Los campesinos juran ser fieles a la paz
El d¨ªa anterior al viaje, los campesinos que regresaron se plantaron en la mitad de la cancha de baloncesto del polideportivo, su refugio de a?os, y frente a sus compa?eros alzaron la mano derecha, con una vela encendida en la izquierda, y juraron cumplir con los compromisos del pacto de vida. "Soy poblaci¨®n civil y no participo en los enfrentamientos ni en operaciones militares. Soy de la comunidad negra y no porto armas ni entrego informaci¨®n a las partes. Mi compromiso frente a la guerra es defender la vida sin participar directa ni indirectamente en la guerra. Mantener nuestra memoria para buscar la justicia que lleve a la paz. Tomar decisiones consultando siempre nuestros cinco principios de proyecto de vida . Mi compromiso frente a la naturaleza es defender la vida natural frente a todos los abusos. Participar de actividades de formaci¨®n y trabajo del combo del que hago parte. Escuchar la opini¨®n de otros y acatar la autoridad de matriarcas y patriarcas."Luego, uno a uno, firmaron la hoja de compromisos, pusieron su huella y protegieron el papel en bolsas pl¨¢sticas antes de guardarlo en el bolsillo. "Si aparece un grupo armado le muestro mi compromiso de vida", dice Jes¨²s Jaramillo. "Les digo: se?ores, tenemos compromisos; no podemos aceptarlos". Desperdigadas por la selva hay 11 vallas colgadas de los ¨¢rboles donde se advierte que en un territorio de vida no se admiten armados.
"No nos conviene ninguna clase de amistad ni contacto con ninguna parte. Si uno se pone del lado de uno, el otro se le echa encima", apunta Jaramillo. Y son claros: si alguien, por ejemplo, sale en la noche y se sabe que habl¨® secretamente con miembros de grupo armado, ser¨¢ expulsado de la comunidad.
La Casa de Justicia es el eje del plan de protecci¨®n pactado con el Gobierno. All¨ª est¨¢n representados la Fiscal¨ªa, la Defensor¨ªa del Pueblo y la Procuradur¨ªa (fiscal¨ªa de los funcionarios p¨²blicos). Se garantiza as¨ª presencia estatal no armada.
La casa a¨²n no est¨¢ montada, la Fiscal¨ªa no ha designado su delegado, tampoco est¨¢ la dotaci¨®n que les garantice el cumplimiento de sus funciones. Debe existir, entre otras, comunicaci¨®n entre esta casa y la brigada del Ej¨¦rcito. As¨ª se podr¨¢ activar un sistema de "alertas tempranas", para solicitar intervenci¨®n de la fuerza p¨²blica en caso de amenaza de actores armados. Pero ¨¦stos no podr¨¢n entrar al territorio de vida, salvo solicitud de la Casa de Justicia, para evitar que las comunidades sean convertidas en objetivo militar.
"Gracias a Dios y a la ayuda internacional estamos aqu¨ª; s¨®lo por parte del Gobierno ya nos habr¨ªan acabado", dice Pedro, otro de los patriarcas de Vida Nueva, preocupado por los incumplimientos del Gobierno. Entre los acompa?antes internacionales hay tambi¨¦n tensi¨®n. Se cuestionan hasta d¨®nde sirve su presencia. Hace apenas una semana en San Jos¨¦ de Apartad¨®, una comunidad de paz, a pesar de la presencia de ONG extranjeras, los paras entraron y asesinaron a cinco personas. Hay denuncias sobre participaci¨®n de miembros del Ej¨¦rcito en esta masacre.
"Estaremos pendientes, entre otras, de la red de apoyo internacional para reaccionar de inmediato ante una amenaza", dice el espa?ol Jorge Ruiz, de Brigadas Internacionales de Paz. Otra espa?ola, Mar¨ªa Paz Bermejo, de la reci¨¦n creada oficina de ACNUR en Urab¨¢, anunci¨® a los pioneros del retorno: "Seguiremos de cerca este ejemplo hist¨®rico de organizaci¨®n". Y todos los miembros de esta comunidad de autodeterminaci¨®n, vida y dignidad, que se regir¨¢ por el Consejo Comunitario Mayor de la Cuenca del Cacarica, se sienten orgullosos de su organizaci¨®n. "Alguna vez en la vida ten¨ªa que suceder que unas comunidades reclamaran sus derechos al Estado. Lo hicimos y puede que no siempre con buena voluntad, pero nos escucharon", remata Marco.
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