P¨¦rez-Reverte explica su nueva novela como un gui?o al mar y un homenaje a las mujeres El escritor considera 'La carta esf¨¦rica' un libro m¨¢s hondo y maduro que los anteriores
Cinco a?os despu¨¦s, aqu¨ª est¨¢ la nueva novela larga de Arturo P¨¦rez-Reverte. El escritor la present¨® ayer, en Madrid, en doble sesi¨®n: por la ma?ana con la prensa y por la tarde con su amigo Jos¨¦ Perona y con sus lectores. Dijo que La carta esf¨¦rica (Alfaguara) es un gui?o a la literatura marina que ha le¨ªdo; un tributo al Mediterr¨¢neo por el que navega; una reivindicaci¨®n de la aventura y un homenaje a las mujeres, "cuya fortaleza, lucidez y sabidur¨ªa encierran la clave de todos los misterios". Verboso y sincero, Reverte dej¨® una estela de hombre viajado y pesimista: "Tenemos un mar de mierda y un mundo de mierda".
Escribiendo es una m¨¢quina de contar historias; hablando parece una f¨¢brica de frases para titulares. Ah¨ª van algunas de las que dej¨® por la ma?ana, durante un desayuno al que asistieron algunos amigos del escritor y un centenar de periodistas de toda Hispanoam¨¦rica: "El mar es un escaparate del mundo, el mejor s¨ªmbolo de la vida"; "Esta novela naci¨® de una frase que no s¨¦ si o¨ª o invent¨¦, 'llueve en las orillas de Troya mientras zarpan las naves"; "La aventura es posible todav¨ªa; consiste en ir de A a B y volver cambiado, distinto, m¨¢s curtido o m¨¢s l¨²cido"; "Las mujeres guardan toda la sabidur¨ªa y el conocimiento, las respuestas a todas las preguntas".Y m¨¢s: "Yo no soy un aventurero, s¨®lo he sido un mercenario honesto"; "No navego por aventura, sino por estar lejos de lo que no me gusta"; "Vivimos una cultura de dise?o en la que vale tanto la Pasarela Cibeles como el Cubo de Moneo"; "Nadie recuerda nada, se ha borrado la memoria hist¨®rica"; "Yo jam¨¢s quise ser escritor"; "Siempre he cre¨ªdo que mis novelas no serv¨ªan para el cine, y algunos directores me han dado la raz¨®n"; "Sabemos que los malos ganan siempre, pero no por eso hay que dejar de pelear".
Todo un resumen del ideario, de lo que es, de c¨®mo escribe y c¨®mo siente el mundo este autor diferente, amante de las peripecias y maestro de la ingenier¨ªa literaria, habitualmente denostado por la cr¨ªtica (no esta vez: todas han dicho que La carta esf¨¦rica es una novela excepcional) y adorado por un p¨²blico muy numeroso (tambi¨¦n esta vez: en la semana que lleva a la venta, la novela ya est¨¢ batiendo records).
'Mayor¨ªa absoluta'
Por cierto que P¨¦rez-Reverte aclar¨® que esta situaci¨®n de mayor¨ªa absoluta no le ha cambiado en absoluto. "Estoy aqu¨ª dando la cara, aunque creo que el autor deber¨ªa entregar su novela y desaparecer. Por otro lado, me encanta que me lean, si puede ser en 27 pa¨ªses, mejor. Pero mis amigos saben que todo eso no me ha transformado. Antes de que me leyeran tanto, yo ya escrib¨ªa as¨ª; he tenido la suerte de que los lectores me eligieran, y el ¨²nico privilegio que me ha dado eso es la libertad para navegar en mi velero y para escribir lo que me apetece. Estoy muy orgulloso de ella, porque nadie me la regal¨®, aunque tuve suerte. Nunca pens¨¦ que pudiera pasar. Escrib¨ªa porque era mi forma de amueblar el mundo, de refugiarme de lo que detesto, de vivir en paz. Por eso, y no por ser escritor, me mont¨¦ mi iglesia barroca sevillana y mi tablero de ajedrez".
Resulta que ese "territorio com¨²n" le interes¨® a la gente, "y ¨¦sa fue la gran sorpresa. Yo cre¨ªa que era un bicho raro. Son cosas de esa inmensa fraternidad lectora subterr¨¢nea que interconecta el mundo a trav¨¦s de los libros".
Sin embargo, P¨¦rez-Reverte intuye que s¨ª ha cambiado como escritor. Que los tres a?os de preparaci¨®n ("sobre todo los primeros 14 meses, la fase m¨¢s feliz, cuando estudi¨¦ astronom¨ªa, ciencia de navegaci¨®n antigua y cartograf¨ªa, tom¨¦ fotos, localic¨¦ sitios") y de escritura de este libro no los pod¨ªa haber vivido siendo m¨¢s joven, porque en ¨¦l se enfrenta a "cosas m¨¢s complejas, m¨¢s hondas, que s¨®lo los a?os permiten afrontar".
Sobre todo, el duelo hombre/mujer. "Ten¨ªa que poner en claro c¨®mo las mujeres cambian a los hombres, c¨®mo son su catalizador, su enemigo, su desaf¨ªo, su c¨®mplice. Explicar por qu¨¦ son tan fuertes y nosotros tan d¨¦biles. Al hacerlo, descubr¨ª un mont¨®n de cosas, y no todas est¨¢n resueltas en la novela".
La mujer sola
Entre esas cosas, P¨¦rez-Reverte comprendi¨® que mientras el hombre busca mecanismos de consuelo (el f¨²tbol, tomar cervezas con los amigos), la mujer, "por razones socialmente gen¨¦ticas o viceversa, no tiene retaguardia. Siempre est¨¢ sola. Pare sola, va sola al m¨¦dico, espera sola a que el hombre vuelva a casa... Son muchos siglos haciendo todo sola, y lo mismo a las mujeres de 7 a?os que a las de 70 les da una lucidez, una capacidad de decisi¨®n, una crueldad y una visi¨®n del mundo muy especiales. Dentro de esa visi¨®n est¨¢ el desprecio profundo por los hombres".
Pero hay otros homenajes en La carta esf¨¦rica. El literario se traduce en un "juego l¨²dico", incluye a todos los autores de novelas de ambiente marinero le¨ªdas por el autor y se materializa oscilando entre la ambici¨®n de intentar "reescribir todos esos libros" y el peque?o gui?o de citar los t¨ªtulos o escribir p¨¢rrafos enteros "al estilo de...".
Otro es el recuerdo a Cartagena, la ciudad donde naci¨® Reverte hace ahora 48 a?os, una ciudad "con 3.000 a?os de historia" donde el inquieto ni?o y adolescente (que ahora, de adulto, presta esa etapa a Coy, el protagonista de su libro) descubri¨® el Mediterr¨¢neo, lleno de historia, y los puertos de antes, llenos de tipos tatuados, prostitutas, p¨ªcaros, contrabandistas... All¨ª aprendi¨® Reverte que "el mar es muy bonito una semana en agosto, pero que el resto del tiempo s¨®lo te tolera. Y si no, te mata. Lo cual es mejor que estar media vida d¨¢ndole la mano a gente que detestas y obedeciendo a jefes que desprecias".
El autor charla con su personaje
Para presentar su novela ante los lectores, Arturo P¨¦rez-Reverte eligi¨® el acto m¨¢s sencillo posible: simplemente, dialogar sobre el libro con un amigo ante las personas convocadas en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid. Acudieron muchas, unas 500, y primero pudieron ver el reportaje en v¨ªdeo que ha realizado Javier Rioyo por encargo de la editorial: una larga entrevista con Reverte realizada junto al mar en Cartagena, en la que aparece tambi¨¦n Paco el Piloto, veterano pescador y amigo del autor, que es adem¨¢s Pedro el Piloto, uno de los personajes de La carta esf¨¦rica. Luego salieron al escenario Reverte y otro viejo amigo suyo, Jos¨¦ Perona, catedr¨¢tico de Literatura en la Universidad de Murcia, que prefiere firmar 'El maestro de gram¨¢tica', y que es otro de los secundarios, el Maestro Cart¨®grafo.
Delante de una botella de ginebra azul, unas t¨®nicas y un paquete de rubio para dar envidia al auditorio, el autor y su personaje se pusieron a charlar como si no hubiera nadie delante. O quiz¨¢ como si estuvieran a¨²n dentro de la novela.
Hablaron sobre las hero¨ªnas de los libros de Reverte (mujeres siempre malas a rabiar, seg¨²n Perona), de las numerosas ventajas del mar sobre la tierra ("en el mar hay normas, en la tierra no hay ninguna", subray¨® Reverte), sobre la dispar suerte que ha tenido Reverte con la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de sus novelas, sobre el drama que supone que los j¨®venes no lean, y un poquito sobre el siglo XVIII, un siglo que a Reverte le parece fascinante y desconocido, y al que por eso remonta la trama casi policiaca de La carta esf¨¦rica.
Ese ¨²ltimo homenaje, a los marineros cient¨ªficos e ilustrados que surgieron en la Espa?a de aquel tiempo, gente como Jorge Juan o como Ulloa, cerr¨® el agotador d¨ªa de promoci¨®n de este escritor, que, ya se ve, recurre a los buenos amigos para aguantar el tir¨®n de eso que ¨¦l llama "dar la cara por las novelas".
Un marino que aprende a navegar por una dama
Amor, ambici¨®n, tragedia, riqueza, humor, muerte, filias y fobias, amores y desprecios del autor, el jazz de Miles Davis y Charlie Parker... De todo eso hay en La carta esf¨¦rica, una novela que narra la peripecia de un marino llamado Coy, un tipo honrado que no quiere ni sabe vivir en tierra y que ha perdido su barco.
Como debe ser, Coy encuentra enseguida a la misteriosa T¨¢nger Soto, en una casa de subastas de objetos navales de Barcelona. Funcionaria de la Armada espa?ola y buscadora de tesoros, dos palmos m¨¢s alta que ¨¦l y guapa como una sirena, Coy debe aprender a navegar por esa dama sin sextantes, astrolabios o compases, mientras se mete de cabeza en el enigma del tesoro.
A grandes rasgos, estos son los personajes principales de una novela que viaja por Barcelona, Madrid, Cartagena, Gibraltar, Guayaquil y C¨¢diz.
- Coy. Marino a la deriva varado en tierra. Tiene 38 a?os (tripaytantos), varios meses de suspensi¨®n por delante y un examen de capit¨¢n aplazado sin fecha. Ha le¨ªdo toda la literatura de marinos, desde Homero a Stevenson, Conrad o Melville hasta Patrick O'Brian. Cree que el ¨²nico lugar habitable est¨¢, como m¨ªnimo, a diez millas de la costa. Lleva su chaqueta azul marino sin galones ni botones dorados; es bajito, bebe ginebra azul con t¨®nica y tiene una sonrisa inocente y t¨ªmida.
- T¨¢nger Soto. Ronda los veintimuchos, tiene pecas por todas partes, nunca olvida nada en tierra y no juega limpio. Muerde con la boca cerrada, es peligrosa, y, como el jazz, est¨¢ llena de variantes insospechadas. Habla poco y, como dijo ayer su autor, puede llegar a ser muy cruel si decide cambiar de vida: ella no tiene retaguardia ni consuelos.
- Nino Palermo. Gibraltare?o, buscador de tesoros, lleva una coleta gris y tiene un ojo de cada color: pardo el derecho, verde el izquierdo. Due?o de una empresa muy tecnol¨®gica, que recupera buques hundidos, es de ese tipo de gente que no recurre a la polic¨ªa o a los tribunales para resolver sus problemas. Capaz de ir hasta el final sin ninguna piedad, P¨¦rez- Reverte lo define como un malo con motivos.
- Horacio Kiskoros. El peor de todos, un "enano melanc¨®lico", ex militar, torturador argentino, inquietante hombrecillo, moreno de bigote y pelo peinado hacia atr¨¢s con fijador.
- Piloto. Personaje tomado de la realidad. Pedro el Piloto es Paco el Piloto, el pescador y contrabandista que ense?¨® al joven Reverte los secretos del mar y de la vida. Le dio su primer pitillo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.