La Voz, los herederos, el melifluo
LUIS DANIEL IZPIZUA
Citando al juez Navarro, quien a su vez cita a Sciascia, nos dice Xabier Arzalluz: "El poder es siempre el gran delincuente impune". Lo dec¨ªa en su ya c¨¦lebre art¨ªculo del pasado d¨ªa 9, titulado La burda mordaza, y la cita podr¨ªa sorprendernos, viniendo de quien viene, si no conoci¨¦ramos la habitual tendencia del se?or Arzalluz a presentarse como s¨²bdito agraviado por la memoria hist¨®rica. La historia se detuvo para ¨¦l el 18 de Julio, y el eterno retorno de esa fecha le sirve de coartada para camuflar lo ocurrido desde entonces y as¨ª eximirse de responsabilidades. Lo que ¨¦l ejerce, por ejemplo, no es el poder, ya que ¨¦ste s¨®lo reside en ese fantasma proteico del pasado que toma cuerpo en los contrincantes del se?or Arzalluz. El poder es ?l, vendr¨ªa ¨¦ste a decirnos, y en consecuencia mi actuaci¨®n est¨¢ siempre justificada ante ese enemigo que es mi contrafigura. De ah¨ª tambi¨¦n que ese poder y la fecha que le da nombre adquieran para el se?or Arzalluz el significado que a ¨¦l m¨¢s le convenga y que trate de convertirlos en un conflicto entre naciones.
No es otra que la descrita la operaci¨®n que realiza una vez m¨¢s en su ya mencionado art¨ªculo. Vale que se lamente de determinados excesos, y que reclame el respeto debido a su persona, pero en el pandemonium de su art¨ªculo mezcla berzas con capachos, agravios con cr¨ªticas, y esa burda mezcolanza le sirve para recrear su m¨¢gico conf¨ªn. Todo evoca de nuevo el 18 de Julio. Con ello pretende conseguir un doble efecto, a saber, crear el espantajo de una agresi¨®n inexistente que lo convierte en v¨ªctima-h¨¦roe, y descalificar al cr¨ªtico transform¨¢ndolo en enemigo, ?en enemigo armado e invasor! El supuesto amordazado se torna amordazador, y en un art¨ªculo en el que pretende desprenderse de las acusaciones de "inductor" vertidas contra ¨¦l en alg¨²n medio, termina dejando a sus cr¨ªticos, a todos, a los pies de los caballos. El poder es tambi¨¦n a veces el gran delincuescente.
El problema de nuestro hombre reside en realidad en que no le est¨¢n saliendo nada bien las cosas y no quiere que se lo recuerden. Con un Gobierno en minor¨ªa, toreado adem¨¢s por sus socios, capaces de segarles toda posible retirada con procedimientos que ponen en rid¨ªculo su impotencia y de dejar en evidencia su debilidad para obligarles a caer en sus brazos, el se?or Arzalluz para colmo est¨¢ a punto de quemar a sus herederos. Celebrados como una nueva generaci¨®n para los nuevos tiempos, esos v¨¢stagos nos est¨¢n ofreciendo una imagen de marionetas desconcertadas. No me alegro por ello, porque no se merecen este trago que se les est¨¢ haciendo pasar y porque se puede estar haciendo trizas adem¨¢s el futuro inmediato de una formaci¨®n pol¨ªtica necesaria y valiosa. Pero el voluntarismo fantasioso y el delirio historicista les entregaron un espejismo a los j¨®venes pol¨ªticos a los que se les encomend¨® el Gobierno y se les dijo: gestionar, que la pol¨ªtica ya la tenemos atada y resuelta. Me refiero, por supuesto, a los Ibarretxe, Imaz, Zenarruzabeitia, Balza, a esa generaci¨®n a la que podr¨ªamos denominar generaci¨®n de la transici¨®n y que, quiz¨¢,cometi¨® el error de creerse el espejismo que se les contaba.
S¨®lo un pacto tripartito PNV-PP-PSE puede devolver a este pa¨ªs a una cierta normalidad. No lo va a haber, ni siquiera se va a intentar, porque hay quienes no est¨¢n dispuestos a enmendar un error que, lo creo sinceramente, la mayor¨ªa de este pa¨ªs est¨¢ dispuesta a pasarles por alto. Hay adem¨¢s voces melifluas que les desaconsejan dar ese paso,voces que pretenden no estar ni con Dios ni con el diablo. No basta con condenar los asesinatos, como hace Patxi Zabaleta, para despu¨¦s olvidarse de ellos en aras de la supuesta conversi¨®n democr¨¢tica de un sector agreste que nunca termina por convertirse. Un pa¨ªs no puede pasarse la vida a la espera de conversiones longevas, y si tantos son los conversos como para suscitar la esperanza del se?or Zabaleta opciones y posibilidades hay en este pa¨ªs para que puedan acomodarse en lugar de hacernos bailar a todos a la espera de su oportunidad. Y no es admisible recomendar que se olviden los asesinatos y a quienes los cometen para se?alar que el subversivo (sic) es el PP porque pretende acceder al Gobierno. Eso s¨®lo significa estar en el infierno pretendiendo tocar las campanillas de los ¨¢ngeles.
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