Serra anuncia que dejar¨¢ el liderazgo del PSC en el congreso del pr¨®ximo junio

VIENE DE LA P?GINA 1 La pretensi¨®n de Serra al anunciar a tres meses del congreso que no se presentar¨¢ como candidato a la reelecci¨®n como primer secretario es, precisamente, la de evitar una crisis en el PSC. En el seno del partido es ampliamente compartida la opini¨®n de que ha llegado la hora de un relevo generacional en la c¨²pula dirigente y por eso las primeras reacciones de los cuadros m¨¢s j¨®venes fueron positivas. Si Serra hubiera demorado el anuncio o hubiera intentado continuar, el debate del pr¨®ximo congreso se habr¨ªa reducido a la pugna por hacerse con la direcci¨®n.

El diputado Joan Ferran, secretario de organizaci¨®n de la federaci¨®n de Barcelona, una de las m¨¢s importantes del partido, dijo que el sucesor ser¨¢ alguien probablemente con experiencia adquirida en el gobierno local, "que no haya estado implicado en responsabilidades destacadas durante la etapa de Felipe Gonz¨¢lez" y que deber¨¢ ser suficientemente joven como para no pertenecer al grupo de los fundadores.

Pero nadie se atrev¨ªa ayer entre los socialistas a adelantar nombres para la sucesi¨®n. Serra dijo que "aunque lo tuviera pensado, no lo dir¨ªa". Algunos dirigentes apuntaban los nombres del secretario de organizaci¨®n, Jos¨¦ Montilla; de los alcaldes de Barcelona y Girona, Joan Clos y Joaquim Nadal, y de la alcaldesa de Mollet del Vall¨¨s, Montserrat Tura.

Serra comenzar¨¢ de inmediato una ronda de consultas con los principales dirigentes para buscar un acuerdo "entre las familias y las sensibilidades" del partido. Eso significa que intentar¨¢ un consenso entre los obiolistas, el grupo de los alcaldes conocido como los institucionales, los maragallistas y los dirigentes de las principales federaciones territoriales. Jos¨¦ Borrell ser¨¢ uno de los primeros, tan pronto como regrese de Chile, adonde acudi¨® para asistir a la toma de posesi¨®n del presidente Ricardo Lagos. Borrell es uno de los dirigentes del PSC m¨¢s apreciados por los militantes, pero dif¨ªcilmente cuajar¨ªa un consenso en torno a ¨¦l como primer secretario.

Reacci¨®n de la derecha

Desde que accedi¨® al Gobierno en enero de 1983, Narc¨ªs Serra ha contado con la inquina de CiU y de los conservadores catalanes. Esto se reflej¨® ayer en la forma en que los portavoces de los nacionalistas acogieron el anuncio de su retirada. Jordi Casas, portavoz de Uni¨® Democr¨¤tica, mantuvo que Serra ya no deb¨ªa haber sido primer secretario despu¨¦s de haber salido del Gobierno socialista "por la puerta falsa", informa Efe.

El secretario de organizaci¨®n de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica, Llu¨ªs Corominas, afirm¨® que "estaba cantado" que no se hab¨ªa llevado a cabo la renovaci¨®n de los socialistas catalanes y sostuvo que "ahora se ven obligados por los resultados negativos".

?sta fue tambi¨¦n la opini¨®n de Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz, presidente del Partido Popular de Catalu?a. Dijo que la retirada es una consecuencia de la "derrota" que los socialistas sufrieron el pasado domingo. "En cualquier caso", agreg¨® en tono ir¨®nico, "lamento que el catal¨¢n m¨¢s importante del siglo, como dijo Pasqual Maragall, deje el cargo". Tampoco Joan Puigerc¨®s, diputado de ERC, fue muy amable con el dirigente socialista. Le calific¨® de "funambulista", aunque reconoci¨® que con su decisi¨®n ha demostrado que no quiere perpetuarse en el cargo.

El presidente de Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V), Rafael Rib¨®, dijo que respeta "much¨ªsimo" la decisi¨®n de Serra. La interpret¨® como un elemento m¨¢s de "la cadena de cambios" en las c¨²pulas de los partidos provocada por las elecciones del 12 de marzo y la p¨¦rdida de votos que ha sufrido la izquierda en su conjunto.

Narc¨ªs Serra cerr¨® la pasada campa?a electoral interpretando al piano -una de sus grandes pasiones- La Internacional. No estaba en el gui¨®n preparado por sus asesores y seguramente hac¨ªa muchos a?os que no la tocaba en p¨²blico. Pero el comp¨¢s casaba a las mil maravillas con la nueva sinton¨ªa inaugurada en el Partido Socialista tras el pacto con IU y Serra, como tantas otras veces, se adapt¨® con rapidez a los nuevos tiempos. Fue un ejemplo m¨¢s del pragmatismo que le hab¨ªa permitido sobrevivir a todas las batallas en el Partido Socialista y, con discreci¨®n, convertirse en el catal¨¢n que m¨¢s poder ha tenido en Madrid en este siglo.Su nombramiento como vicepresidente del Gobierno por parte de Felipe Gonz¨¢lez en 1991 sorprendi¨® en las filas de su propio partido. Pero Serra hab¨ªa superado retos tan significativos como ser consejero de Obras P¨²blicas en el primer Gobierno de la Generalitat de Josep Tarradellas (1977-1979), ejercer de primer alcalde de Barcelona tras la recuperaci¨®n de la democracia (1979-1982), abrir el proceso que culmin¨® en la organizaci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992 y ser el ministro de Defensa que reform¨® y moderniz¨® el Ej¨¦rcito espa?ol cuando todav¨ªa se percib¨ªa el eco del ruido de sables de febrero de 1981. Adem¨¢s, a la hoja de servicios inclu¨ªa otro activo, poco frecuente en el mundo de la pol¨ªtica: todo este trabajo lo hab¨ªa desempe?ado con gran discreci¨®n. Una virtud rara entre los pol¨ªticos, imprescindible para llevar a buen puerto determinadas tareas, pero un inconveniente para la pol¨ªtica basada en la imagen y la comunicaci¨®n y que en ocasiones ha sido interpretada como falta de transparencia y confianza.

Su ca¨ªda del Gobierno, no obstante, fue ruidosa. En junio de 1995 se vio obligado a renunciar a la vicepresidencia con motivo del esc¨¢ndalo del Cesid y de las escuchas telef¨®nicas a numerosas personas, entre ellas el Rey, presuntamente ordenadas por el Ejecutivo socialista. Era el momento culminante de la estrategia de acoso y derribo contra el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez y la renuncia de Serra, miembro de todos los Gobiernos socialistas desde 1982, fue la antesala de la derrota del PSOE.

El poder de Serra en Madrid no se limit¨® al Gobierno. Fue uno de los impulsores de la renovaci¨®n en el PSOE que desplaz¨® a Alfonso Guerra, renovaci¨®n que ¨¦l ha procurado que no le alcanzara a s¨ª mismo. Tras salir del Gobierno volvi¨® a centrarse en Catalu?a, con dedicaci¨®n plena al partido, y en 1996 fue elegido primer secretario en sustituci¨®n de Raimon Obiols. Su misi¨®n era desempe?ar un factor de equilibrio entre las diversas familias y poner al PSC enteramente a disposici¨®n de Pasqual Maragall para auparlo a la presidencia de la Generalitat. Casi lo consigue, pero cinco meses despu¨¦s de las auton¨®micas, y a punto de cumplir 57 a?os, anuncia que dejar¨¢ la primera l¨ªnea del PSC aunque seguir¨¢ como diputado.