El temible Beckham apenas se dej¨® ver
Casillas s¨®lo se vio obligado a ense?ar una de sus paradas l¨ªmite
Si algo tem¨ªa el Madrid en la noche de ayer era a Beckham. Una ecuaci¨®n inapelable justificaba su miedo: no hay roscas m¨¢s precisas y venenosas, con m¨¢s aviso de gol dentro, que las del rubio y ahora afeitado centrocampista ingl¨¦s; y no hay sufrimiento mayor en el Madrid que el que le provocan los centros desde los costados. Especialmente a bal¨®n parado, pero tambi¨¦n en jugada corrida. Sin embargo, la jornada no confirm¨® las peores sospechas. Hasta tal punto se equivocaron los malos augurios que apenas hubo noticias de Beckham.De hecho, durante muchos minutos el extremo ingl¨¦s qued¨® para los saques de esquina, asunto que domina a la perfecci¨®n. En todos cre¨® peligro, como es de rigor cuando quien recibe el centro es el Madrid. En realidad, a Beckham le toc¨® m¨¢s defender que atacar en la primera mitad. Se vio obligado a ayudar a Gary Neville contra Savio y Roberto Carlos. Tanto, que hasta tuvo que resolver con un desconocido patad¨®n un ataque blanco, equipo que pasaba por entonces (m.21) por su mejor fase. Le iba mal a Beckham en la banda y su desesperaci¨®n le llev¨® al medio. Fue desplaz¨¢ndose hacia all¨ª a medida que ve¨ªa lo poco que participaba por su costado. El Madrid lo sac¨® de esa banda derecha, adem¨¢s, sin necesidad de recurrir a las faltas. S¨®lo recibi¨® una, de Roberto Carlos (m. 36).
Con el correr de los minutos, cuando el lateral brasile?o empezaba a replegarse cada vez con m¨¢s lentitud, Beckham volvi¨® a mirar a su flanco. Y se dej¨® ver por all¨ª en los tres ¨²ltimos minutos de la primera mitad para colgar tres centros de indiscutible peligro. M¨¢s activo se mostr¨® tras el descanso, pero sin exagerar. Colg¨® un bal¨®n casi desde el centro del campo que Helguera despidi¨® fuera del ¨¢rea de cabeza; envi¨® al segundo palo un saque de esquina que se comi¨® la zaga madridista pero tambi¨¦n el ataque ingl¨¦s, y empotr¨® contra la barrera un libre directo desde la frontal. Beckham, como en el primer tiempo, asom¨® su derecha al final: tres roscas de lado a lado que nadie supo culminar. En total, remat¨® dos veces, ninguna a porter¨ªa, centr¨® en 14 ocasiones al ¨¢rea y recuper¨® ocho balones. Tambi¨¦n ense?¨® algo de mala uva para tumbar a Redondo con una entrada por detr¨¢s de feo aspecto.
Fue Giggs el que m¨¢s incordi¨® al Madrid. Tuvo m¨¢s participaci¨®n, m¨¢s decisi¨®n para encarar y m¨¢s acierto en sus viajes hacia el centro (consegu¨ªa arrastrar a Salgado y sacarle de zona). Prob¨® el remate (m.37 y m.90), pero como lo hizo en ambos casos con la pierna mala, la derecha, los tiros le salieron pifiados. En todo caso, tampoco ¨¦l puso en aprietos a Casillas, habitual h¨¦roe del Madrid, que vivi¨® una noche pl¨¢cida. Apuros tuvo en alg¨²n bal¨®n a¨¦reo, pero s¨®lo ense?¨® una de sus paradas l¨ªmite, a tiro de Cole. Poco m¨¢s.
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