Jospin-Fabius, una 'cohabitaci¨®n' dif¨ªcil
En su libro Las heridas de la verdad, el flamante ex primer ministro franc¨¦s y ahora titular de Econom¨ªa, Laurent Fabius, dej¨® escrito hace cinco a?os que su rivalidad con Lionel Jospin "s¨®lo terminar¨¢ cuando uno de los dos consiga imponerse". Es una sentencia edulcorada, porque en el texto original entregado al editor, la frase en cuesti¨®n ten¨ªa un tono m¨¢s lapidario: "S¨®lo terminar¨¢ cuando uno de los dos muera". Una y otra versi¨®n contienen la misma carga de enemistad ineluctable. Los jospinistas est¨¢n perplejos, no comprenden por qu¨¦ Jospin ha incorporado como n¨²mero dos de su Gobierno a su enemigo declarado de los ¨²ltimos 15 a?os, al antiguo delf¨ªn de Fran?ois Mitterrand, que les retrotrae a una ¨¦poca y a un estilo que todos quieren olvidar. Si el nombramiento del tambi¨¦n mitterrandista Jack Lang como titular de Educaci¨®n resulta extravagante para todos aquellos que no miran los sondeos de popularidad, el de Fabius se considera capital con vistas a la trayectoria futura del Ejecutivo. Pocos dudan de que la incorporaci¨®n del hasta hace una semana presidente de la Asamblea Nacional desbarata el equilibrio ministerial establecido en torno a Jospin y abre un periodo plagado de interrogantes. Ya el jueves, en su primer almuerzo de trabajo, el jefe de Gobierno se sinti¨® en la necesidad de tranquilizar a los pesos pesados de su Gabinete, Martine Aubry (Trabajo), Elisabeth Guigou (Justicia) y Jean-Pierre Chev¨¨nement (Interior), subrayando el "car¨¢cter colectivo" de la acci¨®n de Gobierno y resaltando que la funci¨®n de arbitraje es competencia suya exclusiva.
A su 53 a?os y ya ex primer ministro, Fabius no es s¨®lo un hombre brillante. Es tambi¨¦n un l¨ªder probado, curtido en la batalla de las dos rosas librada in extremis a favor de Jospin en el Congreso de Rennes de hace 10 a?os, un pol¨ªtico que tiene su propio diagn¨®stico sobre los problemas de Francia y un programa de intervenci¨®n muy en l¨ªnea con lo que se conoce como la tercera v¨ªa de Tony Blair.
La pregunta es por qu¨¦ Jospin coloca a su vera, al frente de la cartera de Econom¨ªa, a un social-liberal como Fabius, partidario de rebajar los impuestos a todo el mundo y no s¨®lo a las capas m¨¢s desfavorecidas, de privatizar las empresas p¨²blicas m¨¢s y m¨¢s de prisa, de un mayor compromiso de apoyo a la empresa. ?D¨®nde queda ahora la doctrina jospiniana, construida sobre las diferencias del socialismo franc¨¦s respecto a la tercera v¨ªa? ?Qu¨¦ desenlace tendr¨¢ la cohabitaci¨®n entre un social liberal y el socialista Jospin? ?El primer ministro no se traiciona a s¨ª mismo incorporando al blairismo franc¨¦s a su Gabinete? Aunque Jospin parece sentirse muy seguro de su liderazgo en la izquierda, es evidente que el nuevo ministro de Econom¨ªa va a disponer de grandes competencias y, posiblemente, tambi¨¦n de una autonom¨ªa pol¨ªtica de la que carecieron sus antecesores.
La cumbre de Lisboa, que ha puesto de relieve el aislamiento europeo de la pol¨ªtica social francesa y el v¨¦rtigo mismo de los cambios econ¨®micos, puede haber impulsado a Jospin a echar mano de un modernizador. El momento es clave porque la hip¨®tesis de unas elecciones presidenciales anticipadas en el a?o 2001, en funci¨®n del resultado de los comicios municipales, planea ya sobre la pol¨ªtica francesa. Fabius cuenta con apoyo en las finanzas y el mundo empresarial y es un reclamo s¨®lido para poder retener a la clase media. Se dir¨ªa que Jospin, un hombre pragm¨¢tico, acepta ahora, siquiera en el plano te¨®rico, la posibilidad de que su doctrina del voluntarismo pol¨ªtico, que permiti¨® a la izquierda plural llegar al poder, puede no ser suficiente para conservarlo. Al incorporar a su rival es como si dejara al albur de los acontecimientos venideros la tarea suprema de zanjar su viejo contencioso personal y pol¨ªtico. Jospin ofrece una oportunidad a su enemigo, a riesgo de que la historia confirme la sentencia de Las heridas de la verdad.
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