El Bar?a acaba con la leyenda del Piojo

Abatido el demonio, que pase el Mallorca, y de las andanzas del l¨ªder Deportivo, Dios dir¨¢. El Bar?a se ha puesto la casaca y va pelando a cuantos equipos se le ponen enfrente. Lleg¨® el Valencia al Camp Nou haciendo uuhhhh, espantando con un curr¨ªculo de miedo, y el Barcelona no le hizo ni caso. Lo tir¨® con un gol de c¨®rner, como a cualquier otro rival del campeonato, y despu¨¦s lo retrat¨® con dos jugadas que la memoria futbol¨ªstica azulgrana sabr¨¢ retener. Al Valencia le pas¨® lo que a Italia en Montju?c. Jugando al cero a cero, le dieron una tunda de juego y goles en una ceremonia oficiada por Figo, Kluivert, Guardiola y Bogarde, cuyo protagonismo result¨® mucho mayor que el del Piojo, circunstancia que dice mucho respecto al tono del choque. Reun¨ªa el Valencia todos los signos fatalistas para el Bar?a, no s¨®lo por la presencia del Piojo, sino tambi¨¦n por la de C¨²per, Gerard y ?scar, y sin embargo, por una vez no tuvo opci¨®n a la victoria. El buen momento del Bar?a, ansioso para acabar con la leyenda negra del Valencia, pes¨® m¨¢s que la historia de los ¨²ltimos choques. El ant¨ªdoto no pudo con la f¨®rmula.La tradici¨®n, siempre del lado del Valencia, incidi¨® en la alineaci¨®n de C¨²per, que se plant¨® con tres centrales para defender con uno m¨¢s y prescindi¨® de un punta en beneficio de ?scar, jugador de media punta, m¨¢s individualista, poco apto para armar una buena transici¨®n, de manera que nadie sab¨ªa bien qu¨¦ pintaba en la funci¨®n, salvo enredar a Guardiola. Todo un tinglado dispuesto para reforzar las ayudas en campo propio y habilitar al Piojo en cancha ajena. El desaf¨ªo del Valencia era tan mezquino como contundente: a la que te equivoques, te mato.

Le cost¨® al Bar?a llevar la pelota en el arranque y, sobre todo, abrir el campo ante el repliegue del contrario, siempre dispuesto a desenfundar a la que el rival se diera la vuelta. M¨¢s que jugar, el Barcelona recuperaba. Figo centraba poco, Kluivert asist¨ªa menos, Rivaldo no remataba y los medios no ten¨ªan llegada. No hab¨ªa manera de entrar en el partido, alterado por el viento, por un campo demasiado r¨¢pido y por un marcador electr¨®nico adverso, dado el triunfo que cantaba del Deportivo. La falta de ocasiones acrecent¨® el protagonismo del ¨¢rbitro, que al entender azulgrana actu¨® de defensa escoba en las dos ocasiones en que el Valencia se qued¨® en inferioridad:pudo expulsar a Djukic por faltar a Kluivert en un mano a mano que sancion¨® con tarjeta amarilla y aplaudi¨® la intervenci¨®n de Carboni en lugar de castigarla cuando el lateral le reba?¨® el cuero a Gabri camino de la porter¨ªa forastera.

Pese al desfondamiento de ?scar, el Valencia fue abandonando la sala de espera para entrar en escena en el ¨²ltimo tramo del primer acto. La presencia de Gerard y el dinamismo del Piojo L¨®pez le concedieron un protagonismo ofensivo que la simple lectura del once titular no parec¨ªa concederle, as¨ª que llegado el descanso el encuentro ten¨ªa el mismo punto de indefinici¨®n que en su inicio.

Van Gaal decidi¨® intervenir con un cambio que la hinchada acogi¨® con una mueca: retir¨® a Abelardo para dar entrada a Litmanen, pero en lugar de atacar con uno m¨¢s retras¨® a Gabri al lateral y puso a Reiziger de central. El Bar?a fue d¨¢ndole vueltas y m¨¢s vueltas al partido hasta encontrar la llave en el sitio de costumbre, all¨¢ donde es infalible, enganchado al bander¨ªn de c¨®rner. Bogarde impuso su f¨ªsico y abati¨® al Valencia, que en una jugada perdi¨® toda su seriedad defensiva.

El gol tuvo un efecto sedante para el Bar?a. Su serenidad qued¨® plasmada en un segundo gol antol¨®gico, prologado por el esfuerzo de Figo, que barri¨® todo el frente de ataque durante el segundo tiempo. Guardiola tom¨® la pelota y lanz¨® un pase interior para Kluivert tan hermoso que provoc¨® la rendici¨®n de los tres centrales del Valencia, descolocados, errados a la hora de tirar la l¨ªnea del fuera de juego ante la afrenta del medio centro barcelonista. El campo se abri¨® ante el toque celestial del capit¨¢n, que actu¨® con el mismo encanto y precisi¨®n de Michael Laudrup: mirando a un lado y tocando para el otro a fin de habilitar al delantero.

El tanto puso el punto y final a cualquier debate. El Valencia se fue arriba en un intento m¨¢s desesperado que organizado de dar contenido a la contienda, y se encontr¨® con la r¨¦plica del Bar?a, que actu¨® con paciencia, agrupado, muy centrado. A la que el rival se dej¨® ir, los azulgrana atacaron con precisi¨®n. A Figo s¨®lo le falt¨® el gol que mereci¨® en dos remates cargados de dinamita y Kluivert acab¨® por engordar su cuenta con un segundo tanto masticado por Bogarde, que confirm¨® el poder ofensivo del Bar?a, el equipo m¨¢s goleador del continente y sancion¨® al Valencia, mezquino, incapaz de responder a su cartel de grupo que menos tantos concede de la Liga. La goleada no alcanz¨® al Bar?a para atrapar al Deportivo, que gan¨® en Sevilla, marcador que dej¨® a la hinchada cul¨¦ destemplada, convencida de que un partido como el de ayer bien merec¨ªa el liderato. No afloja el Depor, pero el Bar?a no tiene nada que reprocharse. Confiado, aguarda el pr¨®ximo partido. Que pase el Mallorca.