Optimistas sin causa IGNACIO VIDAL-FOLCH
Como ocurre con casi cualquier fen¨®meno social, sus primeras manifestaciones, sus avanzadillas, pasan desapercibidas. Los has ido viendo de vez en cuando, sin darte cuenta de que cada uno de esos j¨®venes no es una rareza aislada sino el s¨ªntoma de algo m¨¢s general, la primera floraci¨®n que a la llegada de la primavera culmina un complejo proceso vegetal. De repente, en un lugar y tiempo determinados, el herbolario se cae como Pablo de Tarso en su camino a Damasco, fulminado por la evidencia. Mi ca¨ªda del caballo tuvo lugar la otra noche en un local cerca de Capitan¨ªa, compuesto de bar y restaurante y discoteca, rebosante de j¨®venes esperando una mesa libre. Vestidos seg¨²n una moda falsamente casual, cuyos c¨®digos no s¨¦ descifrar pero en la que figuran el sombrerito blando a lo Woody Allen, el anorak oscuro y las zapatillas deportivas de 20.000 piastras, exhib¨ªan un buen rollo, un optimismo, una actitud positiva, escamante.La luz de esta visi¨®n hizo cuajar otras cien visiones anteriores, y comprend¨ª que nos hallamos ante el fen¨®meno, siempre fascinante, de una generaci¨®n en marcha. A falta de un nombre propio la he bautizado generaci¨®n Amena porque la actitud vital o la pose de sus miembros recuerda, o quiere recordar, los anuncios de esa empresa de telecomunicaciones, y tambi¨¦n porque naturalmente todo miembro de la generaci¨®n Amena que se precie ha de tener un tel¨¦fono m¨®vil.
Son j¨®venes de edades entre 26 y 32 a?os, profesionales de sectores emergentes, y que cobran sueldos altos, rondando las 300.000 pesetas. Dise?adores, fot¨®grafos, programadores, arquitectos, publicistas, ilustradores, y tambi¨¦n, aunque menos, periodistas, son las primeras hornadas de t¨¦cnicos que saben manejar las nuevas maquinitas de exprimir limones que se ha inventado el sistema para seguir funcionando, y como ellos son los que saben hacerlas funcionar, en sus manos se concentra gran poder. Est¨¢n en la cresta de la ola inform¨¢tica, tienen piso, est¨¢n contentos. Menudo cambio, respecto a una generaci¨®n anterior angustiada con motivo, titulada en disciplinas overbooking, abocada al paro y a los trabajos basura y por consiguiente al autodesprecio, obligada a seguir compartiendo con los padres domicilios que son bombas de relojer¨ªa hormonales. Los Amena son posteriores a eso, son... post-jasp: el jasp no era m¨¢s que un yuppy con idiomas. El chico Amena tambi¨¦n domina el ingl¨¦s, pero ya pertenece a la cosa de la tecnolog¨ªa. Las chicas Amena han superado completamente la funci¨®n de mujer objeto. Pasan de ser sexies; en esto son un poco como las punk, pero sin el nervio de rebeld¨ªa que tuvo el punk. Porque la generaci¨®n Amena es la despedida a una idea de la juventud como edad conflictiva, contestataria, incluso amenazante, que ven¨ªa funcionando por lo menos desde mediados de los a?os sesenta.
Es una generaci¨®n que no se ha formado en las aulas ni en las calles sino en la pantalla de televisi¨®n, de la que parece haber sacado sus pautas de comportamiento cool. Esas pautas inciden sobre todo en un positivismo sin motivo, en ideas de felicidad y libertad simples y completamente desestructuradas, parecidas a las de esos anuncios de compresas en que la voz intimista y c¨¢lida de una adolescente nombra las cosas y experiencias que hacen de este mundo un lugar que vale la pena: "S¨¢banas limpias... un polo de lim¨®n... hablar con una amiga hasta el amanecer... pasear por la orilla del mar... las compresas Z".
Luego este programa de felicidad, o programas parecidos, eligi¨® para postularse los anuncios de champ¨², y ahora usa los de tel¨¦fonos m¨®viles en los que un miembro de la generaci¨®n Amena, con sonrisa entre bobalicona y new age, flota entre los edificios de una ciudad que podr¨ªa ser Nueva York, pero tambi¨¦n, por qu¨¦ no, Bilbao o Madrid o Barcelona, mientras suena, acelerada, la canci¨®n de Nino Bravo: "Libre, como el aire, como el agua yo soy libre, como el sol".
Es una generaci¨®n extremadamente consumista, pero no es consciente de ello y por supuesto no se flagela por ello. Ecologismo, sostenibilidad, son temas que le suenan a melindres, a molesto ruido de fondo. Aparte de hacer funcionar las maquinitas no ha aprendido nada, pero eso no importa, porque hoy tampoco hace falta saber nada de nada, salvo que el dinero es lo primero. Algo irritante resulta, sin embargo, que opinen y gusten de manifestar (la generaci¨®n Amena es extravertida, desinhibida) sus opiniones, que se han formado a partir de lo que repiten los media.
Desideologizado, un Amena arquet¨ªpico se considera independiente en lo pol¨ªtico y votar¨¢ al PP o al PSOE "seg¨²n la oferta" de sus l¨ªderes en las campa?as electorales. Es profundamente reaccionario. Pero esto tampoco lo sabe. ?No sabe nada, y est¨¢ contento!
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