La temporalidad ensombrece la alta creaci¨®n de empleo
El paro afecta todav¨ªa a 2,5 millones de espa?oles, el 15,4 % de la poblaci¨®n activa, pr¨¢cticamente el doble que en EuropaJos¨¦ Antonio Jara, soldadorCharo Ruvira, administrativaManuel Mu?oz, estudiante
La econom¨ªa espa?ola ha generado casi la mitad del empleo nuevo europeo desde que se inici¨® el actual ciclo expansivo a finales de 1994. Sin embargo, el paro sigue siendo la principal preocupaci¨®n de los espa?oles, seg¨²n indica la mayor¨ªa de las encuestas. ?C¨®mo es posible esta percepci¨®n tan negativa a pesar de todo el empleo creado?La principal raz¨®n de esta inquietud obedece a que en Espa?a el paro afecta a 2,5 millones de personas, el 15,4% de su poblaci¨®n activa, pr¨¢cticamente el doble que la europea, (8,8%). Lo cual refleja lo lejos de la realidad que est¨¢ la propuesta de pleno empleo del PP. Por otro lado, una tercera parte del empleo es de una gran volatilidad, con contratos temporales, muchos a trav¨¦s de empresas de trabajo temporal (ETT), una proporci¨®n que no tiene parang¨®n en ning¨²n otro pa¨ªs y triplica la media europea.
La permanencia de la preocupaci¨®n de los ciudadanos por el paro podr¨ªa ser tambi¨¦n un reflejo de que en realidad se ha creado bastante menos empleo del que dicen las estad¨ªsticas. Seg¨²n la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA), desde que se inici¨® el actual ciclo expansivo a finales de 1994 se han creado unos 2,2 millones de empleos, de los que algo m¨¢s de 400.000 corresponden a los ¨²ltimos cinco trimestres del Gobierno socialista y 1,8 millones a los cuatro a?os de Gobierno popular. Est¨¢, pues, claro, por otra parte, que la creaci¨®n o destrucci¨®n de empleo no coincide con los gobiernos sino con los ciclos econ¨®micos.
Estas cifras, sin embargo, deben ser corregidas a la baja, ya que su instrumento de medici¨®n, la Encuesta de Poblaci¨®n Activa, (EPA), ha registrado dos importantes modificaciones, una primera en 1995 y 1996, y otra, despu¨¦s, en 1999, para adaptarla al nuevo censo de poblaci¨®n y para introducir nuevos criterios de contabilizaci¨®n. El resultado de estas modificaciones ha permitido aflorar un importante volumen de empleo ya existente y que fuentes del Servicio de Estudios del BBVA cifran en algo m¨¢s de 600.000 puestos de trabajo.
Pero a pesar de esta correcci¨®n estad¨ªstica, el empleo creado ha sido muy significativo, especialmente en Canarias, Murcia, Madrid y Andaluc¨ªa, comunidades que han registrado crecimientos de la ocupaci¨®n superiores al 25% desde 1994. Andaluc¨ªa y Madrid son las comunidades que han creado m¨¢s empleo en t¨¦rminos absolutos, con m¨¢s de 400.000 puestos de trabajo en cada comunidad.
Sin embargo, la situaci¨®n actual no es muy distinta de la de 1991, cuando la tasa de paro estaba en torno al 16% y la de temporalidad en el 32%. El problema de Espa?a sigue siendo la proporci¨®n tan baja de ocupados en relaci¨®n a la poblaci¨®n en edad laboral. As¨ª, en 1998 s¨®lo trabajaban 51 de cada 100 personas entre 15 y 64 a?os, la misma proporci¨®n que en 1990, seg¨²n datos de la OCDE. La media europea es de 61 y la de la OCDE de 65 (v¨¦ase cuadro adjunto).
El paro afecta en una mayor medida a las mujeres, cuya tasa de desempleo es del 22%, frente al 10% de los hombres. Pero el gran desaf¨ªo del mercado laboral espa?ol es su elevada temporalidad, que afecta al 32% de los trabajadores.
Un trabajo de las investigadoras B¨¢rbara Petrongolo, de la Universidad Carlos III, y Maia G¨¹ell, de la Princenton University, La transici¨®n de los trabajadores del empleo temporal al fijo: el caso espa?ol, destaca el bajo porcentaje de conversi¨®n de los contratos temporales en fijos. En 1988, un 20% de los contratos temporales se convert¨ªan en fijos, pero desde la reforma de 1994 este porcentaje ha descendido al 7%. Petrongolo se?ala que la conversi¨®n de temporales en fijos se produce en un porcentaje mayor al cabo de un a?o o a los tres a?os de contrataci¨®n temporal. Seg¨²n el citado estudio, el primer caso revela una ¨®ptima adaptaci¨®n del trabajador al puesto requerido. Pero el segundo supuesto indica que "algunos empresarios s¨®lo optan por contratos fijos cuando ya no tienen otra forma de retener al trabajador (el m¨¢ximo periodo de contrato temporal son tres a?os). En otras palabras, los contratos temporales son simplemente una opci¨®n m¨¢s barata para ajustar su nivel de empleo".
Mayores de 45 a?os
Otro de los aspectos m¨¢s preocupantes del mercado de trabajo es la dificultad de los mayores de 45 a?os para encontrar empleo. Las profesoras Sara de la Rica y Almudena Blanco, de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, han realizado un trabajo, P¨¦rdida de empleo y duraci¨®n del desempleo en los trabajadores mayores en Espa?a,en el que se?alan que "a los mayores que caen en el paro nadie quiere contratarles, independientemente de que tengan buenas o malas caracter¨ªsticas". As¨ª se?alan que el grado del nivel educativo, que cuenta mucho en el caso de los j¨®venes, es muy peque?o en el caso de los trabajadores mayores. Para Sara de la Rica, esta situaci¨®n sugiere que "los empresarios son reacios a emplear trabajadores mayores para empleos que requieren cierto nivel de cualificaci¨®n t¨¦cnica". En su opini¨®n, los incentivos fiscales para la contrataci¨®n de mayores podr¨ªan ayudar a solucionar parcialmente el problema.
Desde una ¨®ptica sindical, la evoluci¨®n positiva de la ocupaci¨®n no tiene nada que ver con la acci¨®n del Gobierno. Dolores Liceras, responsable de empleo de CC OO, es contundente: "El Gobierno no ha hecho nada en materia de empleo. Se ha encontrado con un buen comportamiento de la econom¨ªa y con el acuerdo interconfederal suscrito con la patronal". Un acuerdo que, en su opini¨®n, ha contribuido a aumentar el peso de los contratos indefinidos hasta el 11%.
Juan J. Dolado y Juan F. Jimeno son profesores de Econom¨ªa de las Universidades CarlosIII de Madrid y de Alcal¨¢, respectivamente.
En busca del pleno empleo con el modelo europeo
La sostenida reducci¨®n del paro registrada durante los ¨²ltimos a?os en la Uni¨®n Europea permite volver a plantearse "la reconquista del pleno empleo", como ha se?alado el primer ministro franc¨¦s, Lionel Jospin.Entre 1995 y 1999, la UE ha reducido de 17,8 a 15 millones su n¨²mero de parados. La tasa actual de desempleo sobre la poblaci¨®n activa es del 8,8%, dos puntos menos que hace cuatro a?os. La mejora ha afectado tanto a la poblaci¨®n laboral masculina como femenina, aunque en esta ¨²ltima la tasa de paro es mayor. El desempleo afecta al 7,6% de los hombres y al 10,5% de las mujeres europeas.
Una de las mejoras m¨¢s significativas del mercado laboral europeo se ha registrado entre los trabajadores j¨®venes, cuya tasa de desempleo ha ca¨ªdo del 21,5% al 16,8%.
Cada pa¨ªs ha aplicado sus propias recetas para reducir el desempleo y en algunos casos el resultado ha sido realmente impresionante. En Holanda, el desempleo alcanza hoy al 2,7% de los trabajadores frente al 7% de 1995. Dinamarca ha registrado una evoluci¨®n parecida y ha logrado rebajar su tasa de paro del 12% al 5,4% en el mismo periodo.
Se trata de unos resultados que pulverizan buena parte de los argumentos que sosten¨ªan la incapacidad del modelo europeo para crear empleo debido a su rigidez, frente a la mayor capacidad del norteamericano por su flexibilidad. Hoy Estados Unidos tiene un tasa de paro del 4%, superior a la de Holanda y Suiza (2,7%), similar a la de Austria (4,2%) y Dinamarca y no muy distante de la de Suecia (5,7%) o del Reino Unido (5,9%).
En Francia, la pol¨ªtica del Gobierno a favor del empleo juvenil ha sido determinante para crear 260.000 puestos de trabajo, mientras que la reducci¨®n de jornada ha "creado o preservado" otros 160.000.
"S¨®lo consigo trabajos temporales"
Jos¨¦ Antonio Jara Haba, de 54 a?os, es un experimentado soldador que tiene serias dificultades para encontrar un trabajo fijo. "Desde 1992, s¨®lo he podido trabajar tres a?os y siempre con contratos temporales", comenta. Las dificultades laborales le ocasionaron, hace poco m¨¢s de tres a?os, una dram¨¢tica ruptura con su mujer, por lo que tuvo que trasladarse a vivir con su prima. "Al no tener un sueldo fijo ni ning¨²n otro tipo de ingresos, no pod¨ªa mantener a mi familia". Ahora est¨¢ en paro y s¨®lo obtiene del Estado la ayuda familiar para mayores de 52 a?os, poco m¨¢s de 50.000 pesetas al mes. De ellas, tiene que dar 20.000 a sus hijos.
"A los 36 a?os ya me consideran mayor"
Charo Ruvira S¨¢nchez de Le¨®n es una joven ama de casa valenciana que se siente, en ocasiones, discriminada por su edad, 36 a?os, a la hora de buscar trabajo como administrativa. "Algunos de los anuncios de auxiliar administrativa que leo en los diarios limitan la edad a 30 a?os", comenta resignada. Despu¨¦s de haber ejercido tres a?os como secretaria en un despacho de arquitectos, la empresa decidi¨® no renovarle el contrato, que esta vez hubiera sido indefinido. Desde entonces ha trabajado seis meses en una cl¨ªnica dental. Actualmente Charo Ruvira aprovecha esta situaci¨®n para preparar unas oposiciones.
"Es dif¨ªcil trabajar y estudiar a la vez"
Manuel Mu?oz Mateo es un joven estudiante sevillano que cursa el ¨²ltimo a?o de carrera. En la actualidad busca empleo, pero reconoce que "es sumamente dif¨ªcil encontrar un trabajo de media jornada para poder seguir estudiando".Su ¨²ltima ocupaci¨®n fue como camarero en un restaurante de comida r¨¢pida en Salou (Tarragona) durante el pasado verano.
Con anterioridad fue monitor de baloncesto en el Ayuntamiento de su pueblo, pero el escaso sueldo, 15.000 pesetas al mes, le oblig¨® a dejar su puesto. Desde septiembre est¨¢ en las listas del paro ya ha aprovechado este tiempo para hacer un cursillo de teleoperador.
El mercado de trabajo: luces y sombras
La evoluci¨®n del mercado laboral es el principal activo que el Gobierno del PP presenta al electorado de cara a refrendar su mandato en las pr¨®ximas elecciones. En 1996, el n¨²mero de parados era de 3,5 millones, por lo que la tasa de paro superaba el 22,2%; la tasa de temporalidad era del 34%, y s¨®lo 48 personas de cada 100 en edad de trabajar lo hac¨ªan.A finales de 1999, el n¨²mero de parados se hab¨ªa reducido a 2,6 millones, la tasa de paro hab¨ªa ca¨ªdo al 15,4%, todav¨ªa muy por encima de la media de la Uni¨®n Europea, y m¨¢s de once puntos por encima de la de EEUU, y la tasa de empleo hab¨ªa subido al 54%. Incluso reconociendo los sesgos al alza en las cifras de creaci¨®n de empleo, por los cambios metodol¨®gicos de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa, los resultados de este cuatrienio han superado a las expectativas m¨¢s optimistas.
No obstante, a pesar de los ¨¦xitos, subsisten graves problemas en el funcionamiento del mercado de trabajo. En primer lugar, el aumento del empleo necesario para alcanzar una tasa de empleo similar a la media del resto de pa¨ªses de la UE, y no digamos a la de EEUU, es todav¨ªa considerable. En segundo lugar, no conviene olvidar que el empleo en Espa?a experiment¨® a finales de los ochenta una evoluci¨®n favorable similar a la actual, s¨®lo para perder gran parte de los empleos creados en la siguiente recesi¨®n: en el cuatrienio 1987-1991 se crearon 1,2 millones de puestos de trabajo y la tasa de paro se redujo desde el 20,5% hasta el 16,3%, mientras que durante la recesi¨®n de 1991-1994 se destruyeron casi 900.000 empleos y la tasa de paro volvi¨® a aumentar por encima del 24% en 1994. Por tanto, conviene estar alerta ante la posibilidad de que la historia se repita.
Es aqu¨ª donde surgen las sombras. La tasa de temporalidad, que es la m¨¢s alta de todos los pa¨ªses occidentales, apenas ha variado (32%), pese a que, como consecuencia de la introducci¨®n de nuevos contratos permanentes con indemnizaciones m¨¢s reducidas (33 d¨ªas), y, sobre todo, la existencia de generosas bonificaciones de las cotizaciones de la Seguridad Social, la proporci¨®n de la contrataci¨®n indefinida en la nueva creaci¨®n de empleo se ha disparado al 70%. Otro grave problema es el del paro de larga duraci¨®n, que provoca la persistencia de la tasa de paro, cuya magnitud todav¨ªa est¨¢ situada en casi el 50% del paro total. La eficacia de las pol¨ªticas activas del mercado de trabajo y, sobre todo, de la formaci¨®n ocupacional y continua, sigue estando por demostrar y, como alg¨²n caso reciente ha puesto de manifiesto, no parece ser un an¨¢lisis coste-beneficio riguroso el que determina la asignaci¨®n de los fondos p¨²blicos que financian estas actuaciones. Aqu¨ª cabe apuntar una vez m¨¢s que la formaci¨®n ocupacional y continua no pueden sustituir a un buen sistema educativo y que nuestro sistema, con una educaci¨®n secundaria degradada, un sistema de formaci¨®n profesional lejos de las necesidades reales de las empresas y una Universidad mal dotada con claros indicios de "desajuste educativo", tiene mucho por mejorar. Por encima de los problemas globales, lo que realmente caracteriza a nuestro mercado de trabajo son las diferencias en la incidencia del desempleo por sexos y edades: las mujeres y los j¨®venes tienes tasas de paro dos y tres veces superiores, respectivamente, a la tasa de paro de los varones mayores de 30 a?os, y todo ello, pese a que sus niveles educativos han aumentado extraordinariamente en los ¨²ltimos quince a?os. La escasa movilidad geogr¨¢fica, el sistema de contratos de empleo y el car¨¢cter centralizado en el ¨¢mbito sectorial-provincial de la negociaci¨®n colectiva son factores que, sin duda, contribuyen a dichos desequilibrios.
La lista de asignaturas pendientes es todav¨ªa extensa. La estabilidad de la zona euro proporciona nuevas oportunidades que hay que saber aprovechar. Esperemos que el nuevo Gobierno que surja de las elecciones tenga la convicci¨®n y la capacidad suficientes para hacer bien los deberes.
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