China, una y trina M. ?. BASTENIER
Durante el ¨²ltimo medio siglo ha habido en la pr¨¢ctica geopol¨ªtica dos Chinas. La Rep¨²blica Popular de Pek¨ªn y el r¨¦gimen insular de Taipei, constituidas ambas en 1949 con la victoria comunista en la guerra civil y la retirada de los nacionalistas a Taiwan. Pero los dos enemigos ac¨¦rrimos, el marxista Mao Zedong y el prooccidental Chiang Kaichek, estaban patri¨®ticamente de acuerdo en que China segu¨ªa siendo s¨®lo una, aunque ambos pretendieran ser su ¨²nico y leg¨ªtimo representante. Pero hoy, con la elecci¨®n como presidente de Taiwan de Chen Shui-bian, comedido partidario de la separaci¨®n o independencia formal de la isla, se pone seriamente sobre el tapete la posibilidad de que un d¨ªa existan oficialmente dos Chinas, adem¨¢s de dos Estados chinos como en la actualidad.Tres jaculatorias pol¨ªticas expresan el ayer, el presente y el eventual futuro de la cuesti¨®n china.
La primera es una naci¨®n y dos Estados: la naci¨®n es indivisible, aunque temporalmente cada una de las dos Chinas sea la provincia rebelde de la otra; por ello, tanto Mao como Chiang consideraban que la fuerza militar pondr¨ªa un d¨ªa fin a lo que s¨®lo puede ser una anomal¨ªa. Esa visi¨®n est¨¢ vigente todav¨ªa hoy, con los dos l¨ªderes desaparecidos hace ya un cuarto de siglo, entre la mayor parte de la clase dirigente de Taiwan, lo que le permite a la isla ser en la pr¨¢ctica independiente, sin traicionar la esperanza de que un d¨ªa volver¨¢ a reinar sobre toda China.
La segunda es la de un Estado y dos sistemas. Con ella, Pek¨ªn ofrece desde hace unos a?os a la isla un modelo de reunificaci¨®n similar al que ha permitido en 1997 la retrocesi¨®n de Hong Kong a China, manteniendo en la ex colonia unas instituciones b¨¢sicamente representativas. Todos los gobernantes de Taiwan han rechazado, sin embargo, el ofrecimiento, porque la isla es una democracia desarrollada que no ganar¨ªa nada con la reunificaci¨®n. Por eso, su respuesta ha sido que, para hablar, primero que se democratice el r¨¦gimen de Pek¨ªn, sabiendo que ninguna de las dos partes ve el asunto con particular premura.
Y la tercera es la de dos naciones y dos Estados, que se har¨ªa realidad si la isla dejara de llamarse China para convertirse en Rep¨²blica de Taiwan.
El desigual desarrollo pol¨ªtico y econ¨®mico de las dos Chinas hace que tambi¨¦n las opiniones p¨²blicas respectivas vean el futuro de la cuesti¨®n de manera muy diferente. El caso se parece, curiosamente, al de la Rep¨²blica de Irlanda y el Ulster, pero trocando los papeles. El peque?o, la minor¨ªa cat¨®lica de Irlanda del Norte, quiere la anexi¨®n a la Rep¨²blica, pero el mayor, los irlandeses del Eire, se lo toma con calma por todo el problema de convivencia que la uni¨®n plantear¨ªa; en el caso chino, en cambio, es la minor¨ªa de Taiwan la que no quiere que la engullan, mientras la mayor¨ªa continental ans¨ªa la reunificaci¨®n. El desarrollo econ¨®mico y la democracia apaciguan los fervores.
Notables cuestiones apuntan, en cualquier caso, a que ni el patriotismo continental ni el separatismo insular se toman a s¨ª mismos totalmente en serio.
China necesita la anuencia de la Uni¨®n Europea, que parece estar al caer, para ingresar en la Organizaci¨®n Mundial de Comercio, mientras espera una votaci¨®n del Congreso norteamericano en ese mismo sentido, y no parece que Pek¨ªn quiera arriesgarse a una negativa. Y al tiempo que en las ¨²ltimas semanas se cruzaban amenazas de invasi¨®n y declaraciones numantinas, China y Taiwan firmaban a finales de enero en Hong Kong un principio de acuerdo para que la isla pudiera enterrar en el continente millares de toneladas de residuos nucleares. Pek¨ªn asum¨ªa con ello los desperdicios del desarrollo de la otra China mediante el cobro del canon correspondiente.
Por eso, la idea matriz y motriz de la relaci¨®n entre los dos Estados a¨²n es, pese a la terrible bofetada moral que ha recibido Pek¨ªn con la elecci¨®n de un presidente taiwan¨¦s, de que China s¨®lo hay una. Y todo ello aunque en realidad no haya ni siquiera dos, sino tres, contando como tercera China la ciudad Estado de Singapur, donde el 80% de la poblaci¨®n es china, la lengua oficial es el chino mandar¨ªn y todos los presidentes y jefes de Gobierno han sido chinos. China es, por tanto, una y trina.
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