Primavera
Incluso Florenci Rey, el hombre del tiempo, ha pasado de puntillas sobre el acontecimiento: la primavera ha venido pero no se la ve. Oculta, con las solapas hasta la nariz, esta estaci¨®n vive ahora de inc¨®gnito en el calendario. Ni siquiera la ha proclamado El Corte Ingl¨¦s. El cielo est¨¢ cetrino, con la lluvia acongojada en el vientre de burro que se le pone al cielo, y todo el d¨ªa estamos aqu¨ª, en el trozo de la tierra donde se desarrolla nuestra vida, con el coraz¨®n en un pu?o, a veces deseando que llueva y a veces implorando para que no se nos inunde el universo.?A qu¨¦ tenemos m¨¢s miedo: a la lluvia fina o a la lluvia gorda? ?Es mejor que llueva de una vez una gota gorda, inmensa, como la que dibujaba Bagar¨ªa, o es preferible que nos estemos mojando poco a poco, y adem¨¢s poniendo cara de que estamos secos? ?Qu¨¦ agua queremos? En esa indecisi¨®n ha de estar tambi¨¦n el cielo, que nos retiene el resultado de su duda y nos lanza rayos y truenos y luego, de repente, y al menos en Madrid, se inhibe como si hubiera visto un peligro en su propia furia.
Es lo que pasa: se ha juntado la vida con el clima, y ahora que es primavera el tiempo nos mete en el oto?o; el sol se siente cohibido. La atm¨®sfera influye en todo, y de hecho no hay sin¨®nimo m¨¢s abundante que el que proporciona la palabra clima. El clima lo explica todo, el sudor y el temblor, el miedo y la furia, la depresi¨®n y el sentido del humor, la desgracia y la esperanza. Las sociedades sin cambio de clima, Colombia, por ejemplo, padecen convulsiones grandiosas, pero tienen mucho peligro tambi¨¦n aquellas sociedades que padecen un clima que se deprime o se vuelve loco.
Vivimos en el mundo del "esto ya no es lo que era". Lo primero que cambia de manera radical es el esp¨ªritu de las estaciones. Espa?a deja de ser de izquierdas, por ejemplo, los medios volantes son delanteros, el director de un museo no manda sobre la est¨¦tica de su centro, sino que mandan los pol¨ªticos que le nombran o le destituyen, el agua desborda Mozambique y hace falta en Extremadura, pero la primavera, sobre todo, no es ni la sombra de lo que fue. Antes en primavera empezaba todo, y empezaba a alterarse la sangre misma. Con este clima, ?qu¨¦ es lo que puede pasar?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.