Si t¨² eres Tarz¨¢n, yo no soy Chita JOSEP MIR? I ARD?VOL
El art¨ªculo de Joan Subirats sobre Barcelona y la oposici¨®n de CiU es un buen motivo para debatir el papel del PSC-PSOE, que hace 21 a?os que gobierna Barcelona, y el nuestro como oposici¨®n. Se?alo el dato temporal porque es un elemento fundamental para enmarcar la valoraci¨®n. As¨ª, no se puede juzgar de la misma manera el esc¨¢ndalo humano de Can Tunis Nou si un partido llevara, digamos, s¨®lo dos a?os gobernando, que cuando han pasado m¨¢s de dos d¨¦cadas dirigiendo la ciudad: las nuevas casas fueron entregadas en 1981 por Narc¨ªs Serra. A partir de ah¨ª todo el proceso de degradaci¨®n posterior se desarrolla bajo el mandato socialista y ante su indiferencia. Y para incrementar el esc¨¢ndalo, ocurre que mientras en Madrid un gobernante de la derecha defiende las salas de venopunci¨®n para ayudar a los enfermos extremos, aqu¨ª Clos se las carga para siempre y declara que "no es el modelo para Barcelona".El papel fundamental de la oposici¨®n es la fiscalizaci¨®n del gobierno y la definici¨®n de alternativas. De esa dial¨¦ctica nace un resultado mejor para todos, como el mismo Subirats reconoce. La cuesti¨®n en todo caso radica en c¨®mo debe ser esta cr¨ªtica. La de CiU se ci?e como m¨ªnimo a tres requisitos: veracidad; esto es, que no deforme los hechos hasta construir una mentira; "otra" realidad. Racionalidad, en cuanto a que deben exponerse razonadamente los motivos que la fundamentan. Finalmente, respeto a la persona. Llevamos nueve meses trabajando en este sentido. En ocasiones su aplicaci¨®n produce resultados que sorprenden o son mal comprendidos, como cuando tras el estallido del caso AGT Construcciones y Obras por la supuesta quiebra fraudulenta formulamos una declaraci¨®n manifestando el derecho a la presunci¨®n de inocencia, o m¨¢s recientemente en defensa del alcalde.
Es inexacto que, como afirma Subirats, no busquemos acuerdos por falta de esp¨ªritu de colaboraci¨®n, pero para alcanzarlos hace falta la voluntad del gobierno municipal, que es el que tiene la mayor¨ªa. Y Clos por las razones que sean no quiere consenso, sino imposici¨®n pura y dura de sus tesis. Nunca hemos rechazado un acuerdo. Esto es una evidencia. Se llame F¨°rum 2004 o Plan del Bes¨°s. Pero nunca el gobierno municipal ha aceptado una propuesta nuestra para negociar. ?Qui¨¦n es por tanto el cainita en el lenguaje -excesivo para mi gusto- del propio Subirats? Clos se cree Tarz¨¢n, sus razones y espejos tendr¨¢, pero nosotros no somos Jane y mucho menos Chita.
El problema de fondo para Joan Subirats es que con hechos y datos en la mano es dif¨ªcil defender la gesti¨®n de Clos en este mandato. Y eso se nota en la endeblez de sus argumentos; por eso utiliza el mismo m¨¦todo del gobierno municipal. Rechaza la cr¨ªtica en el ¨¢mbito que le es propio, el local, y busca la referencia de la Generalitat. Al proceder as¨ª falsea los t¨¦rminos del razonamiento. Es como si nosotros acudi¨¦ramos a Filesa para argumentar la cr¨ªtica sobre determinadas pr¨¢cticas municipales, cosa que obviamente no hacemos. Pero incluso si practicamos la comparaci¨®n con el Consell Executiu el gobierno municipal sale malparado. Basta para ello utilizar los mismos ejemplos que Subirats: el urbanismo y el metro.
La pol¨ªtica urban¨ªstica del Ayuntamiento ha convertido el suelo en un negocio para las arcas municipales y para los grandes grupos privados m¨¢s all¨¢ de toda medida. Su propensi¨®n a recalificar suelo y venderlo al mejor postor, el abandono en la construcci¨®n de viviendas de promoci¨®n p¨²blica, ha llevado a Barcelona a un callej¨®n de dif¨ªcil salida: pisos por las nubes, emigraci¨®n imparable, envejecimiento hasta ser la primera en este aspecto entre las capitales de provincia del Estado. Pero eso s¨ª, entre 1995 y 1999 el Ayuntamiento ingres¨® m¨¢s de 10.000 millones de pesetas por venta de suelo a los promotores. Nada de todo ello se le puede imputar a la pol¨ªtica territorial de la Generalitat, dirigida a lo largo de todos estos a?os por Joan Antoni Solans, que en el marco de lo que son sus competencias ha actuado de manera eficaz al servicio del inter¨¦s general. Y ¨¦sta es una afirmaci¨®n razonablemente s¨®lida. M¨¢s si se acota -cosa que olvida Subirats- que los ayuntamientos poseen un papel determinante en el campo del urbanismo.
Y el metro. Sobre ¨¦l se construye hoy la l¨ªnea Maginot de defensa del PSC-PSOE. Estoy de acuerdo en que la Generalitat no ha desarrollado en todo lo necesario este medio de transporte, pero a pesar de ello es el que mejor resiste la comparaci¨®n con Madrid. Por cada pasajero transportado en Barcelona, en Madrid es 1,55, pero para el autob¨²s -el reino de Clos-Maragall- para cada pasajero de ac¨¢, all¨¢ en el centro transportan 2,7. Y ¨¦ste es un ¨ªndice mucho peor que el del metro. ?Y qu¨¦ decir de la Renfe con su gran sistema de cercan¨ªas, que transporta menos viajeros que los FFCC de la Generalitat? Cu¨¢ntos coches dejar¨ªan de entrar en Barcelona, si la l¨ªnea a Vic y Granollers no fuese un engendro de hace 50 a?os. Y no s¨®lo eso, tambi¨¦n el famoso "factor tiempo". El metro no depende s¨®lo de la Generalitat, sino del Gobierno espa?ol. ?Qu¨¦ cambios introdujeron los 14 a?os de gobierno socialista?: cuando los Juegos, ni Maragall ni Felipe [Gonz¨¢lez] se acordaron de ¨¦l; del coche s¨ª.
Subirats se escandaliza de que CiU se oponga, como la mayor¨ªa de ciudadanos, al Bar?a 2000. A m¨ª me parecer¨ªa m¨¢s l¨®gico que se escandalizara de por qu¨¦ lo ha auspiciado el propio Ayuntamiento. Su m¨¢ximo argumento consiste en un "oiga, que votaron la recalificaci¨®n de Sarri¨¤". Para ser breves; uno: Sarri¨¤ se tramit¨® con garant¨ªas, una reforma del Plan General Metropolitano, es decir, un proceso largo y con intervenci¨®n de diversas instancias administrativas. Lo de N¨²?ez-Clos era un "yo me lo guiso, t¨² te lo comes", tramitado como un simple plan especial. Y dos, todo tiene un l¨ªmite y rectificar es de sabios.
Josep Mir¨® i Ard¨¨vol es portavoz de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona.
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