Cualidades
?Cuidado con ¨¦l! Mariano Rajoy, la nueva estrella emergente del PP, flamante vicepresidente primero de un Gobierno en el que Aznar ha alineado a los nuevos valores de la derecha espa?ola, parece haber le¨ªdo a Max Weber. Los cuatro mandamientos que este gallego predica para moverse por las aguas de la pol¨ªtica ("paciencia, sentido del humor, esp¨ªritu deportivo y sentido de la indiferencia") son una versi¨®n un tanto enfr¨ªada de las tres cualidades que el gran soci¨®logo alem¨¢n consideraba decisivas para el pol¨ªtico profesional ("pasi¨®n, sentido de la responsabilidad y sentido de la distancia"). Puntualizaba Weber, ante un auditorio de estudiantes, en el agitado a?o 1919, cuando nac¨ªa la rep¨²blica de Weimar y ¨¦l aspiraba a un esca?o de diputado por el Partido Dem¨®crata Alem¨¢n (DDP) en la Asamblea Nacional Constituyente, que hab¨ªa que entender la pasi¨®n pol¨ªtica como la "entrega apasionada a una causa" y no como una "est¨¦ril excitaci¨®n" ni como un "romanticismo de lo intelectualmente interesante que corre hacia el vac¨ªo y sin ning¨²n sentido de la responsabilidad de las cosas". Y a?ad¨ªa: "La pol¨ªtica se hace con la cabeza, no con otras partes del cuerpo o del alma.... Por ese motivo, el pol¨ªtico tiene que vencer en s¨ª mismo, d¨ªa a d¨ªa y hora a hora, un enemigo muy trivial y demasiado humano, la vanidad". Rajoy est¨¢ dotado de esas cualidades. Lo acaba de demostrar, como responsable de la campa?a electoral del PP, en la que supo llevar a los socialistas a una fantas¨ªa que han pagado muy cara. Rajoy emerge a la vera de Aznar, mientras Zaplana y sus j¨®venes valores quedan descolocados. Algunos s¨ªntomas apuntan que el presidente de la Generalitat y el PP valenciano tienen problemas con el sentido de la distancia. Trompicones como los de la pol¨¦mica con el IVAM, las amenazas sobre la negociaci¨®n de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua, el enfrentamiento por los estatutos de la Universidad de Valencia o el intento de impedir un concierto de Llu¨ªs Llach organizado por Acci¨® Cultural as¨ª lo indican. Tal vez ocurre eso porque Zaplana ha perdido la "pasi¨®n" al sentir herida su "vanidad". Puede que se trate s¨®lo de una fase pasajera de desorientaci¨®n. Si no, la cosa tiene mal aspecto.
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