Interrogantes para una cat¨¢strofe

Nadie ha explicado a¨²n qu¨¦ pas¨® la madrugada del lunes, c¨®mo empez¨® el fuego ni c¨®mo se propag¨® de una forma tan feroz sin que lo advirtiera ninguno de los seis inquilinos del bloque. Sin que lo detectaran siquiera los perros, dos de los cuales fueron hallados carbonizados, al lado de Juan ?ngel Bautista. "No vemos claro lo que pas¨®. El grupo de Homicidios de la polic¨ªa nos ha dicho que el fuego empez¨® en la planta de abajo. Y mi hermano y los otros cuatro muertos estaban en el piso de arriba. ?C¨®mo es posible que no olieran el humo y no tuvieran tiempo de escapar? Estamos dispuestos a llegar donde sea y a contratar un abogado, si hace falta, con tal de aclarar qu¨¦ pas¨®", advierten las hermanas Bautista. A ¨¦stas no les encaja tampoco que el solitario Juan ?ngel hubiera aceptado compartir techo con otras personas. Pero el hecho cierto es que lo hac¨ªa desde hace meses.Es verdad que en la vivienda hab¨ªa mucho material inflamable (cartones, maderas, ropas, colchones, pl¨¢sticos...), pero es dif¨ªcil de explicar por qu¨¦ nadie oli¨® el humo hasta que ya era demasiado tarde. Tan tarde como para que el cuarto donde dorm¨ªan las v¨ªctimas se convirtiera en una ratonera infernal.

Bartolom¨¦, el ¨²nico superviviente, s¨®lo recuerda que alert¨® a los dem¨¢s cuando todo estaba ardiendo y c¨®mo despu¨¦s de saltar a la calle vio a Juan Beltr¨¢n tras una ventana arranc¨¢ndose la ropa envuelta en llamas mientras intentaba proteger con su cuerpo a su novia Patrocinio.