Humo

De los numerosos atributos que posee la Virgen de las Angustias, patrona de Granada, el m¨¢s fascinante es el relativo a su graduaci¨®n militar: la imagen es extra?amente capit¨¢n general y, seg¨²n se comentaba en los l¨®bregos a?os del franquismo declinante, el grado acarreaba los mismos derechos salariales, trienios incluidos, que disfrutan los militares de carne, hueso y charreteras. C¨®mo una estatua puede ser militar de m¨¦rito es un asunto que entretuvo mis cavilaciones infantiles, igual que el destino de la paga: ?ser¨ªa toda para velas o tendr¨ªa la imagen alguna necesidad secreta, es decir, humana?Ahora que hab¨ªa logrado olvidarme de tan arduos intr¨ªngulis el equipo de gobierno de izquierdas del Ayuntamiento de Granada, que presidente Jos¨¦ Moratalla, ha concedido la medalla de oro de la ciudad a Santa Mar¨ªa de la Alhambra, y de nuevo me he visto sumido en borrascosas reflexiones, pues m¨¢s extra?o a¨²n que gentes de progreso concedan un t¨ªtulo civil a una dignidad celestial es que le cuelguen la medalla no a un ser vivo sino a un trozo de materia, a una porci¨®n inanimada de m¨¢rmol o madera, a un mineral consagrado.

El concejal Antonio Cruz fue quien anunci¨® la concesi¨®n del galard¨®n, aunque incurri¨® en una confusi¨®n celestial y supuso que la Virgen de la medalla es la que sale en el reclamo de las agencias de viaje bajo la animosa consigna ?A Roma con ella!, cuando en realidad la que ir¨¢ a Roma ser¨¢ la del Mayor Dolor.

Uno cree que un Ayuntamiento de convicciones laicas, puesto a conceder medallas a los granadinos inertes, deber¨ªa empezar por premiar los ojos verdes de los sem¨¢foros ilustres, los adoquines hist¨®ricos, los guijarros del empedrado art¨ªstico, los rincones proclives al abrazo y los balcones cegados de los palacios antiguos.

Pero ocurre a la inversa: hasta los patrones civiles se van a celebrar con explosiones de gloria. Para el d¨ªa de Mariana Pineda, sin ir m¨¢s lejos, el Ayuntamiento ha organizado un toque general de campanas. El fervor es un sentimiento en alza. Baltasar Garz¨®n, concejal de Medio Ambiente de IU, demostr¨® esta sospecha con argumentos cient¨ªficos: los operarios de la limpieza recogieron 800 kilos de cera dejados por las procesiones de Semana Santa en el asfalto. El resto, hasta varias toneladas, se desvaneci¨® en los cielos en forma de humo.

ALEJANDRO V. GARC?A