El final de la escapada
La intervenci¨®n del Banco de Espa?a puso freno a la desbocada gesti¨®n de Mario Conde en Banesto
La estrella de Mario Conde, que comenz¨® su fulgurante ascenso tras la venta de la empresa Antibi¨®ticos en 1987, brill¨® como ninguna en el panorama espa?ol. Pero su mete¨®rico ascenso, como en las historias de los dioses griegos, fue al mismo tiempo su tal¨®n de Aquiles. No s¨®lo por los enemigos que se granje¨®, que los tuvo y muchos, si no, sobre todo, porque lo que perdi¨® fue una cosa fundamental: el control sobre s¨ª mismo. Lleg¨® a Banesto, en el ¨²ltimo trimestre de 1987, a caballo de un minigolpe de Estado orquestado con el apoyo de las viejas familias de la entidad, los Garnica y los G¨®mez Acebo, que tem¨ªan un desplazamiento por parte del Banco de Espa?a, entidad que en la ¨¦poca cuestionaba los vetustos m¨¦todos de gesti¨®n del banco.
Un mes despu¨¦s de llegar, como vicepresidente y consejero delegado, asumi¨® la presidencia de Banesto, el 16 de diciembre de 1987. El futuro era suyo. Sin embargo, en lugar de hacer los deberes -Conde no era banquero y es dif¨ªcil pensar que quiso serlo-, emple¨® el tiempo en conspiraciones pol¨ªtico-financieras.
Conde alent¨® una expansi¨®n del cr¨¦dito en 1988 y 1989 a fin de luchar con los grandes banqueros espa?oles por el ranking, por ser el primero. Si las inversiones en Internet son hoy la estrella de finales de los a?os noventa y primeros de 2000, en los a?os ochenta y primeros noventa, el ranking, la cuota de mercado, era el pan de cada d¨ªa de la banca.
Por ello, intent¨® todo tipos de guerras (pasivo, activo....). Pero a diferencia de sus competidores, Banesto no estaba en condiciones de apostar. No ten¨ªa fuelle.
La loca carrera del cr¨¦dito no s¨®lo no da?¨® a la competencia sino que fue un harakiri para Banesto y sus gestores. El banco perdi¨® posiciones. Para camuflar este retroceso, Conde invent¨® operaciones de maquillaje, alianza con fiduciarios y hombres de paja que le permit¨ªan evitar un desplome de la cotizaci¨®n de las acciones en la Bolsa. Los Pueyo, los Hachuel, los Garc¨ªa Pardo y otros.
El ¨²ltimo intento
El Banco de Espa?a toler¨® esta situaci¨®n y crey¨® que en el verano de 1993 los problemas estaban comenzando a zanjarse. Mario Conde hab¨ªa logrado, con audacia, atraer al banco J.P.Morgan, que lider¨® un grupo de inversores y que inyect¨® unos 200 millones de d¨®lares, en una ampliaci¨®n de capital, la mayor de la banca europea, de 94.000 millones de pesetas.
Sin embargo, el dinero ca¨ªa en saco roto. Los problemas con los cr¨¦ditos de Banesto hab¨ªan aumentado notablemente. La morosidad se situaba en los niveles m¨¢s altos del sistema bancario espa?ol.
A partir del oto?o de 1993, el Banco de Espa?a, a la vista de los primeros datos de la inspecci¨®n, consider¨® que Banesto estaba aproxim¨¢ndose a una situaci¨®n de quiebra t¨¦cnica. Los problemas ten¨ªan una cifra provisional: 503.000 millones, que luego engord¨® hasta 605.000 millones. Una cifra que ya se com¨ªa el capital y las reservas del banco.
El gobernador del Banco de Espa?a, Luis ?ngel Rojo, convenci¨® al Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez: era necesario destituir a Conde y a sus colaboradores. Eso ocurri¨® el 28 de diciembre de 1993. Menos de un a?o m¨¢s tarde, la Fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional present¨® una querella criminal contra el ex banquero y sus colaboradores.
La respuesta de Conde fue espectacular. Primero, busc¨® con apoyo de fiscales adictos abortar la querella; una vez fracasada la operaci¨®n, intent¨® minar la instrucci¨®n del juez Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n. Finalmente utiliz¨® la bomba at¨®mica. Contrat¨® los servicios del ex responsable operativo del Cesid, obtuvo los papeles secretos de la guerra sucia contra ETA y se los ofreci¨® al Gobierno de Gonz¨¢lez a cambio de su exculpaci¨®n -cambio de juez, cierre del sumario a medio investigar, indemnizaci¨®n...-. Todo fracas¨®, incluso su aventura editorial, un libro llamado El Sistema, en el que trataba de detallar unas confusas ideas sobre su ideal de pol¨ªtica.
Por aquel entonces, la operaci¨®n para salvar Banesto ya estaba en marcha. Alfredo S¨¢enz y su equipo ya estaban achicando agua de un barco encallado. Poco despu¨¦s vino la subasta de Banesto, ganada por el Banco Santander, superando al Banco Bilbao Vizcaya (BBV) y a una Argentaria presidida entonces por Francisco Luz¨®n.
Con esa victoria, la entidad presidida por Emilio Bot¨ªn se encaram¨® al liderazgo de la banca espa?ola, En realidad, aquella subasta marc¨® un antes y un despu¨¦s del panorama financiero nacional.
Mientras, Conde segu¨ªa estrell¨¢ndose contra todo, incluso contra el Parlamento. El Congreso de los Diputados cre¨® una comisi¨®n con el ¨²nico objetivo de analizar los a?os de Conde al frente de Banesto y la idoneidad o no de la intervenci¨®n del Banco de Espa?a.
All¨ª, Conde volvi¨® a perder los papeles. Sobre todo cuando se enfrent¨® a las preguntas de Mercedes Aroz, diputada del PSOE. Aroz le acorral¨® con unas preguntas directas e incisivas. A Conde s¨®lo se le ocurri¨® responder sac¨¢ndole la lengua. La ya fr¨¢gil figura p¨²blica de Conde se derrumb¨® con esa imagen.
Con ¨¦sa, y con la arrogante imagen que dio cuando se puso la toga para emprender su defensa en el caso Argentia Trust. Un caso que le hizo pasar 16 meses en la c¨¢rcel de Alcal¨¢ Meco. Un recuerdo que seguro tuvo muy presente ayer.
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