Pablo Hermoso, por la Puerta del Pr¨ªncipe
La exhibici¨®n de Pablo Hermoso de Mendoza con su caballo Cagancho fue de una deslumbrante belleza. Una vuelta al ruedo completa dio cabalgando a dos pistas por el tercio, llevando recrecido y fijo al toro en demanda del estribo, y luego se cruz¨® con ¨¦l cuantas veces quiso, alternando costados, terrenos, distancias, con unos movimientos de seda. La plaza era un clamor, el p¨²blico puesto en pie.Cuando el rejoneador sal¨ªa a hombros por la Puerta del Pr¨ªncipe se echaba en falta el caballo, que debia compartir el triunfo. No se sugiere la frivolidad de que lo sacaran a hombros (aunque ser¨ªa gracioso, y a ver qui¨¦n se atrev¨ªa), pero s¨ª que le hicieran un pasillo de honor, cabe el hist¨®rico portal¨®n, para que lo franquera braceando por delante de su laureado jinete.
Boh¨®rquez / Moura, Boh¨®rquez, Hermoso Toros despuntados para rejoneo de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, terciados, de buen juego
Jo?o Moura: rej¨®n trasero bajo (oreja con minoritaria petici¨®n); rej¨®n trasero, rueda de peones y, pie a tierra, descabello barrenando (vuelta). Ferm¨ªn Boh¨®rquez: rej¨®n trasero, rueda de peones y, pie a tierra, descabello (oreja con escasa petici¨®n); pinchazo y rej¨®n muy trasero bajo (aplausos). Pablo Hermoso de Mendoza: rej¨®n trasero ca¨ªdo (dos orejas); rej¨®n trasero, otro trasero baj¨ªsimo, rueda de peones y descabello (oreja); sali¨® a hombros por la Puerta del Pr¨ªncipe. Plaza de la Maestranza, 25 de abril. 3? corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
La verdad es que luego, una vez en el Arenal, no se sabr¨ªa qu¨¦ hacer con el caballo, entre el gent¨ªo, las motos, los coches, los guardias, las gitanas que ofrecen ramitas de romero, los tomadores del dos, la bulla. Mas ya se arbitrar¨ªan f¨®rmulas.
Realmente, el p¨²blico se qued¨® con las ganas de seguir aplaudiendo a Cagancho, que ofreci¨® unas evoluciones toreras aut¨¦nticamente memorables. Pablo Hermoso de Mendoza y Cagancho recrearon, de consuno, el arte y la armon¨ªa, la magia, tantas veces oculta, del toreo ecuestre.
Y, sin embargo, la salida a hombros por la Puerta del Pr¨ªncipe result¨® excesiva. Pablo Hermoso de Mendoza mat¨® muy mal al sexto toro de la exhibici¨®n, incluido un bajonazo infamante que no era de recibo y le descalificaba para merecer la oreja. Y en su anterior intervenci¨®n, premiada con dos, prendi¨® de forma aleatoria y no siempre ortodoxa.
Viene siendo habitual en las mal llamadas corridas de rejones: que al p¨²blico le trae sin cuidado d¨®nde caigan los tales rejones corridos, las desproporcionadas banderillas y las rosas de pitimin¨ª. El bien llamado rejoneador planteaba en el tercer toro las suertes de frente, y al reunir hund¨ªa el hierro en lo alto, o en lo bajo, o sencillamente se le iba al santo suelo. Expuso al matar (el caballo de poco se lleva una cornada, por cierto) y se duda de que el conjunto mereciera las dos orejas.
Con una oreja iban justamente valorados Pablo Hermoso y la funci¨®n entera y, sin embargo, se cortaron cinco. Esto se debi¨® a que el p¨²blico estaba muy orejero y el presidente tambi¨¦n. Ven¨ªa una petici¨®n minoritaria -s¨®lo que ruidosa-, el presidente sacaba el pa?uelo y ya estaba la oreja en manos del caballista. Jo?o Moura, estupendo lidiador, magn¨ªfico al fijar los toros de salida y llevarlos de un terreno a otro encelados en el estribo, a la de prender no pas¨® de mediocre, lo cual no impidi¨® que se llevara una ben¨¦vola oreja.
A Ferm¨ªn Boh¨®rquez le regalaron otra tras su vulgar actuaci¨®n con el segundo toro de la tarde. Acaeci¨® en ¨¦ste un lance curioso: corr¨ªa por el tercio incitando la embestida del toro mediante la proximidad de la grupa, lleg¨® a exponerla demasiado, y el caballo, que no deb¨ªa ser consentidor, le tir¨® al toro una coz soberana que, si le alcanza, lo deja all¨ª mismo fuera de combate.
Y as¨ª iba la tarde, a base de las habituales evoluciones ecuestres, tan vistas que a nadie pod¨ªan sorprender; reuniones sin relieve; galopadas fren¨¦ticas con el toro detr¨¢s. En estos casos, a uno le gustar¨ªa que abrieran la puerta y siguieran galopando hasta Huelva. Ser¨ªa bonito.
As¨ª iba la tarde... Hasta que se hizo presente Pablo Hermoso de Mendoza jinete de Cagancho y el rejoneo se hizo arte. Cabalgaron, y la Maestranza qued¨® envuelta en un aura m¨¢gica.
Babelia
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