Las resistencias de los piojos a los insecticidas multiplican las epidemias La pediculosis, antes asociada a la suciedad, la sufren hasta el 15% de los ni?os espa?oles
Las escuelas de nuestro mundo occidental entrar¨¢n en el siglo XXI conectadas a Internet y, adem¨¢s, infestadas de piojos. La pediculosis, lejos de ser un mal del pasado, es un problema que se ha recrudecido en los ¨²ltimos 30 a?os y que este curso es especialmente persistente en Espa?a. Los piojos, que no distinguen clases sociales, afectan a millones de ni?os cada a?o (de 6 a 12 en Estados Unidos) porque se los transmiten unos a otros en las aulas, dada la escolarizaci¨®n pr¨¢cticamente universal y porque los par¨¢sitos est¨¢n creando resistencias a los insecticidas utilizados.
Este recrudecimiento de las epidemias de pediculosis tiene que ver con el descuido y, al mismo tiempo, con el exceso de celo. Descuido porque hoy d¨ªa los padres apenas vigilan las cabezas de sus hijos en busca de los par¨¢sitos, dando por sentada su inexistencia. Exceso de celo porque cuando, con sorpresa, los detectan empiezan a usar indiscriminadamente los insecticidas disponibles en el mercado. En lugar de aplicar un tratamiento sistem¨¢tico y seguro siguiendo las instrucciones de las autoridades sanitarias (v¨¦ase el gr¨¢fico adjunto) no se cercioran de la erradicaci¨®n del insecto y abusan de colonias y champ¨²s insecticidas, que son los que suelen crear las resistencias.Olivier Chosidow, del Departamento de Medicina Interna y Asistencia P¨²blica de los Hospitales de Par¨ªs, acaba de publicar un art¨ªculo en la revista especializada en medicina The Lancet precisamente sobre la pediculosis. Chosidow desaconseja en dicho art¨ªculo el uso de los champ¨²s por razones obvias: "El tiempo de contacto es corto, la concentraci¨®n del f¨¢rmaco es baja y la penetraci¨®n del insecticida es reducida cuando el piojo est¨¢ inmerso en el agua; las aplicaciones inadecuadas pueden favorecer la creaci¨®n de resistencias".
Poca ayuda farmac¨¦utica
Mar¨ªa Victoria Civantos, m¨¦dica y t¨¦cnica superior de Salud P¨²blica de la Comunidad de Madrid, desaconseja por razones similares las colonias. "Dejas poca cantidad de insecticida en el pelo, de manera que el piojo, lejos de morir, aprende y se hace resistente". Y Civantos a?ade: "La verdad es que, en este sentido, los farmac¨¦uticos nos ayudan muy poco".
Basados en este crecimiento de las resistencias es por lo que todos los especialistas desaconsejan utilizar cualquier producto de forma puramente preventiva. Lejos de evitar la infestaci¨®n, la agravan en caso de que los insectos aniden en sus cabezas. Los insecticidas utilizados hoy d¨ªa no son, adem¨¢s, completamente inocuos. Si bien son menos agresivos que los de anta?o, no deben ponerse en contacto con los ojos o las mucosas.
Civantos tiene la sospecha personal -"nada cient¨ªfica", advierte- de que al piojo le gusta la sequ¨ªa. Y apunta que este a?o, probablmente por casualidad, hay sequ¨ªa y m¨¢s piojos que en los dos a?os pasados.
No hay, cient¨ªficamente, sin embargo, ninguna evidencia de que la temperatura afecte a estas epidemias, como se?ala el pediatra Manuel Tolosa-Latour, si bien este facultativo a?ade que las epidemias son c¨ªclicas y aparecen habitualmente en oto?o y primavera.
Los consultados coinciden en se?alar que los productos disponibles en el mercado son caros (no se venden con receta ni est¨¢n subvencionados) , pero eficaces, aunque Olivier Chosidow advierte de que "algunos investigadores creen que ninguno de ellos es ciento por ciento ovicida". De manera que, al final, el mejor sistema para acabar con ellos es recurrir a las t¨¦cnicas de toda la vida. Tras el tratamiento con un gel, lo m¨¢s aconsejable es revisar la cabeza y bien con una lendrera, bien con la mano, cerciorarse de que no queda un solo piojo ni un solo huevo (liendre) en la cabeza de los ni?os y en la de los adultos que conviven con ¨¦l.
Porque estos min¨²sculos y molestos hu¨¦spedes son tremendamente viajeros y saltan de una cabeza a otra con gran facilidad, bien directamente, bien a trav¨¦s de utensilios de peinado.
Chosidow advierte de que en ocasiones los piojos est¨¢n mostrando resistencias incluso a los tratamientos correctamente aplicados, en cuyo caso la ¨²nica soluci¨®n es cambiar de producto y volver a empezar todo el tratamiento completo.
Problemas profundos
La pediculosis es un viejo problema humano. Los huevos de piojo m¨¢s antiguos fueron encontrados en una cueva del desierto de Judea y datan del a?o 6900-6300 antes de Cristo, seg¨²n detalla Chosidow en The Lancet, que a?ade que se hall¨® una liendre adherida al pelo de una mujer embarazada enterrada por las cenizas de Herculano en el a?o 79 de nuestra era.
Pero la pediculosis, por lo dem¨¢s, no suele acarrear problemas mayores de salud p¨²blica, salvo que se sufra una infecci¨®n secundaria en la piel irritada por el continuo rascado de cabeza. Porque el picor (prurito) de la pediculosis es el peor y m¨¢s inc¨®modo efecto de la misma.
El prurito, como explica Mar¨ªa Victoria Civantos, no se debe al picotazo del par¨¢sito en busca de la sangre, sino al efecto que produce la sustancia anticoagulante que el piojo inocula para despu¨¦s alimentarse.
Diversos estudios han demostrado que entre el 5% y el 15% de los escolares espa?oles sufren pediculosis. Inspecciones similares hechas en otros pa¨ªses han dado resultados similares, aunque se han hallado a veces prevalencias del 49% (en Burdeos, Francia) o del 25% en Bristol (Reino Unido).
El piojo se asocia a miseria y suciedad y, en puridad, el foco tiene que ver con esas condiciones en las que no s¨®lo habita el piojo com¨²n, el de la cabeza, sino el del cuerpo y el del pubis (m¨¢s conocido como ladilla).
De ah¨ª que las autoridades sanitarias deban en ocasiones intervenir para localizar problemas socio-sanitarios m¨¢s profundos en ni?os que sufren de forma permanente la infecci¨®n. "En ning¨²n caso", advierte Civantos, "hay que excluir o segregar al ni?o en cuesti¨®n".
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