La polic¨ªa busca en cinco aldeas de Uganda m¨¢s v¨ªctimas de la secta
La polic¨ªa ugandesa investiga en cinco lugares diferentes del suroeste del pa¨ªs la posible existencia de m¨¢s fosas comunes, como la hallada el fin de semana en Rugazi, en casa de Dominic Kataribaabo, uno de los jefes de la secta de la Restauraci¨®n de los Diez Mandamientos de Dios. A los 70 cad¨¢veres (26 de ellos ni?os) enterrados en el jard¨ªn que fueron descubiertos el lunes, se sumaron ayer otros 28 encontrados bajo el suelo de una de las habitaciones de la casa. Los nuevos hallazgos sit¨²an la cifra provisional de v¨ªctimas en 786.
Los cad¨¢veres de Rugazi se a?aden a los 153 cuerpos descubiertos el viernes en Buhunga y a las 535 personas muertas en el incendio de un templo en Kanungu, en lo que en principio se pens¨® que era un suicidio colectivo. Las autoridades estiman en 5.000 el n¨²mero de seguidores de esta secta milenarista empe?ada en el anuncio del fin del mundo.Mientras los presos de una c¨¢rcel vecina prosiguen las excavaciones de la finca de Kataribaabo la polic¨ªa no descarta la existencia de m¨¢s cad¨¢veres en Muhenda, a 45 kil¨®metros de Kanungu, donde naci¨® la secta y tuvieron lugar las primeras apariciones marianas a los l¨ªderes de los "restauradores", Joseph Kibweetere y Caledonia Mwerinde, a quienes la polic¨ªa de Uganda supone vivos y huidos.
Se investiga tambi¨¦n en Karoza, Masaka y Mityana, aldeas en las que Kibweetwere y Caledonia consultaron con brujos locales sobre el modo de afrontar la creciente oposici¨®n interna. La recomendaci¨®n de los nigromantes, seg¨²n el diario New Vision, fue simple: matar a los desafectos y beberse su sangre para mantener lejos a los esp¨ªritus malignos y al Gobierno.
El Ejecutivo, que ha ordenado una investigaci¨®n para determinar si hubo incompetencia o alg¨²n grado de complicidad criminal de las autoridades locales, se defiende de los embates. El propio presidente ugand¨¦s, Ioweri Musevini, no descarta en absoluto que algunas de estas autoridades pertenecieran a la secta. Goretti Mitima, una mujer que perdi¨® a 18 familiares en el incendio de Kanungu, relataba al diario The Monitor c¨®mo durante a?os trat¨® desesperadamente de que se investigaran las actuaciones de la secta, sobre todo tras la extra?a muerte de su madre en 1997. Pero nadie la tom¨® en serio.
El ministro de Justicia, Mayanja Nkangi, rechaza cualquier responsabilidad, aun en el caso concreto del visto bueno del registro del grupo como ONG en 1997. "El Gobierno aprob¨® una ONG, no una secta", dice a New Vision. "El Gobierno aprueba las leyes que rigen el matrimonio pero no por ello es responsable de que despu¨¦s el marido asesine a su esposa".
Aunque algunas informaciones period¨ªsticas se?alan la existencia de ritos sangrientos en la secta -sacrificio de ni?os o canibalismo-, nada de esto ha sido a¨²n probado por los investigadores. Lo ¨²nico seguro es que se han descubierto en Buhunga y Rugazi cultivos de omuziik y eraaze, dos plantas venenosas capaces de causar la muerte a una persona. Se cree que fueron las empleadas por los l¨ªderes para eliminar a sus seguidores. Aquellos que sobrevivieron al efecto de las p¨®cimas y quedaron gravemente afectados fueron rematados sin piedad. Entre los 70 cad¨¢veres hallados en la casa del padre Dominic en Rugazi, varios presentan heridas contusas de cuchillo o machete; entre los 153 de Buhunga muchos fueron estrangulados.
El m¨®vil de este asesinato masivo -que se ha podido desarrollar en los ¨²ltimos tres meses, seg¨²n los m¨¦dicos forenses- es el dinero. Kibweetwere y Caledonia engatusaron a sus seguidores (muchos de ellos analfabetos) con sus visiones divinas para que vendieran sus propiedades - casas, tierras, ropas o utensilios-, pues no las iban a necesitar en el para¨ªso. Caledonia, una antigua prostituta que descubri¨® la rentabilidad del negocio del m¨¢s all¨¢ de una antigua ramera ruandesa, anunci¨® la llegada del Apocalipsis en varias ocasiones. La del 31 de diciembre de 1999, que coincid¨ªa con la obsesi¨®n milenarista, logr¨® que muchos adeptos cumplieran las recomendaciones. Al pasar la fecha en el calendario sin que nada grave aconteciese, brotaron las dudas y las reclamaciones. Los que se fueron sin esperar la devoluci¨®n, al menos, salvaron la vida.
Del dinero nada se sabe. Una parte fue empleado en edificar el centro de la secta en Kanungu; el resto debe estar, seg¨²n la polic¨ªa, con el l¨ªder o los l¨ªderes que lograron sobrevivir. La orden de busca y captura est¨¢ librada y un portavoz policial anunci¨® ayer que se pedir¨¢ la ayuda de la Interpol para tratar de encontrarlos.
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