"Aqu¨ª s¨®lo hay una apariencia de democracia"
Pasionaria con velo y chilaba, Nadia Yassin forma parte del reducido c¨ªrculo familiar que a¨²n puede visitar a su padre, el jeque Abdesalam Yasin, l¨ªder hist¨®rico del islamismo en Marruecos y bajo detenci¨®n domiciliaria desde hace diez a?os. Cuando recibi¨® a los enviados de EL PA?S, Nadia, casada y con cuatro hijos, acababa de regresar a Sal¨¦, en la zona metropolitana de Rabat, tras haber peregrinado a La Meca. El Gobierno permiti¨® finalmente que viajase con su familia, con un salvoconducto especial, pero sigue sin otorgarle un pasaporte oficial."No creo que se vaya a levantar el arresto de mi padre", advierte en un exquisito franc¨¦s la portavoz de Al Adl wal Ihsan (Justicia y Espiritualidad), el principal movimiento pol¨ªtico islamista marroqu¨ª, no legalizado aunque tolerado. Otros dirigentes del grupo se niegan a expresarse en una lengua extranjera, pero Nadia tambi¨¦n acepta de buen grado posar para el fot¨®grafo mientras tres j¨®venes barbudos rezan, las mujeres se esconden y los ni?os curiosean.
"En Marruecos no se ha producido un verdadero cambio; s¨®lo hay una apariencia de democracia, un teatro de buenas intenciones sin nada que ver con la realidad del pa¨ªs. No queremos participar en el juego pol¨ªtico, porque la situaci¨®n es ya irrecuperable", indica Nadia Yassin.
Su movimiento pol¨ªtico, seg¨²n dice, dobla en militantes al conjunto del resto de los partidos pol¨ªticos marroqu¨ªes. Est¨¢ implantado sobre todo en las grandes ciudades, donde el poder caciquil del majz¨¦n no mantiene ya tanta influencia como en el medio rural.
El pasado mes de marzo, Justicia y Espiritualidad fue la fuerza organizadora que pudo convocar a centenares de miles de manifestantes en las calles de Casablanca contra el proyecto de reformas legales sobre el estatuto jur¨ªdico de la mujer. "Si no se produce un cambio real, tendremos que trabajar en un cambio de la sociedad", asegura Nadia Yassin, que ahora considera como un "aliado natural" al Partido de la Justicia y el Desarrollo, un grupo islamista moderado con presencia en el Parlamento marroqu¨ª al que antes acusaba de colaboracionista. "Tenemos un punto com¨²n islamista, pero nos divide la visi¨®n del poder. Ellos creen que participando en el juego pol¨ªtico se puede hacer algo. No estamos de acuerdo. Para nosotros la ley isl¨¢mica est¨¢ por encima de todo".
La portavoz de Justicia y Espiritualidad rechaza radicalmente el llamado proyecto de Ley para la Integraci¨®n de la Mujer en el Desarrollo, que prev¨¦, entre otros puntos, elevar hasta los 18 a?os la edad m¨ªnima de matrimonio para las mujeres, la prohibici¨®n de la poligamia o la instauraci¨®n de un sistema equilibrado de divorcio frente al repudio, dejado al libre albedr¨ªo del marido. "Eso es puro seguidismo, una abdicaci¨®n ante el dominio de los pa¨ªses del Norte. La manifestaci¨®n de Casablanca demostr¨® que somos una fuerza tranquila y que hay que contar con nosotros. No se puede imaginar el futuro de Marruecos sin los islamistas. Son ellos los que tienen que revisar sus tesis; nosotros tenemos ya una gran capacidad de movilizaci¨®n".
Nadia insiste en que ni los matrimonios de ni?as de 15 a?os ni la poligamia son un problema real en el Marruecos del a?o 2000. "Es una aut¨¦ntica provocaci¨®n intentar manipular al pueblo marroqu¨ª en algo que considera sagrado. Tenemos una fe, una cultura. Un sistema como el de las parejas de hecho aprobado en Francia es impensable en el islam".
Los partidarios del jeque Yassin siguen desafiando al poder de la monarqu¨ªa alau¨ª, al igual que el fundador de Justicia y Espiritualidad, que, en un carta abierta a Mohamed VI, le pidi¨® que se desprendiera de sus palacios y de la fortuna acumulada por su padre para ayudar a los m¨¢s pobres del pa¨ªs. Los islamistas dicen tener un proyecto de sociedad, con la participaci¨®n de todas las fuerzas de la naci¨®n.
"No somos extremistas, no somos un partido nazi ni fascista. Proponemos un pacto isl¨¢mico, un denominador com¨²n para un pa¨ªs de base tribal, frente al riesgo de que estalle la anarqu¨ªa si se rompe el majz¨¦n. El islamismo re¨²ne a todo el pueblo. No excluye a nadie. Y es el pueblo el que debe poder elegir libremente", argumenta Nadia Yassin.
"Aunque sea peligroso decir esto, hay que denunciar que nuestra Constituci¨®n es reaccionaria, y el poder est¨¢ manipulado en Marruecos", a?ade.
Justicia y Caridad propone la revisi¨®n de la Constituci¨®n y la formaci¨®n de una Asamblea Constituyente para hacer o¨ªr la voz del pueblo. "Hay que romper de una vez el sistema del majz¨¦n, una carcoma que s¨®lo ofrece subdesarrollo y miseria".
Pero Nadia Yassin tambi¨¦n alerta sobre los peligros que amenazan en ese camino. "Tememos que pueda producirse en Marruecos una salida a la argelina. Si hubiese elecciones libres, el pa¨ªs bascular¨ªa hacia nuestro movimiento. Pero tenemos miedo a lo que ocurri¨® en Argelia. El enfrentamiento con el sistema puede acabar en un ba?o de sangre. Cada vez nos resulta m¨¢s f¨¢cil captar votos, pero a¨²n tenemos que adquirir suficiente masa cr¨ªtica; no tenemos otra alternativa".
"?El nuevo rey? Soy bastante pesimista. Mohamed VI es el centro de todo el sistema del majz¨¦n. No me gustar¨ªa estar en su lugar. En la Administraci¨®n no ha cambiado nada. El pa¨ªs apenas se mueve. Reconozco, sin embargo", admite finalmente Nadia Yassin, "que hay algo m¨¢s de libertad de expresi¨®n en Marruecos".
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