La libertad y sus l¨ªmites
JOS? LUIS MERINO
El artista catal¨¢n Jaume Plensa lleg¨® a la Galer¨ªa Col¨®n XVI de Bilbao con una de sus cabinas desmontables, realizada con acero inoxidable, ladrillos de vidrio y filiformes tubos de ne¨®n. Ha quedado plantada nada m¨¢s entrar a la galer¨ªa. El visitante puede entrar en su interior a trav¨¦s de unas cortinas movibles de acero, hechas al modo de las cuentas de un rosario vertical. Cuando se cierra la galer¨ªa, entonces se encienden las luces ne¨®nicas. Quiere decirse que esa cabina-escultura posee varias alternativas de uso y mirada. Adem¨¢s de la cabina, se muestran obras de corte tradicional. Sobre papeles blancos, se yuxtaponen fotograf¨ªas o peque?os objetos, todo ello en torno a la especializaci¨®n de los collages. En los cajones de la propia galer¨ªa se guardan unos grabados, que entran dentro de la misma finalidad creativa de los papeles blancos.
Esta breve exposici¨®n de Plensa coincide con la antol¨®gica suya que en estos momentos se celebra en el Palacio de Vel¨¢zquez de Madrid, organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa. La disyuntiva comienza con una pregunta casi capciosa: ?c¨®mo vamos a hablar de esa m¨ªnima muestra en Bilbao, cuando el todo est¨¢ en otra parte? S¨®lo puede responderse con otra pregunta: y si lo que en Madrid se muestra fuera de excepci¨®n, ?no ser¨ªa un error dejar de memorar el paso de este artista entre nosotros?
Las obras de Jaume Plensa se mueven en muchas direcciones, por lo que le convierten en un artista camale¨®nico. Esto no es nada nuevo. La mayor¨ªa de los artistas de estos ¨²ltimos tiempos se pasan la vida probando. Saltan de un lado a otro sin rubor alguno. En ocasiones pretenden erigirse en descubridores de nuevos territorios, sin apercibirse que en muchas ocasiones esos descubrimientos aparecen en todas las gu¨ªas tur¨ªsticas.
Es verdad que el arte ha proporcionado a los artistas una libertad sin l¨ªmites, como nunca lo hab¨ªa hecho hasta hoy. Se podr¨ªa decir de otro modo: los artistas se han alzado por encima del arte para alcanzar la m¨¢xima libertad imaginable. Y hasta es posible que un n¨²mero muy grande de artistas tengan como meta m¨¢xima conseguir una mayor dosis de libertad, antes que llegar a crear un arte de gran calidad. Creo que en Jaume Plensa se da este tipo de artista, no importa que sus obras est¨¦n trabajadas con acucioso fervor y espl¨¦ndidos y tecnificados acabados.
Por otro lado, esos espl¨¦ndidos acabados est¨¢n pre?ados de calculada frialdad, que raya con el esteticismo vacuo, seg¨²n nuestro entender. (Hago un inciso para precisar que en obras donde interviene el c¨¢lculo puede coexistir un aliento po¨¦tico de sumo valor. Vienen a la memoria los portentosos tanques -El v¨¦rtigo de la elipse- de Richard Serra. Pues bien, no nos parece encontrar ese c¨¢lculo po¨¦tico en las obras del artista catal¨¢n, pese a que traigan a colaci¨®n continuamente, sus ex¨¦getas y ¨¦l mismo, los nombres de ilustres escritores como Shakespeare, William Blake, Goethe, Herman Broch, Baudelaire, Rabelais, Allen Ginsberg, entre otros).
Quiz¨¢ por esa libertad sin l¨ªmites conseguida, en vez de llamarles artistas hab¨ªa que buscar denominaciones que est¨¦n m¨¢s acordes con su realidad. Por ejemplo, se les pod¨ªa llamar instaladores, escaparatistas, escen¨®grafos, perfomancistas, conceptualistas, minimalistas, y cosas semejantes. No hay rebajamiento de consideraci¨®n al denominarles as¨ª. Es una constataci¨®n surgida del clima universal que van dictando las vanguardias.
Pero desde esa misma postura entra a tomar partido una advertencia sumamente radical, vestida ya de axioma poco menos que irrefutable: "todas las vanguardias pasan, excepto la vanguardia".
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