Forasteros
Son muchos los forasteros que vienen en primavera a Sevilla y cada uno vive nuestras fiestas a su manera, claro, como pueden y seg¨²n les llega, dependiendo de lo que vean y de lo que les cuenten. Entre ellos, entre quienes las disfrutan y a quienes les cansan, hay esp¨ªritus emocionables, capaces de vivir la Semana Santa tan intensamente que resisten los siete d¨ªas malcomiendo y apenas durmiendo con tal de no perderse nada, y tambi¨¦n hay quien no penetra en el arrobo y permanece distante, fr¨ªo y cr¨ªtico porque su vida y sus emociones van por otros derroteros. Algunos, gust¨¢ndoles Sevilla en primavera, aprovechan a venir entre Semana Santa y Feria, sin fiesta, y otros entran en el ambiente procesional despacito, con talante cient¨ªfico, y vuelven a?o tras a?o hasta ser capaz de comentarlo o de escribirlo. Algunos turistas andan solos entre la bulla, persiguiendo la m¨²sica de las cornetas que llega y se va por el laberinto de las calles; otros tienen la buena fortuna de contactar con esos sevillanos que saben cu¨¢l es el mejor lugar para ver los pasos en cualquier momento en que se lo pregunten, como les ha ocurrido este a?o a unos antrop¨®logos franceses que estaban admirados de la suerte que tenemos por haber podido conservar ese prodigio a trav¨¦s de los a?os. Seg¨²n dec¨ªan, en Francia hubiera sido imposible. Y no es de extra?ar, en la ilustrada Francia, en donde todo lo solucionan a trav¨¦s del estudio ordenado, en donde est¨¢n acostumbrados a agarrar la realidad por las orejas y examinar las dudas de arriba abajo hasta llegar a un conocimiento racional y met¨®dico, cada cosa en su sitio desde el principio hasta el fin.
Aqu¨ª nos comemos d¨ªa tras d¨ªa la duda sin ponerle nombre, y con la realidad que no nos podemos quitar de encima nos aguantamos; en lugar de cogerla por las orejas nos acercamos a ella con mucho respeto, de puntillas para no despertarla, y de su alrededor recogemos los recortes que se desparraman de su sombra, atisbos, r¨¢fagas de luz, un respiro..., peque?as excepciones con las que hacemos maravillas para llegar a la emoci¨®n de lo inefable. As¨ª, a?o tras a?o, muchos sevillanos sin cansarse. Y eso les asombra a los forasteros. Naturalmente.
BEGO?A MEDINA
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.