El Valencia se lo pasa en grande

El Valencia prolong¨® durante una hora el esplendor del pasado mi¨¦rcoles ante el Lazio y le dio un soberano repaso al Oviedo, que pasaba por all¨ª. El equipo de C¨²per ha llegado plet¨®rico al desenlace del ejercicio, o al menos un pu?ado de sus jugadores: Farin¨®s, Kily, Piojo, Angulo y Gerard, especialmente. ?stos son los que imprimen un ritmo alt¨ªsimo de juego dif¨ªcilmente soportable para el rival de turno. Mucho menos si se trata del Oviedo, que vive casi toda la temporada pegado a la cola y que sigue sin ganar ning¨²n partido a domicilio en la Liga. Ayer se entendieron en Mestalla ambas circunstancias.El Valencia s¨®lo necesit¨® una hora; el resto se dedic¨® a sestear, a guardar fuerzas y a dar minutos a los reservas (volvi¨® Albelda tres meses despu¨¦s y ?scar marc¨® de nuevo). El Oviedo entonces se fue arriba y disimul¨® como pudo la paliza a la que hab¨ªa sido sometido. En medio de la lluvia de goles, dos sobresalieron sobremanera: la soberbia vaselina cruzada de Angulo y la falta ajustad¨ªsima y potente de Pompei, que se col¨® por la escuadra.

Con un f¨²tbol de tiral¨ªneas, el Valencia acogot¨® en la primera parte con un dominio absoluto al Oviedo, que apenas si pod¨ªa salir de su ¨¢rea. El partido lo amasaba con maestr¨ªa Farin¨®s en el c¨ªrculo central y lo afilaba el Piojo en el ¨¢rea rival. Entremedias, el Kily Gonz¨¢lez se exhib¨ªa por un lado, mientras que Angloma se divert¨ªa por el otro. La superioridad valencianista era aplastante.

El m¨¢s apagado de los cuatro centrocampistas locales fue esta vez el h¨¦roe del pasado mi¨¦rcoles, el catal¨¢n Gerard. Y, sin embargo, apareci¨® para decidir, como de costumbre. De sus a?os en La Mas¨ªa o quiz¨¢ del pasado domingo en el Camp Nou, a Gerard le qued¨® grabado ese pase a lo Guardiola: ese env¨ªo dibujado mientras se mira al tendido que desgarra el centro de la defensa rival y deja absolutamente solo a su compa?ero, en este caso el Piojo, que tiene tiempo y espacio para elegir el palo por el que quiere colocar el bal¨®n.

El Oviedo dio pocas se?ales de vida y no s¨®lo no reaccion¨® cuando le marcaron el primero, sino que se inmol¨® con un autogol de Danjou. El ¨²nico plan del equipo de Luis Aragon¨¦s era que Dely Vald¨¦s hiciera valer su poderoso salto: bien para rematar de cabeza, bien para acomodar al cuero a un compa?ero. Pero resulta que Pellegrino no est¨¢ para bromas: despu¨¦s de haber salido indemne de la tremenda presi¨®n a que lo someti¨® durante varios meses la grada, que no le perdonaba ni una, disfruta ahora de su gran momento. El p¨²blico empieza a valorarlo. No es de la elegancia de Djukic, pero recupera balones a mansalva.

El conjunto de C¨²per firm¨® la tarde m¨¢s pl¨¢cida que se le recuerda con un producto de la sociedad Kily-Piojo: lanzamiento profundo del primero, carrera y remate a gol del segundo. F¨¢cil. El Oviedo ya estaba completamente hundido y el que ahond¨® la herida ovetense fue Angulo, que marc¨® una vaselina sublime: penetr¨® desde el pico derecho del ¨¢rea, alz¨® la vista, vio adelantado a Esteban y la elev¨® con suavidad por encima del meta ovetense.

Despu¨¦s lleg¨® el penalti al Kily y el consiguiente debate sobre qui¨¦n deber¨ªa lanzarlo. Ausente Mendieta, el Piojo era el candidato oficial, el hombre que suele asumir este tipo de responsabilidades y que m¨¢s ascendiente tiene en el equipo. Pero entonces se abalanz¨® Farin¨®s sobre la pelota y ya no hubo qui¨¦n se la quitara. Aunque no de muy buena gana, el Piojo moder¨® su ambici¨®n y le dio el permiso a Farin¨®s. El valenciano golpe¨® suave y muy ajustado. Gol.

A media hora para el final, el Valencia se ausent¨® del partido y se limit¨® a ver el tiempo pasar. Y a observar c¨®mo regresaba Albelda, superada una grav¨ªsima lesi¨®n de rodilla que lo ha tenido tres meses fuera. La entrada de Albelda propici¨® la salida del Kily, que se llev¨® la ovaci¨®n de la tarde. Merecidamente. Dio tiempo para que ?scar afilara su olfato goleador y para que Albelda vaya ganado confianza.