Los robots entran en el quir¨®fano La incipiente cirug¨ªa cardiaca por control remoto busca ganar precisi¨®n y reducir el traumatismo
La mayor¨ªa de las operaciones de coraz¨®n las acabar¨¢n haciendo robots cuyos brazos, controlados por un ordenador, se insertan a trav¨¦s de orificios del tama?o de un l¨¢piz practicados en el pecho de los pacientes. En lugar de mirar dentro del cuerpo del paciente, los cirujanos ver¨¢n im¨¢genes aumentadas de la operaci¨®n en una pantalla. En teor¨ªa, el m¨¦dico no tendr¨ªa que estar en la misma habitaci¨®n, ni siquiera en el mismo pa¨ªs, que el paciente. La t¨¦cnica ya ha sido probada en Alemania, EE UU y otros pa¨ªses para operar el coraz¨®n, pero puede servir para otros ¨®rganos. La cirug¨ªa asistida por robots puede resultar m¨¢s precisa y menos traum¨¢tica que la convencional, pero los cirujanos creen que faltan todav¨ªa de cinco a diez a?os para conseguirlo.
La operaci¨®n cardiaca que se realiza en el quir¨®fano con azulejos de color verde claro del Centro M¨¦dico de la Universidad Estatal de Ohio (CMUEO) es casi sobrecogedora. El paciente, de 62 a?os, est¨¢ anestesiado, envuelto en s¨¢banas azules y acostado boca arriba en una mesa estrecha. Pero nadie lo toca.La operaci¨®n la est¨¢ llevando a cabo un robot, cuyos tres brazos de metal se han introducido por orificios del grosor de un l¨¢piz en el pecho del hombre. En el extremo de los brazos del robot hay unos dedos diminutos de metal, con mu?ecas giratorias, que sostienen un instrumento min¨²sculo, una linterna y una c¨¢mara. Los brazos y los dedos del robot los controla Randall K. Wolf, sentado ante un ordenador situado en un rinc¨®n del quir¨®fano, a unos siete metros de distancia.
Este tipo de operaci¨®n, afirman los cirujanos cardiovasculares, es el comienzo de lo que podr¨ªa significar el mayor cambio en su profesi¨®n desde que comenz¨® la cirug¨ªa de derivaci¨®n coronaria hace casi 30 a?os. "La raz¨®n por la que realizamos incisiones es que tenemos manos grandes", afirma Wolf, director de cirug¨ªa cardiaca m¨ªnimamente invasiva del CMUEO. Los delicados dedos del robot, no m¨¢s largos que la u?a del dedo me?ique, situados al final de las largas varillas podr¨ªan superar este l¨ªmite.
En la actualidad, el m¨¦dico practica una incisi¨®n de unos 30 cent¨ªmetros en el pecho del paciente, sierra el estern¨®n, rompe las costillas para agrandar los orificios, y despu¨¦s utiliza, a menudo con gran riesgo, un sistema de circulaci¨®n extracorp¨®rea para poder parar el coraz¨®n y as¨ª poder repararlo. Aunque los m¨¦dicos ya operan a trav¨¦s de diminutos orificios en el abdomen para realizar operaciones de ves¨ªcula o ginecol¨®gicas, con el m¨¦todo conocido como laparoscopia, o en la rodilla, mediante artroscopia, o en el pecho, con la toracoscopia, estas operaciones suponen eliminar o trabajar con grandes estructuras del cuerpo humano; pero no son operaciones de microcirug¨ªa, en las cuales se cortan y cosen diminutos vasos y otros tejidos.
Movimientos delicados
Los m¨¦dicos pronto se dieron cuenta de que no pod¨ªan realizar los delicados movimientos que requiere la microcirug¨ªa sin practicar grandes incisiones y meter las manos directamente en el cuerpo del paciente. Pero los robots podr¨ªan permitirles superar esa limitaci¨®n. Los cirujanos afirman que aunque hay gran inter¨¦s en practicar operaciones de derivaci¨®n coronaria con robots, el m¨¦todo tambi¨¦n se podr¨ªa utilizar para otros tipos de microcirug¨ªa, como la ligadura de trompas o las operaciones de vasos sangu¨ªneos del cerebro.
Sin embargo, advierten que la cirug¨ªa rob¨®tica apenas est¨¢ comenzando. El paciente del CMUEO forma parte de un estudio cient¨ªfico para determinar si una parte de la operaci¨®n de derivaci¨®n coronaria -cortar una arteria del pecho y utilizarla para desviar la sangre y evitar una obstrucci¨®n de la arteria coronaria- se puede realizar tanto con el robot como con las manos de un cirujano. En este estudio, los m¨¦dicos practican un peque?o orificio en el pecho del paciente despu¨¦s de que el robot ha cortado la arteria, y utilizan las manos para coser la arteria mientras el coraz¨®n sigue latiendo.
Mientras tanto, afirman los cirujanos, existe el peligro de exagerar los m¨¦ritos de la t¨¦cnica antes de poder probarla sistem¨¢ticamente, especialmente porque el trabajo est¨¢ apoyado por dos peque?as compa?¨ªas californianas de robots que est¨¢n sometidas a presiones financieras que las empujan a ser optimistas y entusiastas, como reconocen incluso los cirujanos implicados. Una, Intuitive Surgical, aspira a poder cotizar en Bolsa. La otra, Computer Motion, ya lo hace desde 1997.
Wolf y otros cirujanos que realizan las operaciones afirman que no tienen acciones, ni opciones de compra de acciones, ni participaciones financieras directas en las compa?¨ªas. Aun as¨ª, confiesan que les pone un poco nerviosos la mezcla de negocio y ciencia. Y hacen hincapi¨¦ en que los robots actuales todav¨ªa no son lo bastante buenos como para practicar la mayor parte de la cirug¨ªa coronaria. Cuestan unos 175 millones de pesetas y s¨®lo son adecuados para el 15% de los pacientes que tienen s¨®lo una arteria coronaria obstruida, en la parte anterior del coraz¨®n.
Primeros pasos
"Hemos creado el procedimiento m¨¢s caro y menos aplicable del mundo", afirma Ralph Damiano Jr., jefe de cirug¨ªa cardiotor¨¢cica del Milton S. Hershey Medical Center de Hershey Park, Pennsylvania, donde realiza operaciones de cirug¨ªa rob¨®tica. "Hemos dado los primeros pasos de un largo camino".
Robert E. Michler, que realiza operaciones de cirug¨ªa rob¨®tica en el Ohio State, donde es jefe de cirug¨ªa cardiotor¨¢cica y de transplante, se muestra de acuerdo. "A este modelo lo llamo el Modelo T de la tecnolog¨ªa rob¨®tica", afirma. "No es ni mucho menos la respuesta definitiva".
Pero, seg¨²n los m¨¦dicos, la tecnolog¨ªa todav¨ªa primitiva les demuestra que la cirug¨ªa rob¨®tica tiene un potencial impresionante. "Nadie ha visto jam¨¢s algo parecido", afirma Wolf. "Es elegante, hermoso e inspira verdadero asombro".
Retos y riesgos de una t¨¦cnica prometedora
La cirug¨ªa cardiaca por control remoto es todav¨ªa limitada y tiene planteados no pocos retos. Por ejemplo, acceder a una arteria que no se encuentre en la parte anterior del coraz¨®n; evitar el sistema de circulaci¨®n extracorp¨®rea o poder utilizar un robot para derivar m¨¢s de una obstrucci¨®n en una arteria coronaria.Para todo ello, los cient¨ªficos y t¨¦cnicos tienen que dise?ar m¨¦todos para llegar a los laterales y a la parte posterior de un coraz¨®n en funcionamiento. Si no abren el pecho, hay muy poco espacio para maniobrar, incluso para los diminutos dedos y los finos brazos de un robot.
Otro reto es conseguir que las operaciones con robot sean m¨¢s f¨¢ciles. Incluso cuestiones aparentemente menores como en qu¨¦ parte del pecho practicar los orificios para los brazos del robot pueden resultar problem¨¢ticas. El cirujano Randall K. Wolf dice que, cuando comenz¨® a hacer cirug¨ªa rob¨®tica, se encontr¨® con que los brazos del robot estaban demasiado juntos y chocaban entre s¨ª. Adem¨¢s, los vasos sangu¨ªneos son diferentes de un paciente a otro.
Pero quienes est¨¢n probando los sistemas rob¨®ticos dejan volar su imaginaci¨®n. Wolf sue?a con operar del coraz¨®n a pacientes situados en otro pa¨ªs, mientras otros cirujanos permanecen cerca de ¨¦l. El cirujano Robert E. Michler cree que los dedos diminutos del robot y la precisi¨®n de sus movimientos podr¨ªan hacerlo ideal para realizar operaciones cardiacas a fetos. Harold Urschel, profesor de cirug¨ªa tor¨¢cica y cardiovascular, afirma que el ordenador, al corregir el temblor de las manos del cirujano, permitir¨ªa operar a m¨¦dicos m¨¢s viejos. "Esto va a hacer que seas tan bueno a los 80 como cuando ten¨ªas 25 a?os", afirma.
Al mismo tiempo, los cirujanos advierten que har¨¢ falta tiempo para desarrollar y perfeccionar la cirug¨ªa rob¨®tica y que existe el peligro real de prometer demasiado y demasiado pronto.
"Creo que al final la rob¨®tica va a suponer una contribuci¨®n significativa a la cirug¨ªa", dice Mack. "Pero tambi¨¦n creo que hacen falta todav¨ªa de cinco a diez a?os. Lo que me preocupa es el empuje entusiasta, el entusiasmo desenfrenado, que todo el mundo quede atrapado en el bombo publicitario".
"El impulso es bueno, de otra forma nunca se avanzar¨ªa", argumenta Mack. Pero a?ade que le preocupa que la gente esperase demasiado y demasiado pronto, y despu¨¦s arremeta contra el sistema rob¨®tico cuando no satisfaga expectativas carentes de realismo. "Pero me preocupa que las cosas se echen a perder", afirma Mack.
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