Purga burs¨¢til
La inestabilidad se ha apoderado de los mercados burs¨¢tiles. Se ha cerrado la peor semana en muchos a?os en Estados Unidos para los inversores en acciones. Todos los ¨ªndices -los representativos de la vieja econom¨ªa como el Dow Industrial Average o el Standard&Poor's 500, o el del Nasdaq, expresivo de los valores tecnol¨®gicos de la nueva- registraron unos descensos hist¨®ricos el pasado viernes cuya trascendencia es dif¨ªcil minimizar.El desplome no tiene una causa ¨²nica, pues el descenso de las cotizaciones ven¨ªa produci¨¦ndose desde hace algunas semanas. Pero lo profundiz¨® el anuncio el viernes, poco antes de la apertura de los mercados de acciones, del ¨ªndice de precios al consumo (IPC) correspondiente a marzo en EEUU, con un crecimiento superior al esperado tanto en su base general como en la inflaci¨®n subyacente. Como la p¨®lvora se extendieron las expectativas sobre una pr¨®xima y m¨¢s intensa elevaci¨®n de los tipos de inter¨¦s por la Reserva Federal. La huida de los inversores hacia la calidad y hacia activos financieros de renta fija, en particular del mercado monetario, acab¨® contaminado a todas las acciones, con escasas excepciones.
Constatar las amenazas que subyac¨ªan desde hace alg¨²n tiempo en aquel mercado es relativamente f¨¢cil, pues algunos de sus valores estaban claramente sobrevalorados. Lo dif¨ªcil es pronosticar si las ca¨ªdas tendr¨¢n continuidad la semana pr¨®xima y si se extender¨¢n, tras tocar el viernes a Am¨¦rica Latina, a otras bolsas de otras zonas geogr¨¢ficas como Europa y Asia. La importancia relativa que las inversiones en acciones han cobrado en la riqueza de las familias estadounidenses -la relevancia del denominado efecto riqueza, que traduce en gastos el incremento de las cotizaciones en los valores- puede llevar a una contenci¨®n del consumo que, dependiendo de su magnitud, podr¨ªa condicionar significativamente el ritmo de crecimiento de la econom¨ªa de Estados Unidos en los pr¨®ximos meses.
Si lo ocurrido el viernes no tuviera una continuidad en las siguientes jornadas, el efecto no pasar¨ªa de un ajuste en las excesivas valoraciones, de una purga incluso sana de la Bolsa, que contribuir¨ªa a moderar la intensidad del consumo, permitiendo que la Reserva Federal suavizara sus amenazas tensionadoras en el precio del dinero. Si, por el contrario, a las ca¨ªdas del viernes le suceden otras significativas, se estar¨ªa ante un claro riesgo de un enfriamiento excesivo de la econom¨ªa de EEUU que se podr¨ªa propagar al resto del mundo. Dado el elevado grado de integraci¨®n financiera internacional, el contagio es poco menos que irremediable, aunque su magnitud no tiene por qu¨¦ traducirse en desplomes como el observado en Wall Street.
Europa no s¨®lo mantiene una mayor estabilidad de precios, sino que la exuberancia de sus mercados burs¨¢tiles ha sido menos acusada. Adem¨¢s, el patr¨®n de crecimiento de la mayor¨ªa de sus econom¨ªas es m¨¢s equilibrado, especialmente en las contribuciones del consumo, de la inversi¨®n empresarial y del sector exterior. En Espa?a, la adversidad que ha acompa?ado la primera semana del Nuevo Mercado burs¨¢til es, en cierta medida, una garant¨ªa de que las correcciones que quedan por venir no deber¨ªan ser intensas, aunque la ponderaci¨®n que en el principal ¨ªndice de la Bolsa de Madrid tienen los valores tecnol¨®gicos rodea de vulnerabilidad al conjunto.
Con todo, las amenazas de propagaci¨®n de perturbaciones similares a la americana deber¨ªa llevar al Banco Central Europeo (BCE) a ponderar sus eventuales acciones y, en mayor medida, sus declaraciones sobre el endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria en respuesta a unas tensiones inflacionistas manifiestamente inferiores a las americanas y mucho m¨¢s sobre la evoluci¨®n del tipo de cambio del euro frente al d¨®lar. Son momentos en los que, en una zona euro con favorables fundamentos econ¨®micos, las autoridades deben acompa?ar su prudencia de mensajes de tranquilidad a los inversores individuales.
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