Gran Casillas, min¨²sculo Madrid
La Real Sociedad se hace acreedora de un triunfo del que s¨®lo le priv¨® la actuaci¨®n del portero madridista
REAL SOCIEDAD 1-REAL MADRID 1En tiempos de penuria, la estrategia no es una mala compa?era de viaje. Lo que el cerebro no resuelve, lo puede desatascar un surtido de opciones a bal¨®n parado. El Real Madrid no est¨¢ para muchos trotes, con una tendencia natural a los desvanecimientos, por lo que tir¨® de muestrario y desequilibr¨® el partido en un instante de inspiraci¨®n. El recurso al zapatazo de Roberto Carlos, generalmente insuficiente, dio paso a un ejercicio de tiral¨ªneas, no exento de atrevimiento que le pill¨® a la Real Sociedad con el pie cambiado y a Savio con la puntera afilada, tras muchas semanas de ausencia.El partido de las urgencias se defin¨ªa por el rigor t¨¢ctico, pero se difumin¨® en un instante. Clemente, atribulado por las circunstancias, hab¨ªa recogido a su equipo en una estrecha zona del campo, superpoblado de centrales y medios centros, y Del Bosque hab¨ªa pretendido juntar l¨ªneas para evitar esa tendencia natural del Madrid a distanciarlas y habilitar praderas. El gol de Savio, deb¨ªa alterar el gui¨®n, pero durante muchos minutos de la primera mitad, el partido acus¨® una tendencia excesiva al futbito, al tejemaneje del bal¨®n entre un aluvi¨®n de piernas y botas, pocas veces resuelto con un pase inteligente.
Real Sociedad: Alberto; Fuentes (De Paula, m
45), Corino, Loren, Gurrutxaga (G¨®mez, m. 55), Rekarte; Sa Pinto, Khokhlov, Aranburu, Aranzabal; y Jankauskas.Real Madrid: Iker Casillas; Michel Salgado, Iv¨¢n Campo, Karanka, Roberto Carlos; McManaman (Aganzo, m. 75), Helguera (Karembeu, m. 85), Redondo, Savio (Balic, m. 79); Guti y Ra¨²l. Goles: 0-1. M. 3. Jugada estrat¨¦gica del Real Madrid en el lanzamiento de un libre directo. Roberto Carlos amaga el tiro, toca Redondo para Ra¨²l y el pase interior de ¨¦ste lo empuja desde el punto de penati Savio. 1-1. M. 56. De Paula cabecea un libre indirecto efectuado por Sa Pinto. ?rbitro: P¨¦rez Burrul. Ense?¨®i cartulinas amarillas a Loren, Guti y Karanka. Unos 28.000 espectadores en el estadio de Anoeta
La Real se hab¨ªa sumido en la confusi¨®n, atascada en el tr¨¢fico del bal¨®n (muchos centrales, poca circulaci¨®n), hasta que el Madrid le rescat¨® del sue?o. A la media hora hab¨ªa recuperado el terreno perdido y sobre todo, el bal¨®n, cuando se antojaba un equipo espeso y autodestruido. A Casillas se le acumul¨® el trabajo, en dos disparos de Aranburu y Kokhlov y, sobre todo, en un cabezazo de Loren, con un susto por medio de Iv¨¢n Campo que cabece¨® contra su poste al intentar despejar.
El Madrid se descompens¨® por la tendencia natural de Helguera y Redondo a robarse los espacios y la escasa aportaci¨®n de McManaman en su banda. Todo conflu¨ªa en Savio, un futbolista zascandil que escarb¨® en las debilidades del veterano Fuentes para proponer el f¨²tbol ofensivo de su equipo.
La proclividad del Madrid al desvanecimiento ten¨ªa que ver con la falta de conexi¨®n entre sus l¨ªneas. Guti enganch¨® pocas veces con sus referencias, por delante y por detr¨¢s, lo que difuminaba el papel de Ra¨²l, muy perseguido por Gurrutxaga durante toda la primera mitad del partido.
El f¨²tbol se reanud¨® con una voracidad encomiable, pero una resoluci¨®n intratable. Ni Guti, ni Ra¨²l supieron culminar dos mano a mano con Alberto y De Paula les emul¨® a rengl¨®n seguido en dos acciones consecutivas ante Iker Casillas. El asunto adquir¨ªa un car¨¢cter de correcalles, interesante, pero demasiado desorganizado. El trasiego le favorec¨ªa a la Real Sociedad, que hab¨ªa movido pieza con De Paula, un futbolista definitivo ante una defensa como la madridista, poco acreditada en el juego en el ¨¢rea. En el primer bal¨®n lateral que le lleg¨® al ¨¢rea, De Paula hizo m¨¦ritos y clav¨® el remate en la red de Casillas. Karanka e Iv¨¢n Campo se hab¨ªan defendido con soltura en los balones frontales. Cuando Sa Pinto efectu¨® un libre indirecto con un grado de rosca, se hundieron.
Era un f¨²tbol visceral en el que poco a poco la Real iba ganando la partida del entusiasmo y mejorando su rendimiento futbol¨ªstico. El Madrid no se distingue esta temporada por su capacidad de recuperaci¨®n. El gol inicial de Savio no le aport¨® la templanza que se supone a un equipo con jerarqu¨ªa, que se jugaba en Anoeta la mitad de su condici¨®n de aspirante al t¨ªtulo.
La Real, mas urgida por la necesidad, dio un arre¨®n al juego y desequilibr¨® el partido en el centro del campo, donde Redondo y Helguera segu¨ªan empe?ados en su est¨¦ril disputa por el mismo terreno. El Madrid no recul¨®, simplemente se rindi¨® al empuje del conjunto donostiarra que poco a poco fue reconstruyendo un dibujo m¨¢s racional sin perder jam¨¢s la compostura.
El Madrid se encomend¨® a Iker Casillas ante el aluvi¨®n de la Real. El joven guardameta se emple¨® a fondo ante los delanteros donostiarras y, adem¨¢s, debi¨® duplicar su faena como un central m¨¢s, ante la desatenci¨®n de sus compa?eros. Su radio de acci¨®n excedi¨® al de un guardameta, porque Iv¨¢n Campo y Karanka nunca encontraron su lugar en el partido, siempre muy lejos uno de otro.
La Real, que hab¨ªa comenzado timorata, y asumiendo un complejo de inferioridad, acab¨® liquidando futbol¨ªsticamente al Real Madrid, ya convertido, en la segunda mitad en un equipo min¨²sculo.
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