aventura intelectual de Estap¨¦ y su trayectoria institucional han acabado siempre encontr¨¢ndose en las aulas. Antes que nada proclama que fue rector de la Universidad de Barcelona. Ahora, varios a?os despu¨¦s de su jubilaci¨®n forzosa -"me hizo pensionista un decreto del socialista Maravall"-, imparte clases en la Pompeu Fabra tras ser repescado por el grupo de minesotos formado en torno a Andreu Mas-Colell, el em¨¦rito de Harvard (Estados Unidos), reconocido internacionalmente y citado en la London School como "el autor del mejor libro de microeconom¨ªa del mundo en la actualidad", seg¨²n Estap¨¦. Durante la posguerra espa?ola, a pesar del drama humano y pol¨ªtico que vivieron los perdedores, segu¨ªan ardiendo las brasas de una generaci¨®n brillante: la de Flores de Lemus, Sard¨¤, Valdeavellano y, por supuesto, Jaime Vicens Vives. Estap¨¦ hizo entonces grandes amigos, tambi¨¦n fuera de la Universidad, como el citado Solervicens, "un hombre que se fum¨® su gran inteligencia como el que se fuma un habano y cuya ayuda result¨® clave para Josep Mar¨ªa de Sagarra a la hora de traducir La Divina Comedia, aunque nunca firm¨®". En la misma ¨¦poca conoci¨® al fil¨®sofo Josep Maria Calsamiglia y a Alexandre Argull¨®s, represaliados ambos por haber pertenecido a la Universidad Aut¨®noma de la Rep¨²blica y fundadores de la editorial Ariel en la que particip¨® Rafael Borr¨¤s Betriu. Partiendo del recuerdo, Estap¨¦ revive malquerencias y agrieta pedestales. Su esgrima en el arte de la narraci¨®n biogr¨¢fica ha revelado un estilo bastante ¨¢cido, o menos blando de lo que aparentan sus brillantes an¨¦cdotas. Ya en 1982, Llu¨ªs Barb¨¦, en el libro Conversaciones con Fabi¨¢n Estap¨¦, apunt¨® el desparpajo del profesor ante la verdad dolorosa, aunque entonces ¨¦ste a¨²n luc¨ªa un pelaje de genio conmiserativo. En esta ocasi¨®n ha decidido dar un paso sin retorno: De tots colors es un ajuste de cuentas; con su generaci¨®n, consigo mismo y hasta con su entorno familiar m¨¢s ¨ªntimo. A sus 78 a?os, el veterano economista sigue siendo un lector incansable. Ha abandonado su antiguo piso en el Ensanche, en la calle de Casp, vac¨ªo y plagado de recuerdos, para trasladarse a un apartamento de la zona alta de Barcelona, y la casualidad le ha llevado justo enfrente del que ocupa Javier de la Rosa. Esta autobiograf¨ªa, sometida a la edici¨®n de M¨®nica Terribas, le ha devuelto su proverbial temeridad. Vaciar la memoria requiere pericia, y tambi¨¦n una considerable dosis de capacidad autodestructiva. Al Estap¨¦ oral le puede el placer de desbordar a su interlocutor: "El otro d¨ªa habl¨¦ con fulanito y todav¨ªa oigo el ruido de sus neuronas intentando captar lo que yo le contaba". Puede ser demoledor; pero encaja mal los dardos del vecino, como el que le lanz¨® Carlos Barral en A?os sin excusa al comparar la inteligencia del economista con la astucia de un "perro callejero", de esos que tienen tantos colores como tonalidades requiere la ocasi¨®n. A pesar de su fair play, Estap¨¦ nunca ha acabado de encajar aquel retrato. Para el economista, Barral ha sido siempre el menos querido de un grupo de amigos entre los que se encuentran Jaime Gil de Biedma, Alberto Oliart, Josep Maria Castellet, Juan Goytisolo y Antoni de Senillosa. Estap¨¦ es un cazador de estupefacciones ajenas. Su ubicuidad ideol¨®gica le permite defender con la misma pasi¨®n a Ortega y a Manuel Sacrist¨¢n. Es excesivo; no sirve para las distancias cortas. "Piense que estamos hablando de un tipo rudo, que puede doblar una cuchara con una sola mano", seg¨²n la versi¨®n de uno sus colegas; "de un exagerado que, en una cena con los compa?eros de c¨¢tedra, le meti¨® en el bolsillo de la chaqueta a Josep Jan¨¦ Sol¨¤ una docena de gambas fritas que hab¨ªan sobrado, gritando emportate-les Pep, que mai no se sap". Entre las monograf¨ªas de Estap¨¦ dedicadas al pensamiento econ¨®mico -Introducci¨®n al pensamiento, Una perspectiva espa?ola y Textos olvidados son las m¨¢s significativas- se encuentran dos biograf¨ªas aparentemente ins¨®litas: la de Julio Senador y la de Ibn Jaldun. Y una tercera m¨¢s pr¨®xima, la de Ildefons Cerd¨¤, cuya obra est¨¢ muy presente en la trayectoria del economista. La biograf¨ªa del notario Julio Senador fue todo un acontecimiento: "Juan Velarde me invit¨® a formar parte de la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas, y en la toma de posesi¨®n anunci¨¦ que pronunciar¨ªa un discurso en torno a Julio Senador G¨®mez. Antes de empezar, la gente me preguntaba. '?Qui¨¦n es este Senador?'. Y yo les contestaba: por eso voy a pronunciar el discurso". Sus ensayos econ¨®micos tratan de contextualizar las ideas, huyendo conscientemente de lo t¨¦cnico. Para ¨¦l, la ciencia merece tener vida, tiene que llevar nombres, apellidos y entorno social, tal como puede verse en su ensayo sobre el erario p¨²blico y la figura de Pedro Oudegherste, o en su monograf¨ªa sobre la variaci¨®n del precio del trigo y Juan L¨®pez de Pe?alver. Su capacidad dial¨¦ctica le acerca a los perfiles humanos mucho m¨¢s que a la abstracci¨®n de las ideas puras. En los nudos decisivos de De tots colors abunda la figura de Mariantonia Tous, la esposa del economista, para la cual el ajuste de cuentas es en este caso rendici¨®n incondicional. "La Tous", la chica que conoci¨® en el seminario de Valdeavellano, es la bisagra de un abanico variopinto. Todo vuelve sobre ella: "Mi felicidad tiene fecha de principio y final. Comienza el 20 de enero de 1944 y acaba el 25 de octubre de 1982". Son las fechas de noviazgo y muerte de Mariantonia Tous.
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