Condenado
No se trataba de audaces -e incomprendidas- operaciones financieras cargadas de futuro; tampoco de simple imprudencia temeraria. Los artificios contables desplegados por Mario Conde y sus c¨®mplices eran un simple ejercicio de encubrimiento de operaciones destinadas a enriquecerse personal e ilegalmente a cuenta del banco que dirig¨ªan. Ya no es una opini¨®n m¨¢s o menos fundada, sino una conclusi¨®n que se desprende de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso Banesto. Es decir, sobre la relaci¨®n entre el agujero descubierto en esa entidad tras su intervenci¨®n y el enriquecimiento de algunos de sus gestores. El h¨¦roe de quienes hagiogr¨¢ficamente consideraron que la intervenci¨®n obedec¨ªa a un impulso pol¨ªtico ha resultado ser un estafador.De nueve operaciones enjuiciadas, la sentencia estima con contenido delictivo siete, aunque algunas de ellas las considera prescritas o sin tipo penal aplicable conforme al anterior C¨®digo Penal, y cifra en m¨¢s de 7.000 millones de pesetas el quebranto econ¨®mico producido en Banesto. Su ex presidente es condenado a 10 a?os y dos meses de c¨¢rcel por apropiaci¨®n indebida y estafa en tres de los casos considerados; una pena inferior a los 13 a?os y ocho meses que le caen a su lugarteniente, Arturo Roman¨ª, seguramente porque siendo la persona encargada de ejecutar las operaciones ha dejado m¨¢s huellas.
La sentencia era esperada no s¨®lo por la gravedad de los delitos enjuiciados -de estafa, apropiaci¨®n indebida y falsedad-, sino porque nunca antes un tribunal de justicia se hab¨ªa enfrentado al reto de aplicar dichos tipos delictivos a operaciones de ingenier¨ªa financiera tan sofisticadas como las llevadas a cabo por Mario Conde y sus colaboradores.
El caso pon¨ªa a prueba la capacidad de la justicia espa?ola para adentrarse en el entramado de esas operaciones y descubrir el enga?o y el af¨¢n de enriquecimiento que pod¨ªan esconderse tras su aparente brillantez. Pero es que adem¨¢s todo este asunto desafiaba la capacidad de la justicia para desmontar la teor¨ªa de la persecuci¨®n pol¨ªtica, publicitada de forma reiterada por los escribidores de Conde.
La sentencia demuestra que la Fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional actu¨® con fundamento al querellarse en noviembre de 1994 contra Conde y sus colaboradores bas¨¢ndose en actuaciones imputables a ellos personalmente. La condena del ex banquero puede parecer corta en relaci¨®n con los casi 50 a?os solicitados por el ministerio fiscal. As¨ª lo creen, sobre todo, las asociaciones que han representado en el juicio a la enorme masa de perjudicados: peque?os accionistas, empleados, contribuyentes.
Ciertamente, los condenados pod¨ªan haber salido peor librados. Pero lo importante es que el fallo de la Audiencia ha puesto de manifiesto que la justicia es capaz de desentra?ar a la vez los artificios para disimular el delito y las artima?as -incluyendo un intento de chantaje al Gobierno de entonces- para garantizarse la impunidad. La sentencia permitir¨¢ recuperar una parte al menos del patrimonio al declarar el comiso -incautaci¨®n por el Estado- de las principales propiedades inmobiliarias de Conde.
En todo caso, la ¨²ltima palabra, como sucedi¨® en el caso Argentia Trust, en el que Conde fue condenado a cuatro a?os y seis meses de prisi¨®n, la dir¨¢ la Sala Segunda del Supremo, a la que, previsiblemente, recurrir¨¢n los condenados y las acusaciones.
De los siete delitos de que era acusado Conde, la Audiencia Nacional ha considerado probados una estafa relacionada con su actuaci¨®n en las operaciones Centro Comercial Concha Espina y Oil Dor y una apropiaci¨®n indebida en la operaci¨®n de las Cementeras de Banesto. Se considera prescrito el de apropiaci¨®n indebida de los 300 millones de pesetas que Conde alega haber entregado, sin haberlo acreditado nunca, a Adolfo Su¨¢rez. Adem¨¢s de los anteriores delitos, a Arturo Roman¨ª se le considera responsable de otro delito de apropiaci¨®n indebida en cuant¨ªa de 1.344 millones de pesetas relacionada con la operaci¨®n de Carburos Met¨¢licos. Tambi¨¦n han sido condenados el ex director general de Banesto Fernando Garro (antiguo hombre de confianza de Conde) y el ex consejero de la entidad Rafael P¨¦rez Escolar. Los otros siete ex colaboradores de Conde procesados han sido absueltos.
La sentencia puede considerarse ponderada. All¨ª donde no advierte suficiente carga probatoria resuelve no forzar los tipos penales. Quiz¨¢ por ello parezca suave, pero resulta demoledora para Conde. Simplemente porque quedan demostrados todos y cada uno de los delitos cometidos por aquel gran hombre.
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