La polic¨ªa ugandesa descubre 153 cad¨¢veres de adeptos de la secta apocal¨ªtica en dos nuevas fosas comunes
La polic¨ªa ugandesa ha descubierto la existencia de al menos otros 153 cad¨¢veres de presuntos miembros de la secta milenarista de la Restauraci¨®n de los Diez Mandamientos de Dios en la localidad de Buhunga, a unos 60 kil¨®metros de Kanungu, la aldea donde el 17 de marzo cerca de 500 personas perdieron la vida entre las llamas en un supuesto suicidio colectivo. Este segundo hallazgo, en otra de las instalaciones de la secta dirigida por Joseph Kibweetere, de 68 a?os, y Caledonia Mwerinde, de 45, refuerza la tesis de un asesinato en masa que, en las ¨²ltimas horas, manejan con fuerza las autoridades judiciales en Kampala.Una fuente de la polic¨ªa local, que cita la agencia Reuters, asegura que los cuerpos encontrados ahora presentan s¨ªntomas de haber sido estrangulados. Algunos conservan cuerdas o restos de sus t¨²nicas verdes o negras -las mismas que se utilizaron en el rito de Kanungu- alrededor del cuello. Los 153 cuerpos hallados por el momento en Buhunga est¨¢n repartidos en dos fosas comunes; una peque?a con 20 cad¨¢veres y otra mayor con 133. La mayor¨ªa de los fallecidos son mujeres y ni?os. Las excavaciones proseguir¨¢n en la misma zona en los pr¨®ximos d¨ªas.
Las primeras investigaciones efectuadas por los m¨¦dicos forenses no han podido determinar el tiempo aproximado que llevan muertos, pues su estado de descomposici¨®n es avanzado. En una evaluaci¨®n de urgencia, estos expertos no descartan que puedan ser varios meses o incluso un a?o el tiempo que llevan enterrados.
Alerta policial
Este descubrimiento ha puesto en alerta a la polic¨ªa que se dispone a registrar en las pr¨®ximas horas otros centros de la secta esparcidos en varias aldeas del suroeste de Uganda, donde ten¨ªa su implantaci¨®n.
Este hecho, unido a las ¨²ltimas revelaciones del caso de Kanungu, donde la polic¨ªa ha confirmado la utilizaci¨®n de 86 recipientes de gasolina mezclados con 40 litros de ¨¢cido sulf¨²rico en la quema de la iglesia, parecen descartar la hip¨®tesis de un suicidio. Estos recipientes, colocados en el interior del templo provocaron el 17 de marzo una tremenda explosi¨®n, incendi¨¢ndose el interior con gran celeridad, tanto que otros dos jefes de la secta, los exsacerdotes cat¨®licos excomulgados por la Iglesia, Dominic Kataribaabo y John Mary Kasapuarli, perecieron antes de poder escapar. El portavoz de la polic¨ªa en Kampala, Assuman Mugenyi, confirm¨® ayer a EL PA?S la identificaci¨®n de los cuerpos.
Esta secta milenarista anunci¨® el fin del mundo para el a?o 2000. Al no producirse la hecatombe prometida y la posterior entrada en el para¨ªso de los elegidos, muchos de su adeptos, que hab¨ªan sido forzados a vender sus propiedades antes de unirse al movimiento Restauraci¨®n de los Diez Mandamientos, reclamaron su devoluci¨®n inmediata. La polic¨ªa cree que esta ha podido ser una de las razones que indujeron a Kibweetere a liquidar a sus seguidores.
No se sabe a¨²n la suerte que corri¨® Kibweetwere ni su compa?era en revelaciones m¨ªsticas (ambos sosten¨ªan tener visiones marianas), Caledonia. Aunque algunos testigos consultados en Kanungu dicen haberles visto huir del campamento antes del incendio, Mugenyi mantiene sus dudas: "Tambi¨¦n hay otros que afirman haber visto a la mujer dentro de la iglesia". Para la polic¨ªa ugandesa ambos est¨¢n oficialmente vivos hasta que se encuentren sus cuerpos.
En Uganda, mientras, crecen las voces, entre ellas las del propio presidente Ioweri Musevini, que reclaman una revisi¨®n de las leyes sobre la libertad religiosa para evitar nuevos sucesos como ¨¦stos o la proliferaci¨®n de sectas consideradas da?inas. Musevivi las lleg¨® a calificar el mi¨¦rcoles en una conferencia de prensa de "peligrosas para la seguridad del Estado".
Este pa¨ªs africano, muy bien relacionado con Estados Unidos y con sus grupos de presi¨®n, presume de tener una de las legislaciones m¨¢s flexibles en este asunto. Uno de los canales por sat¨¦lite que m¨¢s se ven en Uganda emite ininterrumpidamente las grabaciones con lo m¨¢s granado, variopinto y espectacular de los shows de los telepredicadores norteamericanos: gentes en ¨¦xtasis revolc¨¢ndose por el suelo, minusv¨¢lidos caminando sin silla, mudos parlanchines y dem¨¢s fen¨®menos de la fe exagerada.
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