Distancias
Exposiciones y espect¨¢culos coincidieron esta semana en Sevilla con un impacto estremecedor. La antig¨¹edad y la modernidad pueden aparecer muy lejanas y distintas, pero el drama y la locura recorren la inagotable distancia del tiempo en las mismas profundidades siempre negras del hombre. ?Siempre igual?No lo parece en la exposici¨®n de El Monte Argantonio Rey de Tartessos, una muy bien montada notificaci¨®n del tiempo de los sue?os, con evidencias de verdades clavadas y en silencio, de historias y mitos que nos emocionan con su misterio pero que no podemos llegar a poseer. Desde tan lejos, con los a?os, y gracias a los estudiosos, todo lo que se ha escrito acaba existiendo.
Muy lejos y muy diferentes de los tartesos nos vemos en Conjunto de falda y chaqueta, un espect¨¢culo de danza contempor¨¢nea producido por el Teatro Central. A mucha distancia de la quietud y el silencio con esa m¨²sica que arrancaba hinchada y poderosa, que roncaba, sevillaneaba, se ocultaba y comenzaba pausada mientras la luz contorneaba figuras geom¨¦tricas en el suelo y una bailarina se mov¨ªa en las tinieblas de un extremo, entraba en el brillante cuadrado acelerando el movimiento en un parpadeo de pies, de manos, de hombros, y se apagaba con la oscuridad que se encend¨ªa m¨¢s cerca o m¨¢s lejos, rompiendo las perspectivas que llenaban de nuevo las t¨²nicas ligeras y austeras, los cuerpos contorsion¨¢ndose jadeantes, los movimientos medidos como por un milagro, el baile perfecto.
Sin embargo, el Edipo que representan en La Fundaci¨®n, incapaz de verse "responsable de los desastres que asolan a la colectividad", es tan de actualidad, tan del momento como el terrorista que le ha enviado a Carlos Herrera una caja de puros habanos con una bomba dentro en nombre de su pueblo. Exactamente el mismo caso de ETA, maldita sea, que otra vez ha llegado hasta aqu¨ª con su sentencia. Ha sido un impacto de escalofr¨ªo. Y ha tenido suerte Carlos Herrera, y los radioyentes, todas las solitarias y los solitarios que nos dormimos pegados a la radio, pero como el odio es el mismo de siempre, y la ambici¨®n, y la soberbia, sigue habiendo quien busca una justificaci¨®n para el crimen.
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