El 86,8% de los gastos por la atenci¨®n a los enfermos recae directamente sobre las familias
VIENE DE LA P?GINA 1 Dentro del 98,2% del coste social de la enfermedad de Alzheimer en el Pa¨ªs Vasco, la mayor parte corre a cargo de los familiares, que tienen que soportar el 86,8% del gasto. Para conocer, por ejemplo, el coste de la ayuda a domicilio, los autores del trabajo resaltan que de los 10.789 pacientes tratados en casa por sus familias, al menos 4.531 reciben una ayuda exterior de dos horas durante cinco d¨ªas a la semana como m¨ªnimo. Tomando como referencia un estudio realizado por el Departamento de Bienestar Social de la Generalitat de Catalu?a, que estima el coste de cada hora en 1.000 pesetas, el coste anual por ayuda domiciliaria ser¨ªa de 2.174,9 millones de pesetas.
El resto del d¨ªa el paciente recibir¨ªa la ayuda de sus familiares y amigos. Se trata de una ayuda informal, pero por ello tan valorable como la t¨¦cnica. El tiempo que los familiares dedican a los enfermos no pueden emplearlo en otro tipo de trabajo remunerado, por lo tanto les restringe el acceso al mercado laboral. Si se cuantifica al mismo coste que la ayuda que prestan los cuidadores, y teniendo en cuenta que el n¨²mero de horas que pasa el familiar con el enfermo es de catorce al d¨ªa, supondr¨ªa un gasto anual por paciente de 3.360.000 millones de pesetas. El coste familiar ser¨ªa de 21.026,8 millones por a?o para el conjunto de los enfermos.
Demencia progresiva
En cuanto a los gastos hospitalrios, para calcular, por ejemplo, los costes por consultas externas, los autores del trabajo parten de un seguimiento de dos a tres a?os. Tomando como media 3 a?os, el primer a?o consistir¨ªa en una consulta de 30 minutos con sus pruebas complementarias y dos revisiones de 15 minutos (como m¨ªnimo), lo que supone un coste total de 64.059 pesetas al a?o por paciente.
La enfermedad de Alzheimer es el prototipo de demencia y uno de los principales problemas de salud en los pa¨ªses desarrollados. Los diferentes estudios realizados estiman que entre un 4 y un 15% de la poblaci¨®n mayor de 65 a?os esta afectada de este mal, que se caracteriza por la p¨¦rdida progresiva de memoria, desorientaci¨®n, cambios de humor, deterioro del comportamiento social y cambios en la personalidad, que desembocan paulatinamente en la p¨¦rdida total de la capacidad funcional de la persona. Al tratarse de una demencia no existe curaci¨®n. El mayor desgaste del cuidado de estos enfermos recae en sus familias, que los mantienen en el hogar hasta que la situaci¨®n resulta insostenible y piden apoyo externo (residencias o centros de d¨ªa).
A la hora de realizar el estudio, los responsables del trabajo han considerado la posici¨®n m¨¢s conservadora, es decir, una incidencia de la enfermedad de un 4%. As¨ª, en ese supuesto en la actualidad habr¨ªa en Euskadi algo m¨¢s de 12.000 enfermos de Alzheimer. Si se hubiera tomado como referencia una incidencia de un 10% -algo perfectamente posible- el n¨²mero de afectados se elevar¨ªa hasta los 30.110 y la cifra de costes calculada para el 4% de enfermos se multiplicar¨ªa.
Los autores del informe son Mar¨ªa Asun Guti¨¦rrez, del Servicio de Evaluaci¨®n de Tecnolog¨ªas Sanitarias-Osteba, quien se ha encargado del an¨¢lisis ec¨®n¨®mico de los costes sociales y saniotarios; I?igo Aizpurua, del Centro de Vigilancia de Medicamentos, que ha analizado la eficacia de los f¨¢rmacos, y Oscar Moracho, que es director gerente del hospital de Zumarraga, quien ha estudiado los problemas que ofrece el diagn¨®stico de un enfermo de Alzheimer. El aspecto m¨¢s novedoso que plantea el trabajo es la importancia de los costos sociales debido a la nueva coyuntura. Seg¨²n se expone en el documento, "la p¨¦rdida de independencia que padece la persona con demencia suele implicar una atenci¨®n m¨¢s o menos intensa por parte de sus familiares y en ocasiones esta atenci¨®n provoca un cierto estr¨¦s. Al menos un 35% de los cuidadores sufre un nivel de estr¨¦s que precisar¨ªa atenci¨®n psiqui¨¢trica".
Hasta el momento, en la mayor¨ªa de los casos toda esta carga se ha venido aceptando sin que llegara a originar un deterioro notable en el equilibrio familiar. Pero ahora, apunta el trabajo, "se est¨¢ produciendo un importante cambio social que afecta a las relaciones en el seno de la familia. Hay razones para pensar que la progresiva debilidad de los v¨ªnculos familiares, por un lado, y la inserci¨®n cada vez mayor de la mujer en el mundo laboral, por otro, aumentar¨¢n la demanda de servicios para la persona con demencia, al modificar el grado de apoyo al enfermo".
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