Con el alma en vilo
Dec¨ªa ayer Riccardo Chailly a este peri¨®dico que "as¨ª como a Beethoven o a Brahms se les puede interpretar, Mahler escribe tan n¨ªtido y transparente que lo ¨²nico que se puede hacer es tratar de meterse dentro de su escritura. Leerlo con los o¨ªdos, no con los ojos". Pues bien, la nitidez, la transparencia, dominaron de principio a fin la extraordinaria versi¨®n de Chailly y la Sinf¨®nica de Londres de la Primera de Mahler. Fue una reivindicaci¨®n de la partitura por encima de lo que se entiende por lectura, es decir, una aportaci¨®n en que el toque personal del director est¨¢ por encima de lo escrito. Esto no significa que Chailly se moviese bajo el signo de lo meticulosamente correcto sin m¨¢s. Todo lo contrario. Su direcci¨®n fue electrizante desde la claridad, brillante en el empleo de las din¨¢micas, estilizada en el tratamiento t¨ªmbrico, primorosa en la interrelaci¨®n de planos sonoros, dominadora de la estructura global y precisa en el detalle po¨¦tico.Los universos e inquietudes mahlerianas se contemplaban con serenidad, en convivencia, sin pisarse unos a otros, con una diferenciaci¨®n milim¨¦trica de sus particularidades. Hab¨ªa tristeza en el desarrollo de una melod¨ªa cuando as¨ª lo requer¨ªa el clima emotivo, hab¨ªa un delicado virtuosismo en determinados pasajes y, sobre todo, flu¨ªa la novela-r¨ªo de la sinfon¨ªa Tit¨¢n con una sobrecogedora tensi¨®n, con un matizado equilibrio de fuerzas l¨ªricas y dram¨¢ticas. La Sinf¨®nica de Londres estuvo impecable por secciones, en los cometidos solistas y en la labor de conjunto.
Iberm¨²sica London Symphony Orchestra
Director: Riccardo Chailly. B¨¦la Bart¨®k: M¨²sica para cuerdas, percusi¨®n y celesta. Gustav Mahler: Sinfon¨ªa numero 1 en re mayor, Tit¨¢n. Auditorio Nacional, Madrid, 28 de marzo.
La complicidad natural que existe entre Chailly y la orquesta londinense se hab¨ªa podido apreciar ya con la misteriosa y compleja M¨²sica para cuerdas, percusi¨®n y celesta, de Bart¨®k. Otra recreaci¨®n desde la transparencia, desde la contenci¨®n, desde el estilo al servicio de la idea. La enigm¨¢tica atm¨®sfera se hab¨ªa creado curiosamente desde la desnudez, desde la ausencia de ret¨®rica.
El ¨¦xito, especialmente en Mahler, fue clamoroso. Un aficionado dec¨ªa que una reacci¨®n tan c¨¢lida s¨®lo la provoca en Madrid Daniel Barenboim. Es posible. Lo cierto es que Chailly mantuvo a los espectadores con el alma en vilo.
Babelia
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