La demanda de libros se ha estancado en Espa?a, pese al aumento de t¨ªtulos La Federaci¨®n de Editores pide que las bibliotecas escolares est¨¦n abiertas al p¨²blico
"Los libros nunca han sido bien vistos por la sociedad espa?ola". Lo pod¨ªa haber dicho m¨¢s alto, pero no m¨¢s claro. De este modo llam¨® ayer la atenci¨®n Antonio Mar¨ªa ?vila, director ejecutivo de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a (FGEE), al presentar un estudio sobre el mercado del libro durante la ¨²ltima d¨¦cada. Con una demanda estancada y con la mitad de la poblaci¨®n adulta que no lee ning¨²n libro, el panorama no invita precisamente al optimismo cultural, pese al espectacular aumento de los t¨ªtulos publicados: m¨¢s de 52.000 en 1998.
Una y otra vez tratan los editores de explicar el abismal desfase entre el n¨²mero de t¨ªtulos publicados -que sit¨²a a Espa?a como una de las potencias mundiales- con los ¨ªndices de lectura, m¨¢s propios de pa¨ªses subdesarrollados y con altas tasas de analfabetismo. "Influyen muchas razones", coment¨® ayer ?vila a un grupo de periodistas. "En primer lugar", agreg¨®, "la escolarizaci¨®n hasta los 14 a?os se implant¨® en Francia en 1912, y en Espa?a, en los setenta; nuestra red de bibliotecas resulta insuficiente a todas luces, un clima benigno invita menos a la lectura... En fin, podr¨ªamos decir que Espa?a sufre un trasfondo cultural, hist¨®rico y religioso, muy poco adecuado para el fomento de la lectura. Gracias al cielo, existe Am¨¦rica, porque los pa¨ªses hispanohablantes son el destino de parte de la producci¨®n espa?ola".No obstante, los autores del estudio y los responsables de la federaci¨®n coinciden en que, de los m¨¢s de 52.000 t¨ªtulos que aparecen como publicados el pasado a?o en Espa?a, cerca de un 40% son en realidad reediciones. "Nuestros criterios para considerar un t¨ªtulo como nuevo difieren de los que utilizan otros pa¨ªses europeos", manifest¨® Mart¨ªnez Al¨¦s.
Campa?as publicitarias
Al tiempo que ped¨ªa mejores y m¨¢s continuadas campa?as publicitarias de promoci¨®n de la lectura, Antonio ?vila lanz¨® la novedosa propuesta de que las bibliotecas de colegios, institutos y universidades se abran a los barrios y pueblos donde se sit¨²an. "Se trata", indic¨® el director de la Federaci¨®n de Editores, "de abrir las bibliotecas como si fueran polideportivos, o sea, m¨¢s all¨¢ del horario lectivo y tambi¨¦n durante los fines de semana para que cualquier ciudadano pueda leer o consultar libros con facilidad".
Tras destacar las reticencias que muchas editoriales hab¨ªan ofrecido a la hora de facilitar datos, Rafael Mart¨ªnez Al¨¦s, coordinador del estudio Diez a?os de comercio interior del libro en Espa?a, 1988-1998, pidi¨® al Gobierno que haga cumplir la Constituci¨®n y la Ley de Propiedad Intelectual en todo lo referido al sector. Entre las demandas de las editoriales -compartidas por librer¨ªas y distribuidores-, ?vila destac¨® el fomento del castellano en las nuevas tecnolog¨ªas, una legislaci¨®n de propiedad intelectual adaptada a la lucha contra la reprograf¨ªa y a las nuevas tecnolog¨ªas y las peticiones ya citadas de apertura de bibliotecas y campa?as de fomento de la lectura. "Las administraciones no conceden importancia econ¨®mica a la cultura", apostill¨® Mart¨ªnez Al¨¦s. La Federaci¨®n de Editores pidi¨® ayer p¨²blicamente una pol¨ªtica de Estado para el libro a 10 a?os vista, y para ello ya han mantenido reuniones en los ¨²ltimos meses con los grupos parlamentarios.
Los datos del estudio confirman una estabilidad en el sector a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada. As¨ª, mientras a finales de los ochenta el n¨²mero de firmas editoriales ascend¨ªa a 572, el pasado 1998 funcionaban 624. Ahora bien, muchos sellos aparecen y desaparecen a raz¨®n de un centenar al a?o. De cualquier modo, se observa una cierta ruptura del bipartidismo de Madrid y de Barcelona a la hora de la concentraci¨®n de las sedes. Mientras en 1989 el 91% de los sellos estaban radicados en las dos principales ciudades, en la actualidad esa cifra se ha reducido al 81%. Esta tendencia obedece a la mayor descentralizaci¨®n cultural, as¨ª como a la implantaci¨®n y extensi¨®n del biling¨¹ismo en cinco autonom¨ªas (Catalu?a, Comunidad Valenciana, Galicia, Pa¨ªs Vasco y Baleares).
Concentraci¨®n editorial
La concentraci¨®n editorial representa un fen¨®meno que va en aumento, no s¨®lo en Espa?a, sino en el resto de pa¨ªses europeos. La facturaci¨®n total en el comercio interior del libro se eleva a unos 400.000 millones de pesetas, pero resulta revelador que apenas un 4% de las firmas editoriales abarquen el 70% de esa cantidad. Id¨¦ntica concentraci¨®n se aprecia en la distribuci¨®n geogr¨¢fica de la facturaci¨®n, es decir, de la venta de libros, porque cuatro comunidades aut¨®nomas recogen m¨¢s del 60%. Se trata de Catalu?a (23,7%), Madrid (20,7%), Andaluc¨ªa (12,5%) y la Comunidad Valenciana (9,4%).
En cualquier caso, los editores piensan reforzar las ediciones de bolsillo, la adaptaci¨®n del libro del mercado tecnol¨®gico y el aumento de las tiradas medias. "Las tiradas medias son muy bajas", se lamentaron.
Unos leen mucho, otros nada
La mitad de los espa?oles adultos no lee nunca ning¨²n libro. El escalofriante dato aparece tanto en las estad¨ªsticas oficiales como en los estudios de entidades independientes como la Sociedad General de Autores y Editores o la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a. ?C¨®mo es posible entonces que la industria editorial viva tiempos boyantes y que la producci¨®n espa?ola de libros sea la quinta del mundo y la tercera de Europa? Pues dos son las respuestas b¨¢sicas. La primera apunta a la exportaci¨®n a los pa¨ªses hispanohablantes de Am¨¦rica, incluido Estados Unidos.
La segunda contestaci¨®n pasa por esa "amplia minor¨ªa devoradora de libros", en palabras de muchos editores. As¨ª las cosas, la cuarta parte de los espa?oles adultos compra, y hay que presumir que lee, dos o tres libros al mes, entre 20 y 40 al cabo del a?o.
De todas formas, conviene recordar que entre los 52.493 t¨ªtulos publicados en Espa?a a lo largo de 1998, una buena parte corresponde a libros de texto, enciclopedias, diccionarios o c¨®mic. El apartado puramente literario engloba 8.998 obras de narrativa, ensayo o poes¨ªa; 10.326 t¨ªtulos de infantil y juvenil; y otros 12.154 libros agrupados bajo el ep¨ªgrafe de textos no universitarios.
Pero uno de los aspectos que m¨¢s preocupa a los editores se refiere a la fugacidad de los libros en el mercado, a la permanencia en cat¨¢logo de las obras, a la celeridad de aparici¨®n y desaparici¨®n de novedades. Los datos de otros pa¨ªses cercanos devienen elocuentes. En Francia, los fondos disponibles representan entre 20 y 30 a?os de novedades; en Alemania, 15 a?os; y en Inglaterra, cerca de 18. En cambio, en Espa?a la descatalogaci¨®n de un libro se produce apenas tres o cuatro a?os despu¨¦s de su salida al mercado. Esta grav¨ªsima deficiencia es criticada por todos los sectores del libro, pero hasta ahora nadie le ha puesto el cascabel al gato.
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